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"El gran enemigo aquí es Joe Biden", dice vicegobernadora de Florida sobre el debate republicano de este miércoles
06:31 - Fuente: CNN

(CNN) – A dos meses de las asambleas partidistas republicanas en Iowa, el número de candidatos republicanos a la presidencia se está reduciendo, al igual que el escenario de los debates de las primarias, en el que participarán solo cinco candidatos cuando se reúnan este miércoles por la noche en Miami.

El expresidente Donald Trump volverá a estar ausente, por decisión propia, tras haber intentado y fracasado en su intento de que la Comisión Nacional Republicana cancelara los debates restantes en deferencia a su condición de favorito. No estará lejos, sin embargo, el miércoles, reuniendo a sus partidarios a 16 kilómetros de distancia en Hialeah.

En el escenario estarán el gobernador de Florida, Ron DeSantis; la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley; el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie; el senador de Carolina del Sur, Tim Scott, y el empresario tecnológico Vivek Ramaswamy, todos los cuales firmaron una promesa comprometiéndose a apoyar al eventual candidato del partido y alcanzaron los umbrales de donantes y encuestas establecidos por la Comisión Nacional Republicana. El gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, y el exgobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, no lograron alcanzar los requisitos.

Un menor número de candidatos podría significar un debate más sustancioso que la última vez, cuando los procedimientos se convirtieron rápidamente en un caótico de cruce de palabras. También es posible que la desesperación se apodere de los que están en el escenario, a medida que disminuyen sus oportunidades de cambiar la trayectoria de la campaña de las primarias republicanas.

DeSantis y Haley, considerados ahora como las dos alternativas más fuertes a Trump, son los que más probabilidades tienen de enzarzarse. Ambos se han enzarzado en una prolongada guerra de acusaciones, que ha culminado con la publicación de dos memorandos de campaña enfrentados: el director de campaña de Haley calificando a DeSantis de “barco que se hunde” y los estrategas de DeSantis descalificando a Haley de “saboteadora” cuya candidatura solo aumenta las posibilidades de que Trump consiga la candidatura republicana.

También se espera que la guerra entre Israel y Hamas ocupe un lugar destacado en el debate, que se celebra en colaboración con la Coalición Judía Republicana como parte de los esfuerzos del Partido Republicano por ganar puntos entre los votantes pro-Israel.

Estas son cinco cosas a las que habrá que prestar atención durante el tercer debate presidencial republicano:

El elefante que no está en la sala

Tras ser acusado por Trump, entre otros, de llevar “tacones ocultos” o alzas en sus botas para realzar su estatura, DeSantis, antes de este debate, retó a Trump a asistir, e incluso le ofreció un cebo.

“Si Donald Trump puede reunir los coj***s para presentarse al debate”, dijo el gobernador, “me pondré una bota en la cabeza”.

Por desgracia, parece que las botas de DeSantis permanecerán en sus pies, ya que Trump, por tercera vez, no se unirá a sus compañeros republicanos en el escenario. En su lugar, estará cerca, en Hialeah, dirigiéndose a los votantes hispanos tras una semana dominada por su testimonio en su juicio por fraude civil en Nueva York.

Los otros candidatos han ignorado a Trump durante los dos primeros debates. Pero con la asamblea partidista republicana en Iowa ahora en el horizonte, y el expresidente dominando en las encuestas, podría ser conveniente que al menos reconocieran su existencia.

Es difícil recordar a un candidato que haya recibido tan pocos ataques de sus rivales. Sus críticas se han intensificado ligeramente en el último mes, pero no lo suficiente como para que la mayoría de los votantes se den cuenta, y mucho menos para que cambien de opinión.

Quizá eso cambie en el debate de Miami. El tiempo se acaba.

Haley contra DeSantis en vivo

Haley y DeSantis han pasado las últimas semanas anticipando en entrevistas, discursos y anuncios las líneas de ataque que podrían utilizar el uno contra el otro, ya que compiten para ser vistos como la alternativa más atractiva del Partido Republicano a Trump.

En una encuesta reciente de CNN, el 22 % de los posibles votantes de las primarias en Carolina del Sur dijo que votarían por Haley, en comparación con el 11 % que dijo que apoyaba a DeSantis. Y una encuesta de Des Moines Register/NBC News/Mediacom Iowa, del 30 de octubre, mostró que Haley y DeSantis estaban empatados en segundo lugar, con un 16 %, en el primer estado de votación de la nación. Trump era el líder dominante en ambas encuestas.

Un día antes de que su pugna pudiera desarrollarse en tiempo real, la campaña de Haley publicó un nuevo video que adelantaba la actuación de DeSantis en el debate.

“En el próximo debate, esperen que Ron DeSantis vuelva a mentir sobre su historial”, decía el video. “No se puede confiar en nada de lo que él [DeSantis] diga”.

A última hora de la noche del lunes, después de que DeSantis se hubiera asegurado el respaldo de la gobernadora de Iowa, Kim Reynolds, su campaña volvió a defender que el gobernador de Florida es la “única alternativa” a Trump.

El equipo de DeSantis argumentó en un memorando que Haley y el resto de los candidatos eran meros saboteadores, y que sus candidaturas no hacían más que aumentar las probabilidades de que Trump fuera el candidato.

“Cada dólar que la comunidad pro-Haley recauda o gasta también debe figurar como una contribución ‘en especie’ en los informes de la FEC de la campaña de Trump”, dice el memorando.

Ahora, sin embargo, es el momento de que los candidatos hablen.

¿División entre Israel y Gaza?

Tras el mortífero ataque sorpresa de Hamas contra Israel, el 7 de octubre, los republicanos se apresuraron a mostrar su apoyo al Estado judío. La Comisión Nacional Republicana invitó a la Coalición Judía Republicana a participar en el debate.

Pero ¿hay alguna diferencia real entre los aspirantes del Partido Republicano en lo que respecta a Israel y Gaza?

En esencia, la respuesta es mayoritariamente negativa. Pero en el fondo, hay espacio para el debate.

DeSantis ha adoptado la línea más dura, diciendo a los votantes en Iowa que nunca aceptaría refugiados palestinos.

“Si nos fijamos en cómo se comportan, no todos son de Hamas, pero todos son antisemitas”, dijo.

Esa frase provocó una reprimenda de Haley, antigua embajadora de EE.UU. en las Naciones Unidas, que dijo en el programa “State of the Union”, de CNN, el mes pasado: “Hay tantas de estas personas que quieren liberarse de este dominio terrorista” y que “EE.UU. siempre ha simpatizado con el hecho de que se puede separar a los civiles de los terroristas.”

Ramaswamy no ha planteado objeciones a la conducta de Israel en el bombardeo de Gaza, pero es el único candidato del Partido Republicano que ha sugerido la retirada gradual de la ayuda a Israel como parte de su política exterior aislacionista. También ha criticado a sus rivales, calificando su respuesta de “histeria emocional”, en lugar del enfoque “sensato” que él preferiría.

¿Ha llegado el momento del pánico?

Los votantes de Iowa son conocidos por tomar sus decisiones tarde, lo que es una buena noticia para los candidatos. Las encuestas han mostrado a Trump con una ventaja sustancial de dos dígitos antes de las asambleas partidistas del 15 de enero, con Haley y DeSantis compitiendo por un distante segundo lugar. Si alguna vez hubo un momento para intentar algo, cualquier cosa, para cambiar esa dinámica, es la noche del miércoles.

Haley ha demostrado que una buena actuación en el debate puede poner a un candidato en el radar de la gente. DeSantis ha demostrado que enfrentarse a los moderadores del debate, como cuando pidieron a los candidatos que expulsaran a alguien de la isla, funciona bien entre los votantes republicanos. Pero, como demostró el segundo debate, en Simi Valley, California, esos momentos son pocos y distantes entre sí. También hay muchas posibilidades de que el enfrentamiento de Miami se convierta en un revoltijo ininteligible de palabras y golpes e insultos torpes mientras los candidatos se pelean por el tiempo de uso de la palabra.

Este debate, y el cuarto evento del 6 de diciembre, en Tuscaloosa, Alabama, ofrecen a los republicanos dos últimas oportunidades de presentar sus argumentos a los votantes en horario de máxima audiencia antes de las asambleas partidistas de Iowa. Para DeSantis y Haley, en particular, es una oportunidad de alejarse aún más de sus rivales republicanos con encuestas de un solo dígito y de demostrar por qué deberían ser la principal alternativa a Trump.

Para el resto del escenario, el debate de Miami es una oportunidad de presentar sus argumentos a los votantes y donantes para poder llegar a la siguiente etapa en Alabama.

¿Dónde están Ramaswamy, Christie y Scott?

Christie, Scott y Ramaswamy apenas llegaron a este debate y tendrán que esforzarse para alcanzar los umbrales más altos de recaudación de fondos y encuestas de cara al cara a cara de diciembre. Eso aumenta la presión sobre el trío para destacar en Miami, pero como han demostrado los dos últimos debates, los momentos fabricados conllevan grandes riesgos y poca recompensa.

El momento más memorable de Christie en un debate, en el que tachó al senador de Florida Marco Rubio de robótico, tuvo lugar hace casi ocho años. Esta vez, sus ataques han estado lejos de ser letales. Ha dicho que Ramaswamy suena como ChatGPT y ha llamado a Trump “Pato Donald” por saltarse los debates. Scott, por su parte, ha aprendido que ser el Sr. Buen Tipo no le ayudará a destacar, pero tampoco lo hizo su enfrentamiento con Haley durante el segundo debate.

En el primer debate, celebrado en Milwaukee, Ramaswamy bromeó diciendo que sus compañeros republicanos soltarían frases ensayadas, les llamó marionetas de los comités de acción política y felicitó a Haley por sus futuros puestos en los consejos de administración de los contratistas de defensa, una indirecta a sus agresivas posiciones en política exterior. ¿El resultado? Dio la impresión de ser un niño salido del club de debate y fue tachado de molesto por los críticos. Cambió de rumbo en el segundo debate, calificando a sus oponentes de “buena gente”, pero se notó el giro.

La cuestión ahora es qué versión de él aparecerá el miércoles por la noche.