(CNN) – El gobernador de Florida, Ron DeSantis presentó este miércoles una propuesta de ley que le permitiría a los padres del estado demandar a las escuelas que enseñan teoría crítica de la raza. Florida no es el único estado en lo que este tipo de medidas se han tomado.
Legisladores en Tennessee e Idaho han prohibido su enseñanza en el plan de estudios de sus escuelas públicas, mientras que los padres en Texas se oponen a los esfuerzos de un distrito escolar para combatir el racismo con lecciones de “conciencia cultural”, que algunos consideran una teoría racial crítica.
Es un concepto que ha existido durante décadas y que busca comprender y abordar la desigualdad y el racismo en EE.UU. El término también se ha politizado y ha sido atacado por sus críticos como una ideología marxista que es una amenaza para el estilo de vida estadounidense.
Para obtener una comprensión más profunda de lo que es —y no es— la teoría crítica de la raza, hablamos con una de las académicas detrás de ella.
¿Qué es la teoría crítica de la raza?
La teoría crítica de la raza reconoce que el racismo sistémico es parte de la sociedad estadounidense y desafía las creencias que le permiten florecer.
“La teoría crítica de la raza es una práctica. Es un enfoque para lidiar con una historia de supremacismo blanco que rechaza la creencia de que lo que está en el pasado está en el pasado, y que las leyes y los sistemas que surgen de ese pasado están separados de él”, dijo Kimberlé Crenshaw, una de las fundadoras de la teoría crítica de la raza y profesora de derecho que enseña en UCLA y la Universidad de Columbia.
Los teóricos críticos de la raza creen que el racismo es una experiencia cotidiana para la mayoría de las personas de color, y que una gran parte de la sociedad no tiene interés en acabar con él porque beneficia a las élites blancas.
Muchos también creen que las instituciones estadounidenses son racistas y que las personas son privilegiadas u oprimidas por su raza.
Si bien la teoría se inició como una forma de examinar cómo las leyes y los sistemas promueven la desigualdad, desde entonces la teoría se ha expandido.
“La teoría crítica de la raza atiende no solo al papel transformador de la ley, que a menudo se celebra, sino también a su papel en el establecimiento de los mismos derechos y privilegios que la reforma legal estaba destinada a desmantelar”, dijo Crenshaw a CNN.
“Como la historia estadounidense misma, una comprensión adecuada del terreno sobre el que nos encontramos requiere una evaluación equilibrada, no un compromiso simplista con los relatos patrioteros de la dinámica pasada y actual de nuestra nación”.
¿A quién se le ocurrió la idea?
Crenshaw es una académica fundadoras y organizó un taller sobre el movimiento de la teoría crítica de la raza en 1989. Pero la idea detrás de esto se remonta mucho más atrás, al trabajo de activistas de derechos civiles como W.E.B. Du Bois, Fannie Lou Hamer y Pauli Murray.
“Todo se basa en lo que vino antes”, dijo Crenshaw, y agregó que “el llamado dilema estadounidense no era simplemente una cuestión de prejuicios, sino una cuestión de desventajas estructuradas que se extendían por toda la sociedad estadounidense”.
Crenshaw dijo que ella y otros “asumieron la tarea de explorar el papel que desempeñaba la ley en el establecimiento de las prácticas mismas de exclusión y desventaja”.
Algunos de los orígenes más tempranos de la teoría se remontan a la década de 1970, cuando abogados, activistas y juristas se dieron cuenta de que los avances de la era de los derechos civiles de la década de 1960 se habían estancado, según el libro “Critical Race Theory: An Introduction”.
Crenshaw formaba parte de un grupo de intelectuales, junto con Derrick Bell, Alan Freeman y Richard Delgado, quienes asistieron a una conferencia de 1989 en Wisconsin que se centró en nuevas estrategias para combatir el racismo.
En 1993, Delgado, Crenshaw, Mari Matsuda y Charles R. Lawrence escribieron el libro “Words That Wound: Critical Race Theory, Assaultive Speech, and the First Amendment”.
Algunos teóricos críticos de la raza también creen que las nociones de raza son productos del pensamiento y las relaciones sociales, no de la biología.
“No corresponden a ninguna realidad biológica o genética; más bien, las razas son categorías que la sociedad inventa, manipula o retira cuando es conveniente”, escribieron Delgado y Jean Stefancic en el libro “Critical Race Theory: An Introduction”.
¿Cómo ha evolucionado a lo largo de los años?
La teoría tiene un apasionado grupo de seguidores que en su mayoría son académicos. Ha inspirado al menos una docena de libros, más de 250 artículos de revisión de leyes y varias conferencias.
“En este punto, es más amplio que cualquier disciplina o escuela de pensamiento específica. Ni siquiera es exclusivamente estadounidense”, afirmó Crenshaw.
El concepto ha adquirido una nueva urgencia desde que los asesinatos el año pasado de George Floyd, Breonna Taylor y otros afroamericanos a manos de agentes de policía llevaron a un ajuste de cuentas nacional sobre la raza.
Durante el año pasado, muchos estadounidenses pidieron que se aplicara un examen del racismo sistémico —a través de la educación, como la enseñanza del Proyecto 1619 del New York Times en las escuelas. Ese proyecto ganador del premio Pulitzer reformula la historia de Estados Unidos en torno a la fecha de agosto de 1619, cuando el primer barco de esclavos llegó a las costas del país.
¿Dónde se enseña?
Las universidades de Cornell y Harvard han realizado investigaciones al respecto. También lo han hecho los Institutos Nacionales de Salud. La teoría también ha llevado a grupos similares centrados en experiencias raciales asiático-americanas, latinas e indias.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) habían programado una capacitación sobre la teoría crítica de la raza el otoño pasado antes de que la Casa Blanca —bajo el mandato de Donald Trump— cancelara el programa.
Hasta ahora, el presidente Joe Biden ha sido más receptivo a la teoría crítica de la raza. Su gobierno promueve programas educativos —a los que se oponen muchos conservadores— que abordan el racismo sistémico en EE.UU. y el legado de esclavitud del país.
¿Por qué hay tanta resistencia?
Los críticos han criticado la teoría, y los conservadores la acusan de envenenar las discusiones sobre el racismo.
El presidente Trump se opuso a la enseñanza de “Project 1619” en las escuelas y prohibió a las agencias federales realizar entrenamientos de sensibilidad racial relacionados con la teoría crítica de la raza. Su gobierno lo llamó “propaganda divisiva y antiestadounidense”.
“Los estudiantes de nuestras universidades están inundados de teoría crítica de la raza. Esta es una doctrina marxista que sostiene que Estados Unidos es una nación malvada y racista, que incluso los niños pequeños son cómplices de la opresión y que toda nuestra sociedad debe transformarse radicalmente”, dijo Trump.
“La teoría crítica de la raza se impone en las escuelas de nuestros niños, se impone en las capacitaciones en el lugar de trabajo y se implementa para destrozar a amigos, vecinos y familias”.
El senador del estado de Tennessee Brian Kelsey, un republicano, argumentó en Twitter que la teoría crítica de la raza es dañina para los estudiantes porque “enseña que la democracia estadounidense es una mentira. Enseña que el estado de derecho no existe y es en cambio una serie de luchas de poder entre grupos raciales”.
Pero Crenshaw señala que el mero reconocimiento de la historia de racismo de la nación ha sido denigrado durante mucho tiempo a algo antipatriótico y antiestadounidense.
“Vale la pena reconocer que hemos estado aquí antes: por su agitación no violenta por los derechos civiles, MLK fue señalado por el FBI como el hombre más peligroso de Estados Unidos”, dijo.
“Los movimientos por los derechos civiles y la libertad de los negros fueron atacados, vigilados e interrumpidos por el FBI. Black Lives Matter ha sido catalogado por algunos en la las fuerzas del orden público como una organización terrorista. Así que el trabajo de justicia racial… siempre ha tenido una relación incómoda con el gobierno federal”.