(CNN) – ¿Recuerdas a Cheech y Chong? Los clásicos que pasan sus días en una habitación (o auto) cubierta de marihuana, capaces de poco más que encontrar su próximo churro.
Si no los recuerdas, no es de extrañar. A medida que más y más estados legalizan la marihuana, los efectos estereotipados de adormecimiento de la mente de la marihuana pasaron de moda, sustituidos a menudo por la aceptación de la droga como una forma aceptable de socializar, relajarse y dormir mejor.
Pero aunque la sociedad haya olvidado el impacto que el consumo de marihuana puede tener en el cerebro, la ciencia no lo ha hecho.
Los estudios demostraron desde hace tiempo que drogarse puede perjudicar la función cognitiva. Ahora, una nueva revisión de la investigación, publicada este jueves en la revista Addiction, concluye que el impacto puede durar mucho más allá del subidón inicial, especialmente para los adolescentes.
“Nuestro estudio nos ha permitido poner de relieve varias áreas de la cognición que se ven afectadas por el consumo de cannabis, como los problemas de concentración y las dificultades para recordar y aprender, que pueden tener un impacto considerable en la vida diaria de los consumidores”, afirma el coautor, el Dr. Alexandre Dumais, profesor clínico asociado de Psiquiatría de la Universidad de Montreal.
“El consumo de cannabis en los jóvenes puede conducir, por tanto, a una reducción de los logros educativos y, en los adultos, a un bajo rendimiento laboral y a una conducción peligrosa. Estas consecuencias pueden ser peores en los consumidores habituales y empedernidos”, afirma Dumais.
El impacto de la marihuana en el cerebro puede ser especialmente perjudicial para el desarrollo cognitivo de los jóvenes, cuyos cerebros aún se están desarrollando, dijo la Dra. Megan Moreno, profesora de Pediatría de la Facultad de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin, que no participó en el estudio.
“Este estudio proporciona una fuerte evidencia de los efectos cognitivos negativos del consumo de marihuana, y debe ser tomado como una evidencia crítica para dar prioridad a la prevención del consumo de cannabis en los jóvenes”, dijo Moreno. “Y al contrario que en la época de Cheech y Chong, ahora sabemos que el cerebro sigue desarrollándose hasta los 25 años”.
“Los padres deben ser conscientes de que los adolescentes que consumen marihuana corren el riesgo de dañar su órgano más importante, el cerebro”.
Pensamiento de alto nivel
La revisión recién publicada analizó estudios sobre más de 43.000 personas y descubrió un impacto negativo del tetrahidrocannabinol o THC, el principal compuesto psicoactivo del cannabis, en los niveles superiores del pensamiento del cerebro. Esas funciones ejecutivas incluyen la capacidad de tomar decisiones, recordar datos importantes, planificar, organizar y resolver problemas, así como controlar las emociones y el comportamiento.
¿Se pueden recuperar o revertir esos déficits? Los científicos no están seguros.
“Las investigaciones han revelado que el THC es un compuesto liposoluble que puede almacenarse en la grasa corporal y, por tanto, liberarse gradualmente en el torrente sanguíneo durante meses”, dijo Dumais, quien añadió que se necesitan investigaciones de alta calidad para establecer el impacto a largo plazo de esa exposición.
Algunos estudios afirman que los efectos negativos sobre el cerebro pueden remitir al abandonar el consumo de marihuana, pero eso también puede depender de la cantidad, la frecuencia y los años de consumo de la droga. La edad en la que se empezó a consumir también puede influir, si cae dentro del periodo crucial de desarrollo del cerebro juvenil.
“Hasta ahora, las alteraciones más consistentes producidas por el consumo de cannabis, sobre todo su uso crónico, durante la juventud se han observado en la corteza prefrontal”, dijo Dumais. “Dichas alteraciones pueden conducir potencialmente a un trastorno a largo plazo de las funciones cognitivas y ejecutivas”.
Además, algunos estudios han demostrado que “el consumo temprano y frecuente de cannabis en la adolescencia predice una mala cognición en la edad adulta”, añadió.
Mientras la ciencia aclara esto, “deberían considerarse medidas preventivas y de intervención para educar a los jóvenes sobre el consumo de marihuana y disuadirlos de consumir esta sustancia de forma crónica… ya que los jóvenes siguen siendo especialmente susceptibles a los efectos del cannabis”, dijo Dumais.