(CNN) – Con más de 300 récords de temperaturas en riesgo esta semana, más de una octava parte de la población de Estados Unidos, más de 40 millones de personas, están en alerta en todo el oeste del país por una ola de calor duradera y potencialmente letal.
“No hay una manera fácil de decir esto, así que iremos directamente al grano: va a hacer *mucho* calor durante un *largo tiempo*”, tuiteó el Servicio Meteorológico Nacional en Salt Lake City en la antesala de esta histórica ola de calor.
Según los expertos, esta ola de calor y la excepcional sequía que sufre el suroeste del país forman parte de un bucle perjudicial potenciado por el cambio climático. Cuanto más calor, más seco; cuanto más seco, más calor.
“En lo que respecta a los fenómenos meteorológicos extremos, el cambio climático juega en contra nuestra”, dijo a CNN Weather Katharine Hayhoe, investigadora del clima y jefa científica de Nature Conservancy, en un correo electrónico. “Siempre tenemos la posibilidad de sufrir un calor extremo, sobre todo en verano: pero a medida que el mundo se calienta, registramos que las olas de calor de verano llegan antes, duran más y son cada vez más calientes e intensas”.
El suroeste está atrapado bajo una cúpula de calor
El martes, Salt Lake City registró su tercer día consecutivo de calor de más de 37°C, estableciendo récords diarios e históricos. La ciudad alcanzó una temperatura máxima de 41,6°C el martes por la tarde, empatando su récord histórico, alcanzado previamente en el mes de julio.
Para tener algo de perspectiva, los récords en Salt Lake City se remontan a 1874. En ese tiempo, se han observado más de 50.000 días naturales de temperaturas. El martes es la tercera vez que la ciudad alcanza los 41,6°C, lo que supone un evento de 1 en 50 años.
La causa es una enorme cresta de altas presiones, comúnmente conocida como cúpula de calor, que está ganando fuerza rápidamente sobre el oeste de Estados Unidos. Una combinación de descenso del aire, cielos despejados y una prolongada radiación solar hará que las temperaturas se sitúen esta semana entre 5,5°C y 13°C por encima de los valores esperados para la temporada.
Esta cresta también es responsable de la implacable sequía, ya que aleja la lluvia de la región.
“Cuanto más se calienta, más fuerte es la cresta”, dijo Hayhoe. “Así que, aunque el cambio climático no sea responsable de la formación de la cresta, puede hacer que dure más tiempo y sea más fuerte de lo que sería de otro modo, lo que hace que la sequía sea más intensa y más duradera”.
En medio de una sequía histórica y del nivel de agua más bajo registrado en el cercano lago Mead, el estado de Nevada también desafiará esta semana su récord histórico de temperaturas máximas, actualmente en poder de la ciudad de Laughlin, que alcanzó los 51,6°C el 29 de junio de 1994. Se prevé que las máximas en Laughlin oscilen entre los 48,8°C y los 50°C desde el miércoles hasta el domingo; el promedio en esta época del año es de 41,1°C.
Se están observando registros generalizados de temperaturas superiores a los 37,7°C en regiones tan al norte como Idaho y Montana.
El martes, Billings, Montana, alcanzó los 40,5°C, igualando el tiempo más caluroso jamás registrado en junio y borrando el récord diario de 36,6°C, que se mantuvo durante más de 30 años.
A medida que avanza la semana, también lo hace la ola de calor de larga duración.
Más récords en peligro de ser superados
El miércoles por la tarde, la ciudad de Las Vegas rozará con la historia, ya que se prevé que las temperaturas máximas alcancen los 46,6°C, a menos de un grado del récord histórico de la ciudad de 47,2°C. Esta marca solo se ha alcanzado en cuatro ocasiones desde que se iniciaron los registros en 1937.
No muy lejos de allí, en Phoenix, donde los residentes están bien acostumbrados a un calor agobiante, se prevé que la temperatura sea impresionante incluso bajo sus estándares. Las máximas en esta época del año suelen situarse en torno a los 40,5°C grados. Por lo general, el primer día promedio de 46,1° llega durante la primera semana de julio. Sin embargo, a cuatro días de la llegada oficial del verano, las temperaturas máximas en Phoenix se dispararon hasta alcanzar un récord de 46,1°C el martes.
De hecho, los modelos de previsión indican que pueden alcanzar o superar los 46,1°C todos los días desde el miércoles hasta el viernes. Esto empataría el récord de todos los tiempos de más días consecutivos de 46,1°C en Phoenix con cuatro días. Tal vez no sea sorprendente que en el verano de 2020, la ciudad alcanzara los 46,1°C en cuatro días sucesivos en dos ocasiones distintas.
En EE.UU., cinco de los 10 años más calurosos de los que se tiene constancia se han producido desde 2012, y la tendencia general indica pocos cambios.
Siempre ha habido olas de calor, pero están empeorando
Siempre ha habido olas de calor, sequías, incendios forestales y más, mucho antes de que los seres humanos empezaran a cambiar el clima.
Lo que los científicos están empezando a decir, explica Hayhoe, es cuánto empeora el cambio climático estos fenómenos.
“Los científicos empiezan a ser capaces de decir ‘¡mucho!’ e incluso de responder a esta pregunta con números para eventos específicos”, dijo.
“Por ejemplo, los científicos han descubierto que el cambio climático hizo que la ola de calor europea de 2019 fuera 10 veces más probable, y que la ola de calor siberiana de junio de 2020 fuera 600 veces más probable”.
En el futuro, las olas de calor y la sequía probablemente empeorarán, indicó Hayhoe. Sobre todo en las zonas que ya corren un riesgo natural de sequía.
Irónicamente, el cambio climático también hará más frecuentes los eventos de lluvia intensa. “Lo cual tampoco es una buena noticia”, explica Hayhoe. “Puede ser perjudicial, y dificulta la reposición del agua del suelo y de las aguas subterráneas agotadas durante una sequía cuando la lluvia cae en aguaceros intensos, ya que la mayor parte se escapa”.
El futuro se ve diferente a los registros del pasado.
“Ya no podemos confiar en el pasado como predictor fiable de las condiciones futuras, como hemos hecho durante cientos e incluso miles de años”, afirmó Hayhoe. “En su lugar, debemos prepararnos para condiciones más calurosas y sequías más dañinas que las que hemos visto hasta ahora”.