Nueva York (CNN) – Donald Trump dijo una vez que calculó su patrimonio neto, hasta cierto punto, en sus “sentimientos”, y que él le dio el “matiz positivo” a algunos de los activos.

“Creo que todo el mundo” exagera sobre el valor de sus propiedades. “¿Quién no lo haría?”.

¿Infló los valores? “No más allá de lo razonable” dijo Trump, insistiendo en que dio su “opinión” a un a colaborador clave y “en última instancia” dejó que esa persona tomara la decisión, según un intercambio realizado en una declaración de 2007.

El intercambio adquiere un nuevo significado esta primavera en EE.UU., ya que los fiscales de Manhattan investigan si el “matiz positivo” de Trump era una práctica común en los círculos inmobiliarios locales, o si cruzó la línea de la actividad ilegal.

La respuesta podría determinar si Trump se enfrentará o no a cargos penales.

Los registros públicos aclaran bastante la forma en que Trump ha dirigido la Organización Trump. Un análisis de CNN de las declaraciones juradas, las entrevistas con antiguos empleados y los relatos publicados, muestra que Trump ha intentado en múltiples ocasiones que la responsabilidad de valoración recaiga en su director financiero.

Al mismo tiempo, los documentos y las declaraciones parecen mostrar que, incluso cuando Trump afirmaba que dejaba esas decisiones de valoración en manos de otra persona, también estaba profundamente involucrado en la gestión de su negocio.

.En su búsqueda, Cyrus Vance Jr., fiscal del distrito de Manhattan, está revisando millones de páginas de las declaraciones de impuestos personales y de la empresa de Trump y registros relacionados, entrevistando a los prestamistas y contratando a contadores forenses. La precisión de los estados financieros de Trump es una de las varias áreas que los fiscales están analizando en una investigación de gran alcance.  Los exfiscales dicen que no es fácil presentar un caso porque las autoridades tendrían que probar sin lugar a duda que los funcionarios tenían la intención de defraudar a alguien a través de declaraciones erróneas.

La oficina de Vance Jr. se negó a hacer comentarios. La Organización Trump no respondió a las solicitudes de comentarios.

Los representantes de la Organización Trump han dicho previamente que no hicieron nada malo y que pagaron los impuestos correspondientes.

Un portavoz de Trump no respondió a las solicitudes de comentarios. Trump ha calificado la investigación como una “cacería de brujas política” y ha dicho que las acusaciones de Michael Cohen sobre el inflado de activos son mentira.

Las declaraciones del propio Trump señalan a un viejo asociado de la familia Trump, Allen Weisselberg, el director financiero de la Organización Trump.

Los fiscales esperan presionar a Weisselberg para que coopere en contra de su antiguo jefe, aseguran personas familiarizadas con la investigación. Actualmente, ya cuentan con la ayuda de un antiguo informante: Cohen, el antiguo asistente de Trump, que se ha reunido con los fiscales en ocho ocasiones, según una persona familiarizada con el asunto. Cohen alega que él y Weisselberg ” jugaban” con los valores de los activos de Trump hasta que llegaban a una cifra que satisfacía su ego.

Un abogado de Weisselberg se negó a hacer comentarios para esta historia.

El contador de Trump

La declaración de 2007 ofrece un vistazo en la relación entre Trump y Weisselberg, un veterano con más de 40 años en la empresa, así como del funcionamiento interno de la Organización Trump, una empresa amplificada por la figura de su fundador pero que en el fondo es un negocio familiar.

A diferencia de otras empresas, los empleados rara vez abandonan la Organización Trump. Weisselberg se incorporó en la década de 1970 tras trabajar para el padre de Trump, Fred Trump. Otros en los departamentos de finanzas y legal también han estado allí durante décadas, y algunos de los que se han ido se negaron a hablar con CNN sobre la compañía.

Barbara Res, vicepresidenta ejecutiva de la Organización Trump desde 1980 hasta 1991, dijo que cuando trabajaba allí, Weisselberg “pagaba las facturas, cobraba los alquileres. No estaba en el círculo interno”.

“Era extremadamente respetuoso” con Trump, recordó. “Creo que adoraba a Trump a su manera y lo idolatraba por así decirlo”.

Con el tiempo, Weisselberg, cuya oficina estaba al final del pasillo de la de Trump, en la planta 26 de la Torre Trump, prosperó dentro de la empresa. Se mudó de una modesta casa en Long Island a un apartamento en un edificio de la marca Trump en Manhattan. Su hijo se incorporó a la empresa. Compró una casa en Florida, cerca del complejo turístico Mar-a-Lago de Trump. A menudo volaba los fines de semana de invierno boreal con Trump en su avión privado, según dos personas familiarizadas con su relación.

Weisselberg estuvo allí cuando Trump era un protagonista habitual de los tabloides, cuando los casinos de Trump en Atlantic City se fueron a la quiebra, y durante el resurgimiento financiero de Trump con la serie de televisión “The Apprentice”.

“Allen lo ayudó a salir adelante, a volver a funcionar” dijo Jennifer Weisselberg, exnuera de Allen Weisselberg. “Allen nunca haría nada a sus espaldas. Todo se dialoga. No se ocultan cosas el uno al otro”, dijo. Jennifer Weisselberg estaba casada con Barry Weisselberg, empleado de la Organización Trump. Ella se ha reunido con los fiscales en múltiples ocasiones y dijo a CNN que le han preguntado por “bonificaciones y regalos”, incluyendo la exención de alquileres en los departamentos.

En una muestra de lo mucho que confiaba Trump en Allen Weisselberg, cuando Trump juró como presidente entregó las operaciones diarias de la compañía a Weisselberg y a sus hijos Donald Jr. y Eric Trump.

“Todo lo que ocurría en la Organización Trump pasaba por Trump, y si había algo que tuviera que ver con un dólar, con algo financiero pasaba por el escritorio de Allen Weisselberg”, dijo un exempleado.

El fiscal general de Washington pidió a un juez que preside una demanda en la que se afirma que la Organización Trump utilizó indebidamente el dinero recaudado para la toma de posesión de Trump, que interrogue a Weisselberg después de que un testigo declarara que el hombre pidió revisar las finanzas de los comités inaugurales a pesar de no tener ninguna afiliación conocida con la toma de posesión, según una declaración judicial.

Los abogados de Washington alegan que el Comité Inauguración Presidencial (PIC, por sus siglas en inglés), sin fines de lucro, pagó casi US$ 50.000 por el bloque de habitaciones reservado por la Organización Trump. En febrero, los abogados dijeron que necesitaban más tiempo para investigar las inconsistencias en el testimonio relacionado con la factura del bloque de habitaciones del hotel Loews Madison.

“Al revisar los informes presupuestarios del PIC, el señor Weisselberg habría visto que al PIC le sobraban fondos. La decisión de la Organización Trump de traspasar sus deudas con el Loews Madison al PIC se produjo en julio de 2017, después de que el Sr. Weisselberg revisara las finanzas del PIC. Como representante de facto de los intereses comerciales de Donald Trump durante el período relevante, el señor Weisselberg puede tener información relevante sobre por qué se utilizaron los fondos del PIC para pagar una deuda de los negocios de la familia Trump”, escribieron los abogados de Washington.

“Está muy controlado en la cúpula”, dijo otro exempleado que trabajó para la Organización Trump a mediados de la década de 2000, pero que no quiso ser citado porque “no es positivo” para el currículum. “La marca es grande”, dijo esta persona, pero se maneja “en un círculo bastante cerrado”.

‘Creo que el Sr. Weisselberg lo hizo’

Trump dijo en la declaración de 2007 que la única persona con la que trató en la preparación de los estados financieros fue Weisselberg. La declaración fue tomada en 2007 como parte de una demanda por difamación que Trump presentó sin éxito contra el autor Tim O’Brien, autor de Trump Nation, un libro que exploraba la riqueza de Trump.

“Yo daba mi opinión” dijo Trump en la declaración. “Hablaríamos de ello”, dijo, añadiendo que “en última instancia” y “predominantemente” fue Weisselberg quien llegó a los valores finales, que Trump dijo que veía como “conservadores”.

“Él me muestra lo que obtiene al final y yo… no estoy seguro de haber dicho nunca que cambie este número o que cambie aquel. Él me lo muestra. Lo discutiremos. Y él lo hará” dijo Trump.

“Él me lo mostraba antes de que pasáramos a los borradores finales y lo pusiéramos todo y lo entregáramos a Weiser —la empresa de contabilidad externa, que ahora se conoce como Mazars— y les dejáramos certificar el efectivo o lo que fuera que tuvieran que hacer, él me mostraba los números. Y no estoy seguro de haber dicho nunca, ‘vaya, este debería ser más alto o este debería ser más bajo’”.

Trump dijo que era “posible que dijera, bueno, creo que Mar-a-Lago está muy bajo debido a esto, pero no recuerdo eso. Pero en general tiende… me parece que tiende a ser conservador”.

Cuando se le preguntó sobre los valores asignados a la Torre Trump, Trump dijo: “Creo que el Sr. Weisselberg lo hizo”. Cuando se le preguntó si valoraba sus campos de golf basándose en el valor del terreno a vender, Trump dijo: “Creo que el Sr. Weisselberg hizo eso, de nuevo, yo no lo hice”.

Declaraciones financieras, ¿US$ 788 millones o US$ 3.500 millones?

Pero cuando se le preguntó específicamente sobre los cambios dramáticos en los valores de un año a otro, Trump tenía explicaciones preparadas.

Durante la declaración, Trump fue interrogado sobre Seven Springs, cuyo valor casi se duplicó en un año, pasando de US$ 80 millones en 2005 a US$150 millones en 2006.

“La propiedad estaba infravalorada, en mi opinión, entonces y se volvió muy… simplemente ha subido” dijo Trump.

A continuación, le preguntaron si tenía alguna fundamentación para ese punto de vista, aparte de su propia opinión.

“No lo creo, no”, dijo.

A la pregunta de si consultó con algún experto, Trump dijo: “No lo necesité, porque no… no tengo intención de vender la propiedad”. También dijo que no creía que se hubiera realizado una tasación.

A Trump también se le preguntó sobre el salto de valor que ha tenido el campo de golf que posee en Ranchos Palos Verdes, California. Según la declaración, las declaraciones financieras de Trump indicaban en 2003 que valoraba el campo de golf en US$ 30 millones y en 2005 dijo que valía US$ 360 millones.

“Muchas cosas cambiaron” dijo Trump. Señaló que obtuvo aprobaciones para construir viviendas residenciales en la propiedad y desarrollar el campo de golf, lo que, según dijo, aumentó el valor.

“¿Vendiste alguna casa?”, preguntó el abogado.

“No quise hacerlo” dijo Trump.

Trump dijo que el aumento del valor reflejaba las aprobaciones ambientales y de zonificación que obtuvo.

“Así que pasó de 2003, donde tenía un terreno al que le resultaba muy difícil obtener las aprobaciones, a 2005, donde tiene todas las aprobaciones y el campo de golf está, supongo, listo para abrir o inaugurado” dijo Trump. “Así que es una gran diferencia en términos de valor”.

Trump también fue informado durante la declaración que dos prestamistas llegaron a estimaciones muy diferentes de su riqueza. El North Fork Bank valoró su patrimonio en US$ 1.200 millones, en comparación con los US$ 3.500 millones que Trump declaró en su declaración de situación financiera de 2004. Ese mismo año, el Deutsche Bank, que otorgó a Trump un préstamo para la construcción de un hotel y una torre de condominios en Chicago, estimó el patrimonio neto de Trump en US$ 788 millones.

Trump dijo que los bancos estaban “equivocados”, que no tenían avalúos de las propiedades y que probablemente estaban “rebajándolas”.

En el caso del North Fork Bank, Trump fue informado de que tenían sus declaraciones de impuestos.

“La declaración de impuestos es diferente porque en una declaración de impuestos se toman deducciones, se toman depreciaciones, se toman en cuenta otras cosas” dijo Trump.

También se le pidió a Trump que explicara las discrepancias en el valor de un edificio de oficinas comerciales conocido como 40 Wall Street con un valor determinado por los asesores de la ciudad de Nueva York.

Los asesores de la ciudad lo valoraron en US$ 90 millones. Trump lo valoró en US$ 400 millones, según la declaración.

“Cualquiera entendería que la tasación de la ciudad supone un 15 y un 20% del valor de un edificio” dijo Trump.

Dificultad de las investigaciones financieras

Antiguos fiscales dicen que llevar un caso de fraude fiscal o financiero es un desafío, especialmente cuando alguien puede decir que se basó en el asesoramiento de abogados y contables. A ello se suma la complejidad de los bienes inmuebles, donde hay más margen de maniobra para determinar las valoraciones.

En esos estados financieros, Mazars incluyó una introducción de dos páginas en la que afirmaba que Trump había realizado las valoraciones y que los estados financieros no cumplían en todos los aspectos con las prácticas contables generalmente aceptadas en Estados Unidos.

En múltiples ocasiones, cuando se le preguntaba por las normas contables, Trump decía: “No soy un contador” o “pregunten a mis contadores”.

La introducción tenía algunas de las mismas revelaciones, textuales, de los estados financieros anteriores que fueron leídos en la declaración, lo que puede sugerir que las prácticas no cambiaron en los años siguientes.

Tal y como sugiere el testimonio de la declaración, es probable que Trump argumente que había diferentes razones para valorar un activo inmobiliario de una manera cuando buscaba un préstamo para reflejar su crecimiento potencial, pero tendría una base legal para valorarlo de manera diferente en una declaración de impuestos al reflejar su valor actual, dicen personas familiarizadas con el asunto.

En algunos casos, dicen los antiguos fiscales, ciertas condonaciones o valoraciones fiscales pueden parecer sospechosas a primera vista, pero podrían resultar correctas según la ley.

Los fiscales suelen ser reacios a presentar un caso de fraude si no hay una víctima, dicen los exfiscales. Los prestamistas sofisticados, como North Fork y Deutsche Bank en 2004, también realizan sus propias revisiones internas antes de prestar millones de dólares.

“Creo que la declaración es una mezcla” dijo Paul Pelletier, un exfiscal federal. Dijo que, si bien Trump reconoce que las valoraciones se basaron a menudo en su opinión, sus declaraciones de que dependía de Weisselberg podrían dar a sus abogados algo con qué trabajar.

“Dice lo suficiente en esa declaración para dar a los abogados algo a lo que aferrarse para crear una duda razonable” dijo Pelletier.

Los fiscales, dijo, necesitarían pruebas de las infracciones, como documentos internos y personas con información privilegiada para contar la historia.

El asesor que cambió de bando

Cohen, el exasesor de Trump reconvertido en testigo del Estado, dijo que Trump estaba involucrado directamente en los esfuerzos para mejorar las valoraciones.

“Él no te da preguntas, no te da órdenes. Habla en un código y yo entiendo el código, porque he estado cerca de él por una década” dijo Cohen a los congresistas en 2019 sobre sus interacciones con Trump. Aseguró que Trump inflaba el valor de los activos cuando buscaba préstamos o seguros y desinflaba los valores cuando pagaba impuestos.

En ese momento Trump dijo que Cohen “mintió sobre tantas cosas diferentes”.

Cohen describió en su libro, “Disloyal: A Memoir”, cómo ayudó a aumentar el valor de las propiedades de Trump para el ranking de multimillonarios de Forbes y Fortune.

“Trump se ponía como un loco. Nos pedía al director financiero Allen Weisselberg y a mí que inventáramos la cifra más alta posible, inflando la valoración de sus edificios y campos de golf utilizando las propiedades similares más optimistas, y luego exprimíamos esa cifra y la exprimíamos una y otra vez hasta que el jefe tenía una cifra que satisfacía las exigencias de su ego”.

Cohen escribió que añadió “valoraciones ridículamente altas” a las propiedades de Trump. Dijo que valoró el espacio de venta minorista donde se encontraba Gucci en US$ 1.000 millones de dólares basándose en la comparación con el hotel St. Regis, que estaba cerca y que se había vendido recientemente. Dijo que Gucci tenía más metros cuadrados, pero que el St. Regis era más valioso porque estaba a nivel de la calle y no era una propiedad de cuatro pisos.

“El valor real del espacio de Gucci de Trump era quizá, solo quizá, de US $300 millones, pero ¿a quién le importaba?” escribió Cohen.

Cohen no es un testigo fácil de presentar al jurado por parte de los fiscales. Se ha declarado culpable de nueve delitos, entre ellos el de mentir al Congreso, el de fraude fiscal y el de facilitar el pago de dinero para silenciar a dos mujeres que supuestamente tuvieron aventuras con Trump.

El contador

La investigación va mucho más allá de la exactitud de las declaraciones financieras e incluye ciertas deducciones fiscales y gastos de la Organización Trump, según personas familiarizadas con el asunto. También incluye los pagos realizados a Stormy Daniels, que supuestamente tuvo una aventura con Trump. Él ha negado la aventura. La Organización Trump ha dicho que ha pagado todos los impuestos correspondientes.

Y un hombre en el centro de esto es Donald Bender, un contador de Mazars, que ha trabajado en la cuenta de la Organización Trump durante décadas. Los fiscales lo nombraron en su citación para los registros fiscales de Trump.

En una investigación financiera, el papel de los contadores es siempre de interés para los fiscales. La Organización Trump podría decir que se basó en el asesoramiento de los contadores para defender cualquier acusación, lo que pondría esa relación bajo la lupa.

Además, fue el contador de Allen Weisselberg y su hijo Barry, según la exesposa de Barry, Jennifer Weisselberg.

Bender estaba en las oficinas de la Organización Trump con frecuencia y era un recurso inmediato para los ejecutivos, según los dos exempleados.

“Cada vez que alguien tenía alguna pregunta relacionada con cuestiones fiscales o con la estructuración de las LLC y de la corporación, acudía a Donald Bender”, dijo un exempleado. En la preparación de las declaraciones de impuestos, esta persona dijo: “Solo tres personas estuvieron involucradas: fueron Donald, Allen y Donald Bender”.

Bender, que sigue siendo empleado de Mazars, no respondió a una solicitud de comentarios. Mazars no respondió a las solicitudes de comentarios.

¿Weisselberg cooperador?

Allen Weisselberg ha mantenido siempre un perfil público bajo y su cooperación con las autoridades y el testimonio contra su antiguo jefe es una cuestión debatida abiertamente.

En 2015 testificó previamente en una demanda presentada por estudiantes que alegaron haber sido defraudados por la Universidad Trump y en 2017 ante la oficina del fiscal general de Nueva York durante las investigaciones sobre la Fundación Trump, así como en una investigación en curso sobre las finanzas de la Organización Trump. Weisselberg también recibió inmunidad parcial de los fiscales federales para testificar en su investigación sobre el papel de Cohen en los pagos de dinero por silencio.

Partes de sus declaraciones en dos casos se hicieron públicas en archivos judiciales, pero no todo el testimonio.

La oficina del fiscal general de Nueva York dijo en los archivos judiciales que citó a Weisselberg para su testimonio el año pasado y se presentó a una declaración durante tres días en julio y agosto de 2020, donde fue interrogado, en parte, sobre los impuestos.

Los investigadores de la oficina del fiscal general y del fiscal de distrito de Manhattan están examinando si se pagaron impuestos sobre un préstamo condonado.

Según el expediente, durante el interrogatorio de Weisselberg por parte del fiscal general de Nueva York, dijo que no tenía conocimiento de primera mano de que la Organización Trump reconociera como ingreso un préstamo de US$ 100 millones que fue condonado con relación a la torre del hotel de Chicago. Más bien, dijo, se basó únicamente en su recuerdo de las conversaciones que tuvo años antes con los contadores de la Organización Trump.

También fue incapaz de proporcionar a los investigadores información sobre cómo trató la Organización Trump una servidumbre de conservación donada respecto a la propiedad de Seven Springs en sus declaraciones de impuestos, según la declaración del fiscal general de Nueva York.

Los investigadores se cuestionan si el valor de la servidumbre de conservación fue inflado indebidamente, según personas familiarizadas con la investigación y los documentos judiciales.

Los exempleados que trabajaron en la Organización Trump dicen que dudan que Weisselberg coopere en la investigación penal contra Trump.

“Es casi como si fueran familia”, dijo el exempleado que trabajó allí a mediados de la década de 2000. “Todavía no lo veo desprendiéndose. Siento que sería más probable que Don [Jr.] se alejara de su padre que Allen. Son como hermanos”.

La investigación criminal puede poner a prueba la relación entre los hombres y quién era el que tomaba las decisiones en última instancia.

Cuando lo citaron a declarar como parte de la demanda de la Universidad Trump en 2015, se le preguntó a Weisselberg si, al igual que con todas las inversiones de Trump, estaba actuando en nombre de Trump.

“Sí, por supuesto” dijo Weisselberg, según la declaración.

“Y usted estaba en última instancia… está sujeto a su control final, ¿correcto?”.

“Sí” dijo Weisselberg.