(CNN) – Esto, de una historia publicada en el diario The New York Times, es una maravilla:
“Junto con [Doug] Mastriano en Pensilvania, los candidatos a gobernador respaldados por Trump en otros cinco estados, Arizona, Illinois, Maryland, Massachusetts y Michigan, no han emitido anuncios de televisión desde que ganaron sus primarias”.
Para ampliar, y explicar: en seis elecciones a gobernador, en algunos de los estados más grandes y competitivos del país, los candidatos republicanos no habían emitido un solo anuncio de televisión para las elecciones generales hasta el lunes 26 de septiembre. En Arizona, la candidata republicana Kari Lake lanzó su primer anuncio de televisión desde que ganó las primarias del 2 de agosto, hasta el martes 27.
Y luego está este hecho: cada uno de esos seis candidatos fue respaldado en sus contiendas en el partido por el expresidente Donald Trump.
Si tomamos en cuenta estos dos datos, veremos el problema para los estrategas republicanos: es muy probable que los candidatos respaldados por Trump ganen las primarias del Partido Republicano, dada la influencia que sigue ejerciendo el expresidente sobre los fieles del partido. Pero esos candidatos a menudo parecen mal equipados para dirigir el tipo de operación profesional (y bien financiada) que se requiere para persuadir a los votantes en una elección general.
Tomemos como ejemplo la candidatura de Mastriano en Pensilvania.
Mastriano saltó a la fama/infamia como una de las voces más fuertes que impulsaban la falsa noción de que las elecciones de 2020 habían sido robadas a Trump. Llevó varios autobuses llenos de gente al mitin “Stop the Steal” del 6 de enero de 2021, aunque dijo que nunca entró en el edificio del Capitolio ese día.
El respaldo de Trump, unido a la fuerza de Mastriano entre las bases del partido y a unas primarias republicanas muy concurridas, le dio la victoria en las primarias de mayo. Pero desde que se convirtió en el candidato, Mastriano no ha mostrado casi ninguna voluntad de adaptar su campaña a los diferentes retos que plantean las elecciones generales. Habla principalmente con los medios conservadores y viaja en una especie de burbuja protectora.
Mientras tanto, su oponente demócrata, el fiscal general del estado Josh Shapiro, ha inundado la radio con anuncios, pintando a Mastriano como alguien demasiado extremo. Como informó CNN por primera vez en septiembre,
Shapiro recaudó US$ 25,4 millones entre el 7 de junio y el 19 de septiembre. Mastriano recaudó aproximadamente US$ 3,2 millones durante el mismo periodo.
Las encuestas sugieren que la disparidad de presupuesto en la contienda ha tenido un impacto. Una nueva encuesta de Marist publicada el 27 de septiembre muestra a Shapiro con un 53% frente al 40% de Mastriano entre los votantes registrados, una sorprendente ventaja de dos dígitos en un estado que ha estado tan reñido en cada una de las dos últimas contiendas presidenciales.
La historia es similar en Michigan, donde la gobernadora demócrata Gretchen Whitmer se consideraba, al comienzo del ciclo electoral de 2022, bastante vulnerable. Pero la candidata republicana Tudor Dixon se ha cruzado de brazos mientras Whitmer define la contienda en la televisión.
Cuando los periodistas le preguntaron recientemente cómo se imaginaba ganar la carrera sin poner anuncios, Dixon respondió: “Oh, pondremos anuncios en el momento adecuado, pero no se preocupen, ganaremos”.
Las elecciones en Maryland, Massachusetts e Illinois siempre han sido más difíciles para los republicanos debido a la naturaleza fundamentalmente demócrata de esos estados. Pero la enorme disparidad en la recaudación de fondos, y en el gasto en publicidad, han hecho que estas elecciones estén lejos del alcance del Partido Republicano.
Los republicanos parecen tener una oportunidad de ganar en Arizona. Y eso puede deberse al hecho de que Lake, como expresentadora de la televisión local, es fácilmente indentificable y, por tanto, necesita menos dinero (y tiempo de publicidad) para presentarse a los votantes.
Por supuesto, Trump podría ayudar a resolver este problema, o al menos mitigarlo. Cuenta con más de US$ 90 millones en su Comité de Acción Política “Save America”, que podría gastar en anuncios para reforzar las candidaturas de Mastriano y Dixon, que carecen de fondos. Hasta la fecha, no lo ha hecho, aunque sus aliados crearon la semana pasada un nuevo comité destinado a apoyar a sus candidatos.
Su falta de actividad publicitaria subraya la naturaleza intrínsecamente egoísta del respaldo de Trump. Quiere celebrar la victoria de su candidato en las primarias, pero está mucho menos interesado en hacer lo necesario para ayudar a esos candidatos a ganar las elecciones generales.
En varios de estos casos, Trump apoyó a un candidato en las primarias con mucho menos atractivo demostrado para una audiencia de elecciones generales y sin el historial probado de ser capaz de recaudar dinero y dirigir una campaña seria y creíble. Y ahora los republicanos se enfrentan a las consecuencias de esas decisiones.