(CNN) – Después de un largo día de trabajo, se siente mucho mejor dejar los platos sucios en el fregadero o dejar para después la revisión de tus finanzas, ¿cierto?
Esto no es simplemente pereza. Después de un largo período de pensar mucho, tomar decisiones que favorecen la facilidad a corto plazo, pero que son peores en general, parece ser una herramienta de regulación biológica para combatir la fatiga cognitiva, según un nuevo estudio publicado el jueves en la revista académica Current Biology.
“Teorías influyentes sugieren que la fatiga es una especie de ilusión cocinada por el cerebro para que dejemos lo que estamos haciendo y nos dediquemos a una actividad más gratificante”, dijo el autor del estudio Mathias Pessiglione, director de investigación del Inserm en el Instituto del Cerebro y la Columna Vertebral de París, en un comunicado de prensa. “Nuestros hallazgos muestran que el trabajo cognitivo provoca una verdadera alteración funcional, una acumulación de sustancias nocivas, por lo que la fatiga sería efectivamente una señal que nos hace dejar de trabajar, pero con un propósito diferente: preservar la integridad del funcionamiento cerebral”.
En el estudio, 40 personas recibieron una versión fácil o difícil de una tarea que consistía en diferenciar letras en una pantalla durante más de seis horas. Los participantes informaron de sus niveles de fatiga, y los investigadores utilizaron la espectroscopia de resonancia magnética (MRS) para controlar su respuesta metabólica a lo largo del periodo de estudio, según el estudio.
A continuación, se ofreció a cada participante la posibilidad de elegir entre una recompensa más pequeña y gratificante de forma inmediata, que requería menos control cognitivo, o una de mayor valor a largo plazo, pero que implicaba cierto control de los impulsos (por ejemplo, te doy US$ 10 ahora o te transfiero US$ 50 a tu cuenta bancaria mañana).
Según el estudio, los participantes que tenían que pensar más durante las seis horas de la tarea eran más propensos a aceptar la recompensa más pequeña. Los investigadores descubrieron que cuanto más pensaban los participantes, más altos eran sus niveles de glutamato, un neurotransmisor que interviene en la memoria y el aprendizaje.
Los resultados sugieren que después de que las personas pasen largos periodos de tiempo pensando intensamente, la acumulación de glutamato desencadena una respuesta en el cerebro que dificulta el uso de la corteza prefrontal (el área del cerebro que nos permite controlar nuestros pensamientos), de modo que tomamos decisiones más impulsivas que estratégicas, según el estudio. Cuanto menos pensamiento controlado se ponga en las elecciones después de un largo día, menos probable será que el glutamato siga acumulándose hasta niveles potencialmente tóxicos.
Si estás a punto de tomar una decisión importante o intentas que las tareas no se acumulen, es importante que no estés demasiado cansado, dijo el autor del estudio, Antonius Wiehler, neurocientífico cognitivo e investigador postdoctoral del Instituto del Cerebro de París.
Pero la mala noticia es que, según el estudio, también puede ser difícil medir con precisión el grado de fatiga.
Toma descansos y prueba cosas nuevas
Para aprender a vencer la fatiga cognitiva, primero hay que reconocer cuándo se produce.
Es menos probable que una actividad que te guste te fatigue cognitivamente que una que no te guste, afirma Phillip Ackerman, profesor de psicología del Instituto Tecnológico de Georgia. Ackerman no participó en el estudio.
Piensa en lo mentalmente agotado que puedes sentirte después de 30 minutos leyendo un libro académico que si te quedas despierto hasta altas horas de la noche leyendo una novela, añadió.
Dicho esto, según Ackerman, si haces cualquier cosa que requiera energía cerebral durante mucho tiempo, es probable que te fatigues.
A veces no se pueden evitar los largos periodos de pensamiento duro, y hay que rendir al máximo. En esos casos, la forma de afrontar la fatiga cognitiva puede marcar la diferencia, afirma Ackerman.
“Sentirse fatigado no es lo mismo que tener una disminución del rendimiento”, indicó.
Hay tres respuestas que la gente tiende a adoptar ante la sensación de agotamiento: continuar la actividad con menos esfuerzo, concentrarse para trabajar a través de la tensión, o esforzarse aún más.
La primera opción suele correlacionarse con un descenso del rendimiento, ya que se presta menos atención y esfuerzo a la tarea sin un periodo de descanso para recuperarse de verdad, dijo. La tercera puede ser útil para el pensamiento y la concentración, pero si hay que seguir durante mucho tiempo se corre el riesgo de caer en picada.
El segundo suele mantener un nivel de rendimiento similar o incluso superior a lo largo del tiempo ocupado en pensamiento concentrado, añadió.
En el mejor de los casos, las personas pueden evitar la fatiga cognitiva haciendo pausas durante el pensamiento difícil, dijo Ackerman.
Esos descansos pueden ser reparadores para un cerebro cansado si implican la realización de una actividad diferente. Incluso si se trata de algo que requiere esfuerzo, cambiar las cosas puede ayudar a rejuvenecer una mente cansada, señaló.
Eso significa que puede ser útil interrumpir un largo día de intensa investigación con una partida de cartas con un amigo o un paseo al aire libre. Y tomarte ese tiempo puede significar que, cuando vuelvas al trabajo, consigas un esfuerzo aún mejor.
Y el verdadero descanso también ayuda, dice Pessiglione.
“Yo emplearía las viejas recetas: ¡descanso y sueño! Hay pruebas fehacientes de que el glutamato se elimina de las sinapsis durante el sueño”, dijo en el comunicado.