El líder del partido del Congreso, Rahul Gandhi, centro izquierda, con otros líderes durante el lanzamiento de Bharat Jodo Yatra, o Procesión para Unir la India, en Kanyakumari, India, el miércoles 7 de septiembre de 2022. Crédito: AP

(CNN) – Le quedan unos 2.500 kilómetros para completar su viaje. Pero el bisnieto del primer primer ministro de la India parece estar decidido.

Vestido de blanco de la cabeza a los pies, Rahul Gandhi recorrerá 3.500 kilómetros por toda la India para reunirse con los votantes y reavivar el interés por el Congreso Nacional Indio, un partido político antaño poderoso que ahora lucha por ganar votos.

El líder del partido del Congreso, Rahul Gandhi, centro izquierda, con otros líderes durante el lanzamiento de Bharat Jodo Yatra, o Procesión para Unir a la India, en Kanyakumari, India, el miércoles 7 de septiembre de 2022. Crédito: AP

Cada etapa se documenta en vivo y en las redes sociales, pero Gandhi ya no es el líder del partido y no llevará a sus seguidores a las próximas elecciones nacionales de 2024.

Será Mallikarjun Kharge, un veterano del Congreso, quien fue designado para el cargo más importante este miércoles, en un movimiento que significa que por primera vez en más de 20 años el partido será dirigido por alguien que no se apellide Gandhi.

El primer primer ministro de la India, Jawaharlal Nehru. Crédito: Bettmann/Bettmann/Archivo Bettmann

Que un Gandhi no vaya a ser la cara de la unidad política más antigua de la India es casi impensable para muchos: un miembro de la familia ha estado al frente de ella durante 40 de sus 75 años de independencia, y ha participado en la dirección durante gran parte de los otros 35 años.

Pero los analistas afirman que, a medida que el país se adentra en una nueva era, en la que se desarrolla una ola de política nacionalista de derecha, la familia y el Congreso tienen poca importancia en el presente político del país, impulsado en parte por los numerosos escándalos de corrupción y la mala gestión del partido.

“Los Gandhi están hoy completamente empequeñecidos y eclipsados por Narendra Modi”, afirma Arati R. Jerath, comentarista política con sede en Nueva Delhi.

“Es difícil predecir el futuro, pero para una familia que gobernó gran parte de la India independiente, es poco probable que volvamos a ver a un Gandhi como líder del país”.

El legado Nehru-Gandhi

Como poderosa dinastía política, algunos han comparado a los Gandhi con los Kennedy, ya que durante décadas han sorteado cuidadosamente una serie de tragedias personales junto con un duro acto de equilibrio de poder.

La familia no toma su nombre de Mohandas Karamchand Gandhi, el famoso líder independentista del país.

En su lugar, son descendientes de Jawaharlal Nehru, que desempeñó un papel decisivo en el movimiento de independencia del país del dominio británico y que en 1947 se convirtió en su primer primer ministro. La hija de Nehru, Indira, adoptó el apellido Gandhi al casarse con Feroze Gandhi, otro miembro del partido sin relación con su líder.

Indira sucedería posteriormente a su padre, antes de ceder el liderazgo a su hijo, Rajiv. Más tarde, su esposa, Sonia Gandhi, y su hijo, Rahul, tomarían el relevo.

Nehru gobernó durante 17 años tras la independencia del dominio británico, introduciendo a la India en una nueva era tras su sangrienta partición, que condujo a la creación de Pakistán, causó la muerte de 2 millones de personas y desarraigó a unos 15 millones más.

Nehru unió a la empobrecida nación plantando las semillas de décadas de desarrollo económico, social y político.

“Formó parte de la lucha por la libertad, y por eso quiso asegurarse de que la India alcanzara su potencial y creciera”, dijo Jerath. “Quería llevar a su pueblo a un mundo nuevo y valiente”.

A lo largo de su tiempo en el poder, Nehru promovió la democracia y el laicismo, invirtió en ciencia y tecnología, construyó destacados institutos educativos y promovió la igualdad de género en un país profundamente patriarcal.

Cuando murió en el cargo, el 28 de mayo de 1964, los homenajes llegaron de todo el mundo. Dos años después, su hija, Indira Gandhi (que adoptó el apellido de su marido), ocuparía su puesto como la primera, y hasta ahora única, primera ministra del país.

Preparada para el cargo desde una edad temprana, Indira Gandhi era considerada una líder astuta, de fuerte carácter y, para algunos, autocrática.

La primera ministra Indira Gandhi en el histórico Fuerte Rojo de Nueva Delhi. Crédito: Bettmann Archive/Getty images

Fue elegida primera ministra de 1966 a 1977, y de nuevo en 1980. Pero sus años en el cargo estuvieron marcados tanto por la tragedia personal, su hijo Sanjay murió poco después de su segundo mandato, como por la agitación, en parte, por la guerra con Pakistán, las sequías, la hambruna y la crisis económica.

Ante el creciente descontento, Indira Gandhi proclamó en 1975 un controvertido estado de emergencia en la India durante 21 meses, suspendiendo las libertades básicas, imponiendo la censura de prensa y encarcelando a los miembros de la oposición.

Sus años en el poder alcanzaron un trágico clímax cuando, el 31 de octubre de 1984, fue asesinada a tiros en su casa de Nueva Delhi por sus guardaespaldas sijs, cuatro meses después de que ordenara a las tropas indias asaltar el Templo Dorado, uno de los santuarios más sagrados del sijismo, para expulsar a los separatistas.

“El estado de ánimo de la nación cambió tras el asesinato”, dijo Rasheed Kidwai, autor de “Sonia, A Biography” y miembro visitante de la Observer Research Foundation. “Pero lo trágico es que tiene una ley de rendimientos decrecientes. Hoy en día, no muchos de nuestros hijos jóvenes conocen los sacrificios y las duras decisiones que tomó ella”.

El hijo de Indira Gandhi, Rajiv, asumió el puesto tras su muerte.

Rajiv Gandhi y su esposa Sonia, nacida en Italia, durante un viaje de campaña.Crédito: Alain Nogues/Sygma/Getty Images

Conocido como el primer ministro “involuntario” que nunca quiso el cargo, Rajiv Gandhi se convirtió en el líder más joven, a la edad de 40 años. Pero estuvo en el cargo menos de una década, perdiendo las elecciones generales de 1989 tras un escándalo de corrupción, y fue asesinado dos años después por el grupo separatista de Sri Lanka, los Tigres de Liberación de Tamil Eelam.

Durante su mandato, firmó acuerdos de paz con grupos insurgentes en estados donde las tensiones religiosas eran elevadas, y se le atribuye el desarrollo de los sectores científico y tecnológico de la India, lo que le valió el apodo de “Padre de la Información y la Tecnología”.

Sin Gandhi al frente, y con la aparición del Partido Popular Indio (BJP, por sus siglas en inglés) en la década de 1990, el Congreso pasó apuros. En los años siguientes, el liderazgo de la India osciló entre los partidos.

No fue hasta que Sonia, la viuda de Rajiv, nacida en Italia, asumió el liderazgo del Congreso en 1998, cuando se produjo su regreso político.

Seis años después, llevó al partido a la victoria en las elecciones generales, pero no llegó a ocupar el primer puesto y nombró al economista Manmohan Singh como primer ministro.

Pero con el ascenso de una nueva ola de política de derecha, su partido se encuentra ahora en un papel marginal, según los analistas. En 2014, Modi fue elegido primer ministro por una amplia mayoría.

“[Los Gandhi] exudan el trágico glamur de los Kennedy”, dijo Jerath, la comentarista político. “Se trata de una familia que construyó las instituciones educativas, sanitarias y tecnológicas de la India. Su legado todavía se siente hoy”.

Ascenso de la derecha

El 3 de julio de 2019, tras una humillante y aplastante derrota en las elecciones generales indias, Rahul Gandhi dimitió públicamente como líder del Congreso.

El BJP, de Modi, acababa de ganar una mayoría histórica en la Cámara Baja del Parlamento, consolidando la antítesis del Congreso de Gandhi como la fuerza política más formidable en la política india en décadas.

“Modi ha perfeccionado la narrativa de que los Gandhi son la élite liberal, la dinastía que no debería estar en el poder”, dijo Kidwai. “Y a medida que el país se inclina hacia la derecha, su política está resultando tremendamente popular”.

El BJP tiene sus raíces en el Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), un grupo hindú de derecha partidario de la ideología Hindutva: hacer de la India la tierra de los hindúes.

El primer ministro Narendra Modi da un discurso de victoria tras ganar las elecciones generales de la India, en Nueva Delhi, el 23 de mayo de 2019. Crédito: Prakash Singh/AFP/Getty Images

Casi el 80% de los 1.300 millones de habitantes del país son hindúes, y los analistas dicen que la política populista de Modi atrae a las masas.

“La India está cambiando. A medida que la democracia se ha profundizado, hemos visto el ascenso de una nueva clase de personas, y esta clase realmente no está educada en los principios nehruvianos de la democracia”, dijo Jerath. “Están dispuestos a aceptar la política hindutva del BJP liderado por Modi. Y esto es algo que esta generación de los Gandhi no ha podido contrarrestar”.

Además, los analistas apuntan a décadas de luchas internas y mala gestión dentro del partido del Congreso, que han debilitado su posición en el país. Rahul y Sonia Gandhi también han sido acusados de corrupción, acusaciones que niegan.

El segundo mandato del último primer ministro del Congreso que gobernó la India estuvo plagado de acusaciones de corrupción y escándalos de sobornos por valor de decenas de millones de dólares.

Los humildes comienzos de Modi como hijo de un vendedor de té, frente a la educación privilegiada e influenciada por Occidente de los Gandhi, también lo hacen más afín a una población de clase media emergente, dijo Jerath. Nehru, al igual que Rajiv y Rahul, se educó en el Trinity College de Cambridge. Su hija, Indira, en la Universidad de Oxford.

“Rahul Gandhi siguió buscando el éxito, pero le fue bastante esquivo”, dijo Kidwai. “Por eso ha asumido un papel diferente y ha hecho esta campaña por todo el país”.

Mientras Rahul Gandhi continúa su viaje para unir al país, puede que consiga reconstruir la imagen del Congreso. Pero parece poco probable que llegue a ser primer ministro del país, como su padre, su abuela y su bisabuelo antes que él. Nunca se casó y no tiene hijos. Su hermana, Priyanka, también miembro del partido, tiene dos hijos pequeños, pero no está claro si alguna vez entrarán a la vida política.

Todas las miradas estarán puestas en el próximo líder, que intentará conseguir suficientes votos para desbancar a Modi en 2024.

“Sin duda, Modi tiene el control del poder”, dijo Jerath. “Pero si el Congreso consigue ponerse las pilas, puede que veamos una remontada”.