(CNN Español) – La reina Isabel II, fallecida a los 96 años, no fue solo la monarca del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, también fue la cabeza de una organización internacional compuesta por 56 estados.
Esta Mancomunidad de Naciones, conocida en inglés como “Commonwealth”, se convirtió en uno de los proyectos más importantes de Isabel II, que trabajó para verla crecer, a pesar de su carácter de asociación voluntaria.
¿Pero qué es exactamente y cómo funciona?
Datos básicos
La Mancomunidad Británica de Naciones fue originalmente creada en 1926, cuando el Imperio británico aún retenía su poder, y luego configurada como asociación voluntaria en 1949.
Actualmente cuenta con 56 estados miembros —32 de ellas son pequeñas naciones—, en su mayoría antiguas colonias, territorios o protectorados del Imperio británico en América, África, Asia y Oceanía.
Entre estos hay países de grandes superficies como Canadá y Australia, y muy pequeños como San Cristóbal y Nieves y Santa Lucía; economías desarrolladas como la del Reino Unido y en desarrollo como Nigeria o Sudáfrica; países insulares con menos de 1,5 millones de habitantes y la India, con casi 1.400 millones.
En total, en los países que forman parte de la Mancomunidad Británica viven unas 2.500 millones de personas.
¿Cuál es su misión?
La Mancomunidad de Naciones es una asociación voluntaria, y no hay obligación legal alguna entre los Estados que la conforman, a diferencia de otras organizaciones como la ONU o la Unión Europea.
Sus miembros declaran compartir una cultura y una lengua —el inglés— en común y buscan trabajar juntos para perseguir objetivos comunes que promuevan el desarrollo, la democracia y la paz, según la carta de la asociación.
Las tres principales instituciones de la organización son la Secretaría de la Mancomunidad, la Fundación de la Mancomunidad, ambas ubicadas en Marlborough House, Londres, y la Mancomunidad del Aprendizaje, con sede en Burnaby, Canadá.
Aunque las raíces de la Mancomunidad se remontan al Imperio británico y la mayoría de sus miembros están históricamente relacionados con este, cualquier país puede unirse en la actualidad.
¿Quién la dirige?
Tradicionalmente la cabeza de la Mancomunidad de Naciones es el rey del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Actualmente Carlos III ocupa el cargo tras la muerte de Isabel II, luego de que su eventual ascenso fuera confirmado por los Estados miembros en 2018.
Carlos III es además rey en 15 de los Estados miembros de la Mancomunidad de Naciones (incluyendo al Reino Unido), los llamados “reinos de la Mancomunidad” (Commonwealth Realms). En la organización hay además 35 repúblicas y 5 monarquías que no están relacionadas a la corona británica.
Además de la cabeza, existe desde 1965 un secretario general de la Mancomunidad de Naciones: actualmente Patricia Scotland ocupa el cargo.
Breve historia
La Mancomunidad de Naciones comenzó a tomar forma en 1926, cuando un todavía poderoso Reino Unido organizó la Conferencia Imperial junto con sus dominios Australia, Canadá, India, Irlanda, Terranova, Nueva Zelandia Sudáfrica, territorios que gozaban de un estado de semiindependencia dentro del Imperio británico.
En la conferencia Reino Unido y sus dominios acordaron convertirse en miembros igualitarios dentro del Imperio Británico, subordinados a la corona británica pero ya no al gobierno del Reino Unido, de acuerdo con la organización. Llamaron a este acuerdo la Mancomunidad Británica de Naciones.
Pero en el vasto Imperio británico aún quedaban numerosos territorios que continuaron subordinados a Londres.
Tras la Segunda Guerra Mundial, que marcó el comienzo de la decadencia del Imperio británico frente a las nacientes superpotencias de Estados Unidos y la Unión Soviética, muchos dominios y otros territorios británicos comenzaron a independizarse y a romper con la corona. Algunos de ellos, como el caso de India —que se independizó en 1947 y formó una república— quisieron seguir siendo parte de la Mancomunidad sin estar subordinados a la corona.
En 1949 la Declaración de Londres abrió las puertas a cualquier país, y terminó con el requisito de subordinación a la corona, dando inicio a la organización actual. También, se estableció que los miembros debían aprobar el ascenso del rey o reina británico a la jefatura de la organización, y que esto ya no sería automático.
El rol de Isabel II
La reina Isabel II ascendió al trono en 1952, tras la muerte de su padre Jorge VI, y en 1953 fue elegida cabeza de la Mancomunidad de Naciones.
“Así formada, la Mancomunidad no tiene ningún parecido con los imperios del pasado. Es una concepción totalmente nueva, construida sobre las más altas cualidades del espíritu del hombre: la amistad, la lealtad y el deseo de libertad y paz. A esa nueva concepción de una asociación igualitaria de naciones y razas me entregaré en cuerpo y alma todos los días de mi vida”, dijo Isabel en su discurso de aceptación.
En ese momento la Mancomunidad de Naciones tenía apenas ocho miembros: Reino Unido, Australia, Canadá, India, Nueva Zelandia, Sri Lanka, Pakistán y Sudáfrica.
Bajo el liderazgo de Isabel II, la membresía comenzó a expandirse: en 1957 ingresó Ghana, el noveno miembro. Muchos otros seguirían después. El último Estado en ingresar fue Togo, en junio de 2022, llevando el total a 56.
En gran parte este rol llevó a que Isabel fuera a veces considerada como la reina que “administró la decadencia del Imperio británico”, en tanto que logró mantener a las antiguas colonias relacionadas a través de la Mancomunidad Británica, aunque fuera una organización voluntaria.
Los días del poder real y la enorme influencia global del Imperio británico, sin embargo, habían terminado ya incluso antes de su ascenso como reina.
Con información de Lauren Ken y Max Foster.