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Ejercicio y bienestar

Por qué algunas personas creen que el ocio es una pérdida de tiempo, según una experta

Por The Conversation

Nota del editor: Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente de los escritores. CNN presenta el trabajo de The Conversation, una colaboración entre periodistas y académicos para proporcionar análisis y comentarios de noticias. El contenido es producido únicamente por The Conversation.

(The Conversation) -- La primera vez que llevé a mi ahora esposo a Turquía, intenté prepararme para todo lo que pudiera salir mal: vuelos retrasados, dificultades con el lenguaje, problemas digestivos.

Pero no estaba preparada para el momento en que, en cuanto entramos a un hermoso club de playa en la costa del mar Egeo, dijera “¿qué vamos a hacer?”, malhumorado.

“¿A qué te refieres?”, le contesté. “Echarnos, disfrutar del sol y el mar”.

“Pero, ¿qué hay de las cosas que se pueden hacer? Voleibol de playa, frisbees, deportes acuáticos”.

"No hay nada de eso aquí. Solo vinimos a relajarnos”.

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Esta fue la primera vez que sentí nuestras diferencias culturales. Él es estadounidense y yo soy turca. Él necesita “hacer cosas”. Yo me quería relajar. A lo largo de los años se ha vuelto mejor para relajarse, más turco, por decirlo de algún modo.

Pero comencé a notar todas las formas en las que el imperativo de “hacer algo” sigue presente en Estados Unidos.

Ha mutado y migrado a frases como “YOLO” o “solo se vive una vez” y “¡Levántate y a darle!”. La he visto en la manera en que la gente presume de cuán ocupada está, como si se tratara de una medalla de honor. Y la he notado en el incremento de la cultura del ajetreo o “hustle” que es básicamente la urgencia colectiva de hacer el mayor número de cosas posible en el menor tiempo, sin perder de vista la próxima oportunidad.

Lo que subyace a todo esto es la creencia de que el descanso o la relajación es una pérdida de tiempo.

Me pregunté: ¿Cómo pueden influir estas actitudes en el bienestar de las personas? Y, ¿son algunas culturas más propensas que otras a promover estas creencias?

Arruinando toda la diversión

En una serie de nuevos estudios que realicé con mis colegas profesores de Marketing Gabbie Tonietto, Rebecca Reczek y Mike Norton, intentamos encontrar algunas respuestas.

En un estudio, 141 estudiantes universitarios participaron en nuestro laboratorio de comportamiento de la Universidad Estatal de Ohio. Llegaron para completar una serie de encuestas, en las que les preguntamos hasta qué punto estaban de acuerdo con ciertas afirmaciones:

"El tiempo dedicado a actividades de ocio suele ser tiempo perdido", "La mayoría de las actividades de ocio son una forma de quemar tiempo", que medían si apoyaban la idea de que el ocio no tiene sentido.

Durante estos estudios, por lo demás monótonos y tediosos, los participantes vieron cuatro videos divertidos y populares de YouTube que fueron calificados como entretenidos por un conjunto diferente de participantes. Después de ver los cuatro videos, los participantes indicaron cuánto los habían disfrutado.

Descubrimos que los participantes que creían que el ocio era un derroche no disfrutaban tanto de los videos.

En un estudio de seguimiento, pedimos a los participantes que indicaran cuánto disfrutaban participando en una serie de experiencias de ocio: algunas activas, como hacer ejercicio, y otras pasivas, como ver la televisión. Otras eran sociales, como salir con los amigos, o solitarias, como meditar.

Descubrimos que los que consideraban el ocio como una pérdida de tiempo tendían a disfrutar menos de todos los tipos de actividades. Además, estas personas también eran más propensas a estar estresadas, ansiosas y deprimidas.

Una actitud difícil de superar

En otro estudio, queríamos ver hasta qué punto se trataba de un fenómeno exclusivamente estadounidense. Así que reclutamos a participantes de Francia, EE.UU. e India, países elegidos por ser bajos, medios y altos, respectivamente, en la dimensión de indulgencia-laboriosidad de Hofstede, que capta hasta qué punto una determinada cultura está orientada al trabajo y valora la autosuficiencia.

Les pedimos que indicaran el grado en que estaban de acuerdo con la idea de que el ocio es una pérdida de tiempo. En consonancia con los estereotipos predominantes, había muchos menos participantes franceses que creían que el ocio era un despilfarro en comparación con los estadounidenses y, sobre todo, con los indios.

Pero los franceses que tenían una visión negativa del ocio tenían la misma probabilidad de estar estresados, ansiosos y deprimidos que sus homólogos estadounidenses e indios. Así pues, aunque los estadounidenses y los indios crean más fácilmente que el ocio es una pérdida de tiempo, las consecuencias de mantener esta creencia son universales.

La pandemia de covid-19 ha tenido un efecto pronunciado en la forma en que vivimos, trabajamos y socializamos. Durante este periodo, muchas personas han dado un paso atrás y han reevaluado sus prioridades.

Nos preguntamos si la actitud de la gente hacia el ocio había cambiado. Como teníamos datos de estudios anteriores y posteriores a la pandemia, pudimos comparar ambos.

Para nuestra sorpresa, no encontramos ninguna prueba de que estas creencias disminuyeran después de la pandemia.

Para nosotros, esto reveló lo arraigada que puede estar la creencia de que el ocio es un despilfarro.

Otro estudio lo confirmó. En éste, los participantes leyeron un artículo que hablaba de la eficacia de las cafeteras o describía el ocio de una de las tres formas posibles: derroche, improductivo o productivo. A continuación, los participantes jugaron al videojuego Tetris durante cinco minutos y nos contaron qué tan agradable les resultó. Descubrimos que los que leyeron un artículo que describía el ocio como derrochador e improductivo no disfrutaron tanto del juego como los que leyeron que el ocio era productivo o leyeron sobre cafeteras.

Sin embargo, describir el ocio como productivo no aumentó el disfrute más allá de sus niveles de referencia. Por lo tanto, parece que enmarcar el ocio como productivo, por ejemplo, como una buena forma de controlar el estrés o de recargar las pilas, no aumenta su disfrute.

No todo el ocio es igual

En los estudios descritos anteriormente, nos centramos exclusivamente en lo que los psicólogos denominan "ocio terminal", es decir, el ocio que se realiza exclusivamente para disfrutar.

Esto difiere del "ocio instrumental", es decir, el ocio que puede servir a un propósito mayor, como hacer amigos o mantenerse sano, y que por lo tanto se siente más productivo.

Así que exploramos si las actitudes negativas hacia el ocio serían menos perjudiciales para las actividades de ocio instrumental.

En 2019, el lunes después de Halloween, pedimos a los participantes que recordaran lo que habían hecho y nos dijeran cuánto lo habían disfrutado. Encontramos que la creencia de que el ocio era un despilfarro era particularmente perjudicial para el disfrute de actividades como ir a una fiesta. En cambio, aumentaba el disfrute de las actividades instrumentales, como llevar a los niños a pedir caramelos, lo que podría considerarse una experiencia de vinculación afectiva.

¿La buena noticia? Que una actividad concreta sea considerada de ocio terminal o instrumental es relativo y depende de la persona y de la situación. Por ejemplo, la gente puede hacer ejercicio por diversión (una motivación terminal) o para perder peso (una motivación instrumental). Siempre puede cambiar el marco de referencia.

Puede que no sea fácil cambiar las creencias sobre el ocio. Pero al replantear las actividades de ocio como algo instrumental, es de esperar que más personas puedan obtener sus verdaderos beneficios: satisfacción, recuperación, mejora de la salud mental y, sí, relajarse en la playa por el mero gusto de hacerlo.

Selin Malkoc es profesora asociada de Marketing en la Universidad Estatal de Ohio.
Publicado bajo licencia Creative Commons por The Conversation.