(CNN Business) – Aquí, en el cuartel general de Nightcap, tenemos una alarma especial que suena cada vez que se publica un estudio en el que los “Baby Boomers” avergüenzan a los “millennials”. (Estoy bromeando, por supuesto, pero tenemos internet y un olfato para las disparidades generacionales injustas).
La cosa es así: un estudio realizado esta semana en el Reino Unido dice que la mitad de los británicos cree que los jóvenes no pueden costear comprar una casa porque gastan demasiado en café, Netflix y viajes.
Es la debacle de las tostadas de aguacate otra vez. Por si ya lo olvidaron, en 2017, un millonario australiano dijo que los “millennials” no podían permitirse comprar una vivienda porque se gastan “US$ 40 al día en aguacates machacados y cafés y no trabajan”.
Por supuesto, las ideas generacionales erróneas no son nada nuevo. La idea de que los jóvenes no trabajan tanto se remonta a la antigua Grecia, según los investigadores del Policy Institute y el Institute of Gerontology del King’s College de Londres.
“A los jóvenes de hoy les encanta el lujo; tienen malos modales, desprecio por la autoridad; faltan al respeto a los mayores y les encanta el chisme en lugar de hacer algo”. Este sentimiento, atribuido frecuentemente a Sócrates, tiene más de mil años, pero el 51% del público británico está de acuerdo con él, según los investigadores.
Naturalmente, en Internet hubo opiniones sobre las conclusiones de los investigadores.
- “Es cierto. Los millennials están a solo US$ 19,99 al mes de poder pagar la hipoteca de una casa de un millón de dólares que los Boomers compraron por un chicle y un par de paquetes de cerillas”, tuiteó @StephenPunwasi.
- “Tendrías que cancelar Netflix durante 2.300 años para ahorrar lo suficiente para pagar el precio medio de la vivienda en EE.UU.”, tuiteó @femmissgeek
Incluso los propios investigadores expresaron su frustración con la narrativa.
“La sugerencia de que los enormes retos a los que se enfrentan los jóvenes a la hora de comprar su propia casa pueden resolverse dejando de lado los cafés elegantes y Netflix no tiene sentido, pero la mitad del público lo sigue creyendo”, dijo Bobby Duffy, director del Policy Institute del King’s College de Londres.
Por supuesto, la incapacidad de los millennials para poder pagar una vivienda no tiene nada que ver con nuestras suscripciones a Netflix (que, irónicamente, algunos de nosotros seguimos robando a nuestros padres “boomer”, muchas gracias) o nuestro café diario de US$ 7 (moriré alquilando antes de renunciar a mi cold brew, idiotas).
Permítanme repasar brevemente algunos de los verdaderos obstáculos para ser propietario de una vivienda entre las personas nacidas entre 1981 y 1996:
- No lo podemos pagar. El valor medio de la vivienda en 1980 era de US$ 47.200, o US$ 167.000 ajustado al valor actual del dólar. El precio medio de una vivienda unifamiliar en el primer trimestre de 2022 era más de dos veces y media superior, de unos impactantes US$ 428.700.
- Nos graduamos en un infierno financiero y económico. ¿Alguien se acuerda de la generación de 2007? Una deuda estudiantil abrumadora. El título universitario que todos nuestros mentores prometieron que sería la clave del éxito se ha convertido en un lastre para millones de graduados que no pueden salir a flote.
- Normas de préstamo más estrictas. Tras la recesión de 2008, los bancos redujeron sus normas de suscripción de créditos e hicieron que el 20% de pago inicial fuera la norma. Para una casa de valor medio hoy en día, eso supone un pago inicial de US$ 86.000. Muero de risa.