(CNN) – A Schuyler Bailar se le asignó el sexo femenino al nacer. Pero desde niño no podía quitarse de la cabeza la sensación de que nunca sería una mujer.
“Uno de mis primeros recuerdos de género era que iba a ser padre”, dice Bailar. “Iba a ser abuelo de más grande. Iba a crecer para ser un hombre”.
A pesar de tenerlo claro, Bailar, ahora un hombre transgénero de 27 años que vive en Nueva York, no sabía cómo expresarlo de pequeño. Desde que tenía 5 o 6 años, rechazaba la ropa y otros adornos asociados a la feminidad: se negaba a llevar trajes de baño de niña y optaba por un traje de neopreno de cuerpo entero. Insistía en que era un “poco marimacho”.
Pensar en los cambios de su cuerpo en la pubertad lo llenaba de miedo y temor, lo que lo llevó a concentrarse aún más en la natación como una forma de salir de sus pensamientos. Pero cuando se rompió la espalda durante un accidente de bicicleta el verano previo al 11º grado, “todo se vino abajo”, dijo.
La agitación psicológica relacionada con la cuestión de género que se había calmado con la natación afloró en forma de trastorno alimentario, depresión y autolesiones, lo que hizo a Bailar sentirse fuera de control.
Bailar experimentaba disforia de género, una angustia psicológica y malestar que sienten algunas personas cuando existe una diferencia entre el sexo que se les asignó al nacer y su identidad de género, según Jonah DeChants, investigador científico principal de The Trevor Project, una organización que abroda la prevención del suicidio e intervención en crisis para jóvenes LGBTQ.
Esta incomodidad puede surgir en entornos sociales si otros se refieren a la persona con el pronombre de género equivocado, por ejemplo; o, como en el caso de Bailar, si el cuerpo de la persona no coincide con su identidad de género, dijo DeChants.
El sexo describe el sexo biológico asignado a una persona al nacer. El sexo de una persona se basa en las características biológicas de masculinidad o feminidad que indican los cromosomas, las gónadas, las hormonas y los genitales. El género, por otra parte, se refiere a los comportamientos, actitudes y sentimientos que una cultura vincula al sexo biológico de una persona: es una identidad social y una construcción social, según la Asociación Estadounidense de Psicología.
La identidad de género, un aspecto del género, es el “sentido psicológico que una persona tiene de su género”, dice la Asociación Estadounidense de Psicología.
Menos del 0,1% de la población, o 1 de cada 1.000 personas, fue diagnosticada de disforia de género, según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría. Pero esta cifra se basa únicamente en el número de personas que han buscado tratamiento de reafirmación de género en clínicas.
Según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, la disforia de género suele comenzar en la infancia, a veces tan pronto como a los 3 años. Pero los síntomas pueden aparecer en cualquier momento de la vida, afirma el Dr. Jack Drescher, profesor clínico de Psiquiatría de la Universidad de Columbia, en Nueva York.
¿Cómo se identifica la disforia de género?
Según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, para que a un adolescente o un adulto se le diagnostique disforia de género, debe presentar ciertos criterios, junto con angustia clínicamente significativa o deterioro funcional. No todas las personas que no se identifican con el sexo que se les ha asignado experimentan disforia de género, en particular la angustia y el deterioro.
Algunos de estos criterios difieren en función de la edad, pero en general implican un conflicto entre la identidad de género y las características sexuales primarias y/o secundarias. (Las características sexuales primarias se refieren a los ovarios o los testículos y las hormonas relacionadas, mientras que las características sexuales secundarias son rasgos que vienen con la maduración del cuerpo, como la voz, el vello facial, el tamaño de los pechos y la altura).
Las personas con disforia de género pueden desear realmente deshacerse de esas características sexuales primarias o secundarias o tener aquellas características que coincidan con su identidad de género. Estas personas también pueden preferir la ropa, las actividades, los juguetes, el juego o el trato social tradicionalmente asociados a un sexo distinto del que se les ha asignado.
Según el Dr. Amir Ahuja, director de psiquiatría del Centro LGBT de Los Ángeles y presidente de la Asociación de Psiquiatras LGBTQ+, el malestar asociado a la disforia de género puede incluir ansiedad, depresión, baja autoestima, autolesiones, suicidio o respuestas traumáticas, como la hipervigilancia, por haber sido maltratados en la sociedad.
La angustia de una persona puede llegar a ser tan importante que interfiera en su capacidad de funcionamiento: es posible que no puedan dormir, concentrarse en la escuela o el trabajo, comer bien, pagar las facturas a tiempo, socializar o limpiar su casa, añadió.
Si tú o alguien que conoces está luchando con pensamientos suicidas o problemas de salud mental, por favor llama a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio al 988 (o 800-273-8255) para ponerte en contacto con un consejero capacitado o visita el sitio de la NSPL.
¿Es la disforia de género un trastorno mental?
Como la disforia de género está incluida en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, también llamado DSM, se diagnostica como un trastorno mental, dicen los expertos. (El DSM es el manual que utilizan los profesionales sanitarios como guía autorizada para diagnosticar los trastornos mentales).
Pero la incongruencia de género (tener una identidad de género distinta al sexo asignado al nacer) no es lo que convierte la disforia de género en un trastorno mental. La disforia clínicamente significativa en torno a la incongruencia es lo que la convierte en un trastorno, afirma Ahuja.
“Al igual que todas las enfermedades del DSM, un componente clave de la depresión, la ansiedad, la esquizofrenia, etc., es que tiene que ser funcionalmente perjudicial, de lo contrario no cuenta como diagnóstico”, añadió.
La inclusión de la disforia de género en el DSM es necesaria para acceder a una atención que afirme el género, por lo que para DeChants, del Proyecto Trevor, la inclusión de la disforia de género en el DSM es, en parte, una cuestión pragmática.
“Tenemos que hacer más para desestigmatizar y ayudar a la gente a entender que ser trans no es ser un enfermo mental”, dijo. “Me gustaría que nos alejáramos del DSM”.
Pero para que la gente reciba atención en el sistema sanitario estadounidense, el hecho de que el DSM tenga un código de diagnóstico para la disforia de género significa que la gente puede conseguir un seguro que pague su atención, dijo DeChants.
Aliviar la disforia de género
Las personas abordan la disforia de género de diferentes maneras que generalmente se dividen en algunas categorías, y la Asociación Estadounidense de Psiquiatría dice que no todos necesitan todos los tipos de apoyo.
Algunas personas pueden intentar explorar sus experiencias con su identidad y expresión de género con un terapeuta. Cuando Bailar recibió ayuda para su trastorno alimentario en un centro de tratamiento residencial durante más de cuatro meses, su terapeuta lo ayudó a darse cuenta de que era transgénero.
Los seres queridos de la persona pueden probar con la terapia familiar o de pareja o los grupos de apoyo para compartir sus experiencias y ayudar a fomentar un entorno que respalde positivamente la persona con disforia de género.
La afirmación de la identidad de género de alguien por parte de otros también puede ser crítica, ya que “el rechazo familiar y social de la identidad de género es uno de los predictores más fuertes de dificultades de salud mental entre las personas transgénero”, según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría.
La familia de Bailar y el entrenador de natación de la Universidad de Harvard lo apoyaron, lo que llevó a Bailar a convertirse en el primer atleta abiertamente transgénero en competir en cualquier deporte en un equipo masculino de la División 1 de la National Collegiate Athletic Association.
Lo que la Asociación Estadounidense de Psiquiatría llama afirmación social puede verse como alguien que adopta diferentes pronombres de género y otros aspectos de la expresión de género, como por ejemplo la forma en que uno se viste, algo que Bailar había estado haciendo desde la infancia.
Alguien podría afirmarse legalmente cambiando su nombre y género en los formularios de identificación del gobierno.
Lo que se llama afirmación médica incluye bloqueadores de la pubertad para adolescentes, que pausan la pubertad, dándoles tiempo a los adolescentes para pensar en su identidad y tiempo a sus tutores para considerar opciones, dijo DeChants. Las hormonas para adolescentes mayores y adultos pueden ayudar a desarrollar características como vello facial (usando testosterona) o una voz más suave (usando estrógeno).
Algunos adultos optan por la afirmación quirúrgica para eliminar, agregar o alterar la apariencia de algunas características sexuales. Bailar se sometió a una cirugía superior (doble mastectomía) en marzo de 2015 y unos meses después comenzó la terapia hormonal.
Casi una década después, Bailar está feliz, dijo. Está recién casado, es autor y orador, y pasa la mayor parte de su tiempo educando a otros sobre el género. Su próximo libro, “Él/Ella/Ellos: Cómo hablamos de género y por qué es importante”, se lanzará en octubre.
“La atención de afirmación de género fue una gran parte del alivio de la disforia de género”, dijo. “Estoy tan enamorado de ser trans, y tengo tanta alegría, porque el amor, el apoyo, la libertad que experimento en mi transgénero supera con creces cualquier tipo de negatividad. Y la negatividad existe porque la gente es transfóbica, no porque yo sea trans”.