(CNN) – Tan pronto como Sudáfrica anunció la propagación de una nueva y preocupante variante del coronavirus la semana pasada, ómicron, los científicos se pusieron manos a la obra.
Para cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) había bautizado el nuevo linaje como ómicron, múltiples equipos de investigadores ya habían duplicado el trabajo de los laboratorios de Durban y otros lugares, y habían trazado los cambios genéticos que convertían a ómicron en el nuevo integrante de la familia de los coronavirus.
Aunque muchas de esas mutaciones eran conocidas de otras variantes, los científicos aún no estaban seguros de si hacían que ómicron fuera sustancialmente diferente de las variantes anteriores, especialmente de la variante delta superdominante.
Harán falta semanas de pruebas para saber qué superpoderes añadidos, si es que hay alguno, dan a ómicron estas mutaciones.
Los investigadores observarán lo que ocurre en el mundo real analizando muestras tomadas de pacientes, secuenciando sus genomas para ver si es ómicron la causante de las infecciones y observando si cada vez más muestras resultan ser de esta variante.
También observarán si las infecciones por ómicron provocan una enfermedad más grave y si las personas totalmente vacunadas tienen más probabilidades de infectarse con variantes de ómicron que con otras.
Este tipo de pruebas en la vida real pueden llevar meses.
Fabricantes de vacunas estudian a la ómicron
“AstraZeneca ya está realizando también investigaciones en lugares donde se ha identificado la variante, concretamente en Botswana y Suazilandia, que nos permitirán recoger datos del mundo real de Vaxzevria contra esta nueva variante del virus”, dijo el viernes un portavoz del fabricante de vacunas. Vaxzevria es el nombre de la vacuna contra el covid-19 fabricada por AstraZeneca.
Los fabricantes de vacunas están recurriendo a una técnica que se ha vuelto habitual a lo largo de la pandemia: extraer sangre de voluntarios vacunados y de personas que se han recuperado de infecciones recientes y mezclarla con muestras de la nueva variante o de una versión modificada en laboratorio llamada pseudovirus para ver cómo actúan las células inmunológicas y las proteínas contra ella.
El suero sanguíneo contiene los anticuerpos y las células B y T que hacen el trabajo duro del sistema inmunológico del organismo.
Pfizer y su socio BioNTech, Moderna y Johnson & Johnson dicen que están iniciando estos experimentos.
“La compañía está analizando el suero sanguíneo de los participantes en los estudios de refuerzo completados y en curso para buscar la actividad neutralizadora contra la variante ómicron”, dijo Johnson & Johnson en un comunicado este lunes.
Este enfoque se ha utilizado para demostrar primero que las vacunas podían funcionar para proteger a las personas contra la infección, luego para mostrar que funcionaban para proteger a las personas contra las variantes alfa, beta, gamma y delta y, finalmente, para proporcionar la primera evidencia de la disminución de la inmunidad.
Estas técnicas de laboratorio, combinadas con las pruebas de la vida real, constituyen la base de la toma de decisiones sobre las autorizaciones de vacunas, las aprobaciones y las orientaciones sobre su uso.
Y se utilizarán para informar al mundo sobre los riesgos de ómicron.
“Hay dos formas de averiguarlo”, dijo este lunes a CNN el Dr. Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés).
“Una es mediante experimentos de laboratorio. Para ello, es necesario tener un aislado de ómicron creciendo en el laboratorio y luego mezclarlo con suero de personas vacunadas y verificar si ese suero vacunado sigue neutralizando el virus. Es solo que lleva un tiempo para que el virus crezca. No hay mucho que podamos hacer para acelerarlo”.
La directora técnica de covid-19 de la Organización Mundial de la Salud, Maria Van Kerkhove, dijo a CNN que se necesitará algún tiempo para “hacer crecer la reserva” del virus. “Nuestra estimación es de entre dos y cuatro semanas”, dijo.
La explicación de Fauci sobre la variante ómicron
El Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, expuso el martes los dos enfoques.
“Una de las cosas que se hace es conseguir el virus y cultivarlo o ponerlo en una forma modificada llamada pseudovirus. Y cuando se hace eso, se puede obtener plasma convaleciente, anticuerpos monoclonales, así como sueros y anticuerpos inducidos por la vacuna para ver si neutralizan el virus”, dijo en una sesión informativa sobre coronavirus en la Casa Blanca. El plasma de los convalecientes procede de personas que han sido infectadas y se han recuperado.
“Eso nos dará una idea bastante buena de cuál es el nivel de evasión inmunitaria. Ese proceso durará probablemente dos semanas o más, o quizá incluso antes, dependiendo de lo bien que crezca el virus en los aislados que consigamos”, dijo Fauci.
“Y en aquellos países en los que hay muchos casos, como Sudáfrica, los biólogos computacionales y los biólogos evolutivos van a tener una buena idea de cuál sería la competencia de este virus con la variante delta. Estas son solo algunas de las cosas que tardaremos en conocer en un par de semanas”.
La doctora Janet Woodcock, comisionada en funciones de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés), dijo este martes en un comunicado que la agencia está trabajando con las empresas de productos médicos, encargadas de la fabricación de pruebas, terapias y vacunas, para abordar cualquier efecto potencial de la nueva variante.
“Históricamente, el trabajo para obtener la información genética y las muestras de los pacientes para las variantes y luego realizar las pruebas necesarias para evaluar su impacto lleva tiempo. Sin embargo, esperamos que la mayor parte de este trabajo se complete en las próximas semanas”, dijo Woodcock.
– Naomi Thomas y Virginia Langmaid contribuyeron con este reportaje.