(CNN Español) – Tras una campaña destacada y su posterior llegada a la vicepresidencia, muchos analistas consideraron a Francia Márquez como uno de los fenómenos políticos de 2022. Ahora, tras un año de gobierno, ¿ha logrado concretar el liderazgo y poner en marcha las propuestas de su exitosa campaña?
Márquez cumple un año en el gobierno del presidente Gustavo Petro, cuya promesa fue la del “cambio”. Pero hasta el momento se ha visto poco de ello en un país que camina lento por la paquidermia natural del Estado, que no le ha permitido a la vicepresidenta reclamar un legado político y que, según analistas consultados, aún está lejos de ocurrir.
Márquez fue durante muchos años una activista por el medio ambiente que lideró comunidades negras en el suroccidente de Colombia, una de las regiones más empobrecidas. Esa lucha de años la catapultó a la política nacional en 2022 cuando fue la voz de los que llamó los “nadie”, y junto con el entonces candidato de izquierda Petro lograron una elección histórica: él, el primer presidente de izquierda elegido en la historia moderna del país; ella, la primera vicepresidenta negra surgida de una región pobre. Fue el momento de los “nadie”. Una foto para la historia.
“El hecho de que Márquez esté en la vicepresidencia en un país como Colombia ya es algo para mostrar en términos políticos”, dijo a CNN Tatiana Duque, periodista y editora de un podcast en La Silla Vacía, un medio de comunicación independiente con sede en Bogotá y quien ha cubierto durante más de 15 años años la política colombiana.
“La simbología para el presidente Petro es muy importante en su gobierno”, agregó Duque, quien señala que una cosa es la simbología y otra la labor real que desempeña Márquez en el gobierno.
Pero en su primer año, la construcción del legado de Márquez aún está por verse. Según analistas y aliados políticos consultados por CNN, tanto la desarticulación con el resto del gobierno como los vaivenes típicos de un Estado burocrático han dificultado que la vicepresidenta tenga muchos resultados por mostrar, a pesar de algunos avances en su gestión.
“En términos políticos y de filigrana y de cómo se maneja el Estado, hay que decir que la vicepresidencia en Colombia tiene una función constitucional y es reemplazar al presidente. El resto, depende de lo que el presidente diga”, dijo Duque sobre las funciones de Márquez.
Y es ahí donde podría verse un tipo de traba institucional —o de voluntad política— sobre las funciones de la vicepresidenta, pues, según la Constitución, además de reemplazar al presidente, es él quien le confía “misiones o encargos especiales y puede designarlo en cualquier cargo de la rama ejecutiva”.
“El gobierno ha desperdiciado el potencial de Márquez para transmitirle al país las políticas de gobierno, para liderar el sector de cultura, para recoger la urgencia de cambio. El ‘tour de Francia’, la mejor idea de la campaña, se ha perdido, esa vocación de Francia se debería recuperar”, dijo a CNN Mauricio Velásquez, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Los Andes en Bogotá.
Construyendo un legado
Márquez recorrió gran parte del país con una campaña para, según ella, dignificar la política y hacer visibles a “los nadie”, a las víctimas de la violencia.
“Vengo del territorio de los nadies y de las nadies, vengo de los territorios olvidados en términos de inversión social, pero violentados por una política de muerte”, dijo Márquez a periodistas en marzo, recalcando que “no tendría sentido estar en el Pacto Histórico si no va a transformar esas realidades que sigue viviendo la gente”.
Pero el cambio que tanto se prometió no está siendo fácil aún desde el gobierno. Y la sensación se siente dentro del mismo movimiento político de Márquez “Soy porque somos”, según le dijo a CNN Ariel Palacios, uno de los integrantes de este movimiento.
“El cambio no va a ser fácil y, de hecho, no lo está siendo”, dijo Palacios a CNN, señalando que la estructura burocrática del país no deja que avancen procesos a la velocidad que se quiere sino que, por el contrario, dice él, aún se necesita mucho tiempo antes de que estos empiecen a funcionar debido a una “inercia institucional”.
“Llegamos a encontrar que no siempre los procedimientos y la gestión pública, es decir, la ruta, el ciclo de los proyectos, permite dar una respuesta inmediata a las necesidades de la gente”, agregó.
Palacios señala tan solo uno de los proyectos a los que se comprometió Márquez de garantizar agua potable a poblaciones más necesitadas, dado que el acceso al agua es fundamental, dice, para que haya centros de salud, escuelas, hoteles, restaurantes: es decir, crecimiento económico.
“No va a ser posible resolver en once meses los problemas que no se resolvieron en 50 años. Es un proceso de aletargamiento que no considera la emergencia en las comunidades”, señaló Palacios.
Los avances
Hasta ahora, la vicepresidencia muestra avances en la gestión de Márquez con la firma de un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos para el cumplimiento de compromisos del capítulo étnico del Acuerdo de Paz, el liderazgo de Márquez en las relaciones entre gobierno y el movimiento afrodescendiente e indígena. Además, dice, bajo su liderazgo ha llevado recursos económicos a Buenaventura, uno de los sectores más pobres del país en el Pacífico colombiano y ha visitado regiones apartadas de la capital para escuchar a directamente a las comunidades, según su rendición de cuentas de los 100 primeros días.
Además, Márquez tuvo la tarea de representar a Colombia en una gira que hizo por tres países de África, cuyo objetivo fue “afianzar las relaciones diplomáticas, económicas, políticas y culturales con la población afrodescendiente e indígena”. Pero el viaje fue muy criticado por sus opositores que se preguntaban la necesidad de que fuera con una comitiva grande y la necesidad de un viaje a países en los que Colombia no tiene una tradición diplomática.
Pero ese viaje, según el analista político Mauricio Jaramillo Jassir, le dio la oportunidad de mostrar su “liderazgo natural en el mundo afro” además de resultados “visibles” de acuerdos bilaterales con Sudáfrica, Kenya y Etiopía.
“Me parece que fue una cosa que salió bien y Márquez pudo cumplir con la expectativa que se tenía en las comunidades del Pacífico de proyectarse hacia la África subsahariana y me parece que, en un periodo de tiempo corto, he visto tres países y vemos resultados cada vez más visibles”, dijo Jaramillo Jassir.
Pero dentro de esa gira también hubo una serie de desaciertos, según el analista. “Tiene que ver con una invisibilidad. Es decir, a Francia no se la ve articulando con el gobierno: viaja a África, que es su principal activo. Pero tenemos una ausencia total de la Cancillería. Eso habla también de falta de coordinación de lo que está haciendo la vicepresidenta con el resto del poder”, dijo.
El Ministerio de la Igualdad
En los últimos meses, la creación del Ministerio de la Igualdad y la Equidad —que fue bandera de la campaña cuando Márquez se unió a Petro en la aspiración presidencial— ha generado polémica por cuenta de las preguntas en torno a la austeridad de esta nueva cartera que dirigirá Márquez y que tendrá cinco viceministerios, muchos más que cualquier otro.
Si bien su objetivo es “solucionar graves problemas como el de la pobreza”, este ministerio no está en funcionamiento debido a temas de burocracia estatal: no fue creado sino hasta enero de este año y recién el 30 de junio Márquez fue posesionada por Petro como ministra de Igualdad y Equidad. Hasta el momento no se conoce dónde operará ese Ministerio.
“Montarle todo un Ministerio a la vicepresidenta no era tan fácil como seguramente muchos alrededor del proyecto político del presidente supondrían que podría ser. Es una cosa que todavía está en papel y el tiempo va a seguir pasando y el Estado es muy lento y (existe) la premura política de que ya debería tener algo que mostrar más allá de la simbología de ser vicepresidenta”, dijo Duque, editora de La Silla Vacía.
“Yo creo que es muy difícil pensar en que se pueda llenar esa expectativa y no se va a llenar, creo yo. En el corto plazo me parece que va a ser difícil”, dice Duque sobre un posible legado para mostrar.
Y otro de las limitaciones que tiene la vicepresidencia es la poca claridad en las comunicaciones para articularse con el gobierno, dice Jaramillo Jassir. “Tengo la impresión de que todavía, en términos de comunicación e imagen, Márquez no se inserta en el discurso del gobierno”, dice el analista.
“Me parece que todavía no se ha logrado explicarle a la gente cuál es el mandato, el rol, los objetivos, qué es lo que está buscando este gobierno, cómo es su agenda. Y creo que eso es lo que hemos visto este año”, puntualiza.
Pero para el profesor Velásquez, el Ministerio de la Igualdad y la Equidad puede ser una gran alternativa para el segundo año de mandato. “Al igual que el resto del gobierno, la gestión de la vicepresidenta ha sido el factor de mayor debilidad. Esto puede mejorar con el Ministerio de la Igualdad, especialmente si se le da un enfoque de absoluta eficiencia en las intervenciones y cero politiquerías”, dijo.
“Con el Ministerio de la Igualdad, Márquez puede convertirse en protagonista de un segundo aire del gobierno. Si la vicepresidenta sabe rodearse de personas con conocimiento en la implementación de políticas públicas sociales, eso puede contribuir significativamente a la construcción de legitimidad”, añade Velásquez.
El racismo contra Márquez
A pesar de los desaciertos que muchos pueden señalar en sus funciones, Márquez ha tenido que lidiar con expresiones de racismo y clasismo por opositores a su figura.
“Esas críticas hacen muy difícil el análisis de su gestión y esto es algo que también tiene que ver con lo que significa su llegada. El hecho de que haya una mujer que sea afro, que ambientalista, eso para Colombia significa un cambio para el que no estábamos preparados. Ver a una persona de esa fisionomía representando esa incomodidad, me parece que se expresa con crítica muchas veces hacia su persona o descalificativos, y no necesariamente haciendo un control político sobre su gestión”, dijo Jaramillo Jassir.
Finalmente, estas trabas a la gestión obedecen a una razón, según Palacios, del movimiento “Soy porque somos”: la falta de poder real del gobierno actual, que llegó luego de décadas de gobiernos de derecha.
“Petro y Márquez llegaron al gobierno, pero no han llegado al poder. Y esta clase política que está enquistada en el poder hace más de siete décadas no ha perdido el poder: perdió el gobierno, pero no el poder”, dijo Palacios.