(CNN) – “El entorno de seguridad en Etiopía es muy fluido. Aconsejamos a los ciudadanos estadounidenses que se encuentran en Etiopía que abandonen el país lo antes posible”, dijo la embajada de Estados Unidos en Etiopía en un comunicado el viernes.
“Los ciudadanos estadounidenses que deseen salir de Etiopía, actualmente tienen múltiples opciones a través de vuelos comerciales desde el Aeropuerto Internacional Bole. Si tiene dificultades para conseguir un vuelo o necesita ayuda financiera para regresar a Estados Unidos, comuníquese con AddisACS@state.gov para recibir orientación”, dice la declaración.
La Embajada también compartió la información de contacto de las aerolíneas que operan desde el Aeropuerto Internacional Bole en su sitio web.
La crisis en Etiopía
La Cámara de Representantes del pueblo de Etiopía aprobó el jueves un estado de emergencia de seis meses que se anunció a principios de esta semana. Esto luego de que las fuerzas de la región norteña de Tigray dijeron que habían ganado territorio y estaban marchando hacia la capital, Addis Abeba. El estado de emergencia permite el reclutamiento de ciudadanos que poseen armas de fuego y están en edad militar, que en Etiopía es 18.
El primer ministro Abiy Ahmed instó el domingo a los ciudadanos a tomar las armas para defenderse del Frente de Liberación Popular de Tigray, contra quien Abiy ordenó una ofensiva militar hace un año.
Mientras tanto, la el gobierno de EE.UU. dijo que Etiopía perderá el acceso a un lucrativo programa comercial estadounidense debido a las violaciones de derechos humanos a menos que tome medidas para poner fin al conflicto en curso y la crisis humanitaria a principios de 2022.
Etiopía se encuentra en medio de una guerra civil que, según muchos informes, tiene el sello de un genocidio y tiene el potencial de desestabilizar la región más amplia del Cuerno de África.
La ONU condenó los posibles “crímenes de guerra” descubiertos en una investigación sobre la guerra de un año en Tigray, con un informe publicado el miércoles, que encuentra que todas las partes en el conflicto cometieron violaciones. Ha habido repetidos llamamientos de Estados Unidos y la comunidad internacional para que las partes en el conflicto, incluido el gobierno de PM Abiy y el TPLF, pongan fin a las hostilidades.
En noviembre de 2020, Abiy ordenó una ofensiva militar en la región norteña de Tigray y prometió que el conflicto se resolvería rápidamente. Un año después, los combates han dejado miles de muertos, desplazado a más de dos millones de personas de sus hogares, alimentado la hambruna y dado lugar a una ola de atrocidades.
Etiopía se enfrentaba a importantes retos económicos, étnicos y políticos mucho antes de que una disputa entre Abiy y el antiguo partido gobernante de la región, el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF), desembocara en disturbios.
Pero ahora, con la escalada de hostilidades en otras zonas de Etiopía, crece el temor de que los enfrentamientos en Tigray puedan desencadenar una crisis más amplia con el potencial de desintegrar el segundo país más poblado de África.
¿Cómo empezó todo?
El conflicto de Tigray tiene sus raíces en tensiones que se remontan varias generaciones en el pasado de Etiopía.
El país está formado por 10 regiones -y dos ciudades- que gozan de una gran autonomía, incluida la capacidad de contar con policía y milicia regionales. Debido a un conflicto anterior con la vecina Eritrea, también hay un gran número de tropas federales en Tigray. Los gobiernos regionales están divididos en gran medida por líneas étnicas arraigadas.
Antes de que Abiy Ahmed llegara al poder, el TPLF había gobernado Etiopía con mano de hierro durante décadas, supervisando un periodo de estabilidad y crecimiento económico a costa de los derechos civiles y políticos básicos. Este gobierno autoritario provocó un levantamiento popular que acabó obligando a dimitir al predecesor de Abiy, Hailemariam Desalegn.
En 2018, Abiy fue nombrado por la clase dirigente para sofocar las tensiones y traer el cambio, sin poner en peligro el viejo orden político. Pero casi tan pronto como se convirtió en primer ministro, Abiy anunció la reorganización de la coalición gobernante que el TPLF había fundado -el Frente Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), compuesto por cuatro partidos- en un único y nuevo Partido de la Prosperidad, condenando al ostracismo al TPLF en el proceso.