(CNN) – Una crisis de liderazgo repentina y de gran magnitud en OpenAI ha provocado una rotación de los CEO de la compañía de inteligencia artificial, con el empresario tecnológico Emmett Shear convirtiéndose en el más reciente en tomar el timón este lunes.
Pocos días antes, la junta directiva de OpenAI destituyó abruptamente al entonces CEO, Sam Altman, y nombró CEO interina a la directora de tecnología, Mira Murati. Durante el fin de semana, este drama al estilo de “Game of Thrones” suscitó muchas dudas sobre el destino de Altman. Pero el lunes por la mañana, Altman había aceptado un puesto en Microsoft, el gigante tecnológico con una importante inversión en OpenAI, Shear había sido nombrado CEO interino y cientos de empleados de OpenAI, incluida Murati, pedían la dimisión del consejo y amenazaban con seguir a Altman a Microsoft.
Los sorprendentes acontecimientos de las últimas 60 horas plantean profundos interrogantes sobre el futuro de OpenAI, la empresa, con su inusual estructura híbrida sin y con fines de lucro, que dio a conocer al mundo ChatGPT e inició un debate mundial sobre las promesas y los peligros de la IA generativa.
Ahora, Shear, de 40 años, cofundador de la empresa de retransmisiones de videojuegos Twitch, será el encargado de recoger las piezas de OpenAI. Este lunes, Shear anunció que había aceptado el puesto de CEO interino porque cree que OpenAI “es una de las empresas más importantes que existen en la actualidad”.
Que pueda seguir siéndolo depende de las decisiones que Shear tome a continuación.
Rescatar OpenAI
Tras dejar Twitch a principios de año para cuidar de su hijo recién nacido, Shear asume las riendas de una empresa ahuecada que ha perdido a cofundadores clave, empleados sénior y corre el riesgo de perder a muchos más. Tendrá que lidiar con un equipo directivo potencialmente moribundo que votó a favor de desencadenar la crisis y que supuestamente veía el hipotético colapso de OpenAI como un resultado beneficioso que serviría a la propia misión de la empresa.
Mientras se compromete a investigar los hechos que provocaron el despido de Altman, Shear no solo debe volver a centrar un equipo mermado y salvar la posición de la empresa como desarrollador líder de IA, en un sector que cambia radicalmente con la salida de Altman, sino también redefinir qué representa OpenAI en un amplio debate mundial sobre los riesgos y beneficios de la inteligencia artificial y cómo regularla.
“Cuando la junta compartió la situación y me pidió que asumiera el cargo, no tomé la decisión a la ligera”, dijo Shear en un mensaje en X, la plataforma antes conocida como Twitter. “En última instancia, sentí que tenía el deber de ayudar si podía”.
A pesar de ser conocido por lanzar una empresa de redes sociales que fue adquirida por Amazon en 2014 por US$ 970 millones, Shear se ha convertido en un comentarista cada vez más vocal sobre la IA, y algunos de sus escritos y comentarios anteriores ofrecen una ventana a su estilo de gestión y filosofía sobre los riesgos de la inteligencia artificial.
Un escéptico de la regulación, excepto en IA
Este informático, empresario e inversor educado en Yale se describe a sí mismo como un asesor común. Lleva años guiando a empresas tecnológicas en ciernes como socio a tiempo parcial de Y Combinator, la aceleradora de startups que en su día dirigió Altman. Es aficionado a dar consejos empresariales en X, entre otras cosas sobre videojuegos y libros de ciencia ficción.
En un hilo de 2021 en el que reflexionaba sobre el décimo aniversario del lanzamiento de Twitch, Shear publicó 23 mensajes en los que destilaba lo que había aprendido en breves lecciones de gestión, como que “para las empresas de Internet, el crecimiento es más importante que los beneficios”. También escribió que “solo existen cinco estrategias de crecimiento, y tu producto probablemente solo encaja en una”.
En apariciones más recientes en podcasts, Shear ha combinado su afición por el pensamiento abstracto de alto nivel con una tendencia a las coloridas analogías con el ajedrez, Star Trek y la evolución humana primitiva para articular sus opiniones sobre la IA, en particular sobre la inteligencia general artificial, una tecnología avanzada que aún está a años de distancia pero que muchos investigadores del campo de la IA creen que podría ser el resultado final de su trabajo.
Shear ha dicho que se asemeja a muchos de sus colegas de Silicon Valley al favorecer en general una regulación limitada de la tecnología, o regulaciones que puedan desbloquear mejor las promesas de la innovación. Pero también ha argumentado que, en el caso concreto de la IA, es probable que las futuras mejoras de la tecnología se produzcan con tanta rapidez y, a la larga, independientemente de cualquier intervención humana, que podrían sobrepasar fácilmente a sus creadores.
“Se podrá apuntar la cosa que hemos construido hacia sí misma… ese bucle se hará más y más y más apretado, y cada vez más y más rápido, hasta que pueda automejorarse por completo”, dijo Shear en junio, esbozando sus preocupaciones. “Ese tipo de inteligencia es algo intrínsecamente muy peligroso, porque la inteligencia es poder”.
Preocupación por el futuro de la IA
Incluso si la inteligencia artificial no llega a ser más inteligente que la humana, ha argumentado Shear, aún podría causar estragos de la misma manera que las personas.
“Imagina 100.000 de las personas más inteligentes que conozcas, todas funcionando a una velocidad 100 veces superior a la del tiempo real y capaces de comunicarse entre sí de forma instantánea a través de la telepatía”, dijo en septiembre. “Esas 100.000 personas pueden conquistar el mundo. No tienen por qué ser más inteligentes que un humano”.
Estos puntos de vista parecen encajar con las preocupaciones sobre la seguridad de la IA que, según los informes, pueden haber sido un factor en el despido de Altman por parte de la junta de OpenAI, aunque Shear negó el domingo que el despido de Altman fuera “por cualquier desacuerdo específico sobre la seguridad” y que “su razonamiento era completamente diferente de eso”.
Aun así, las perspectivas de Shear sientan las bases para que OpenAI adopte un enfoque más cauteloso en su futuro posterior a Altman, que se incorpora a Microsoft. Y eso plantea su propio conjunto de preguntas sobre cómo Shear puede gestionar la relación de OpenAI con Microsoft. Cada uno ha reiterado su compromiso con el otro, como parte de un acuerdo que ha visto la tecnología de OpenAI incorporada en el motor de búsqueda Bing y Microsoft invirtiendo miles de millones en OpenAI.
Pero con Altman y sus aliados trabajando internamente en Microsoft, Shear, y quienquiera que le suceda como CEO permanente de OpenAI, puede quedar eclipsado para siempre.