CNNE 1355196 - temen que una nueva hambruna golpee a corea del norte
Advierten que Corea del Norte podría sufrir una crisis alimentaria, tras los últimos anuncios de Kim Jong Un
02:25 - Fuente: CNN

(CNN) – La preocupación por la escasez crónica de alimentos en Corea del Norte es cada vez mayor, y varias fuentes han sugerido esta semana que es probable que se produzcan muertes por inanición.

Algunos expertos afirman que el país ha alcanzado su peor momento desde la hambruna de la década de 1990, conocida como la “Marcha Penosa”, que causó hambrunas masivas y terminó con la vida de cientos de miles de personas, entre el 3% y el 5% de una población que entonces contaba con 20 millones de habitantes.

Según Lucas Rengifo-Keller, analista del Instituto Peterson de Economía Internacional, los datos comerciales, las imágenes satelitales y las evaluaciones de las Naciones Unidas y las autoridades surcoreanas sugieren que el suministro de alimentos “ha caído por debajo de la cantidad necesaria para satisfacer las necesidades humanas mínimas”.

Incluso si los alimentos se distribuyeran equitativamente –algo casi inconcebible en Corea del Norte, donde la élite y los militares tienen prioridad– Rengifo-Keller dijo que “habría muertes relacionadas con el hambre”.

Las autoridades de Corea del Sur concuerdan con esa valoración, y Seúl anunció recientemente que cree que se producen muertes por inanición en algunas zonas del país. Aunque el aislamiento del país dificulta la presentación de pruebas sólidas que respalden estas afirmaciones, pocos expertos dudan de su valoración.

Incluso antes de la pandemia de covid-19, casi la mitad de la población norcoreana estaba desnutrida, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés).

Tres años de fronteras cerradas y aislamiento no pueden sino haber empeorado las cosas.

Como muestra de lo desesperada que se ha vuelto la situación, el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, celebró esta semana una reunión de cuatro días del Partido de los Trabajadores para debatir una renovación del sector agrícola del país, pidiendo una “transformación fundamental” de los planes económicos agrícolas y estatales y la necesidad de reforzar el control estatal de la agricultura.

Camiones norcoreanos cargados con sacos de maíz esperan su autorización en la frontera china en 1997, durante el periodo de hambruna conocido como la "Marcha Penosa". Crédito: Anu Nousiainen/AFP/Getty Images/FILE

Pero varios expertos afirman que Pyongyang sólo puede culparse a sí mismo de los problemas. Durante la pandemia, Pyongyang intensificó sus tendencias aislacionistas, erigiendo una segunda capa de vallas a lo largo de 300 kilómetros de su frontera con China y exprimiendo el poco comercio transfronterizo al que tenía acceso.

Y en el último año ha gastado valiosos recursos en realizar un número récord de pruebas de misiles.

“Ha habido órdenes de disparar a la vista (en la frontera) que se pusieron en marcha en agosto de 2020 … un bloqueo de los viajes y el comercio, que ha incluido el muy limitado comercio oficial (que había antes)”, afirmó Lina Yoon, investigadora principal de Human Rights Watch.

Durante 2022, China exportó oficialmente a Corea del Norte casi 56 millones de kilogramos de harina de trigo o maslin y 53.280 kilogramos de cereales en grano o en copos, según datos de las aduanas chinas.

Pero la represión de Pyongyang ha estrangulado el comercio no oficial, que como señala Yoon es “uno de los principales sustentos de los mercados dentro de Corea del Norte, donde los norcoreanos de a pie compran productos”.

Los casos de contrabando de productos chinos en el país, con un soborno a un guardia fronterizo para que haga la vista gorda, han sido casi inexistentes desde que se cerraron las fronteras.

Varios expertos afirman que el problema de fondo son los años de mala gestión económica y que los esfuerzos de Kim por aumentar aún más el control estatal sólo empeorarán las cosas.

“Las fronteras norcoreanas tienen que abrirse y tienen que reanudar el comercio para que la agricultura mejore y la gente se alimente. Pero ahora mismo están priorizando el aislamiento, están priorizando la represión”, dijo Yoon.

El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un se dirige al Partido de los Trabajadores de Corea en Pyongyang, Corea del Norte, el 26 de febrero de 2023. Crédito: KCNA/Reuters

Pero como señaló Rengifo-Keller, a Kim no le interesa permitir que el comercio no oficial del pasado resurja en este país gobernado dinásticamente. “El régimen no quiere una clase empresarial floreciente que pueda amenazar su poder”.

Luego están las pruebas de misiles con las que Kim sigue obsesionado y sus constantes negativas a las ofertas de ayuda de su vecino.

El ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Sur, Park Jin, declaró a CNN en una entrevista la semana pasada que “la única forma de que Corea del Norte salga de este problema es volver a la mesa de diálogo y aceptar nuestra oferta humanitaria al Norte y tomar una decisión mejor para el futuro”.

Este jueves, el primer ministro Han Duck-soo declaró a CNN que la situación “está empeorando, según muestran nuestros servicios de inteligencia, porque está claro que sus políticas están cambiando… al presidente (Kim Jong Un) le gustaría ejercer mucha presión para que sea dictada por el Estado, ya sabes, el suministro de alimentos a su pueblo, que no funcionará”.

El Ministerio de Unificación de Seúl se apresuró a señalar que Pyongyang sigue centrándose en su programa nuclear y de misiles en lugar de alimentar a su propio pueblo.

Un visitante observa la frontera entre Corea del Sur y Corea del Norte desde el Puesto de Observación de la Unificación en Paju, Corea del Sur. Crédito: Ahn Young-joon/AP

En una sesión informativa celebrada el mes pasado, el viceportavoz Lee Hyo-jung afirmó que “según instituciones de investigación locales e internacionales, si Corea del Norte hubiera empleado el gasto de los misiles que lanzó el año pasado en suministros alimentarios, habría bastado para comprar más de un millón de toneladas de alimentos, lo que se cree más que suficiente para cubrir la escasez anual de alimentos de Corea del Norte”.

La agencia de desarrollo rural de Seúl cree que la producción agrícola de Corea del Norte el año pasado fue un 4% inferior a la del año anterior, a causa de las inundaciones y condiciones adversas del tiempo.

Rengifo-Keller teme que el punto máximo de estos efectos, unido al “enfoque erróneo de la política económica” del régimen, pueda tener un impacto desastroso en la población de por sí en sufrimiento.

“Se trata de una población crónicamente desnutrida desde hace décadas, con altos índices de retraso en el crecimiento y todas las señales apuntan a una situación de deterioro, por lo que ciertamente no haría falta mucho para empujar al país a la hambruna”.