Elon Musk

Nota del editor: Jill Filipovic es periodista con sede en Nueva York y autora del libro “OK Boomer, Let’s Talk: How My Generation Got Left Behind”. Síguela en Twitter. Las opiniones presentadas en este artículo le pertenecen exclusivamente a su autor.

(CNN)– Elon Musk está intentando enmendar sus errores, o al menos hacer un control de daños, después de respaldar una publicación antisemita en su plataforma X, antes Twitter.

Musk, sin embargo, en realidad no se está disculpando adecuadamente o haciendo mucho de nada para hacer frente a sus propias acciones viles repetidas o la intolerancia que se ha apoderado de X desde que tomó las riendas de la red social.

Esta semana visitó Israel, una nación en medio de una sangrienta guerra, para demostrar, como él dijo, que “las acciones hablan más alto que las palabras”.

Por desgracia para Musk, tanto sus acciones como sus palabras son odiosas.

El último problema de Musk comenzó cuando un usuario de X se dirigió a los antisemitas de la plataforma, publicando: “A los cobardes que se esconden tras el anonimato de Internet y publican ‘Hitler tenía razón’: ¿Tienen algo que decir? ¿Por qué no nos lo dicen a la cara?”.

Otro respondió: “Vale. Las comunidades judías (sic) han estado promoviendo exactamente el tipo de odio dialéctico contra los blancos que dicen querer que la gente deje de usar contra ellos. Estoy profundamente desinteresado en que ahora me importe una p*** mierda que las poblaciones judías occidentales lleguen a la inquietante comprensión de que esas hordas de minorías que apoyan inundando su país no les caen precisamente demasiado bien”.

En respuesta, Musk replicó: “Has dicho la auténtica verdad”.

Y luego fue más lejos, diciendo que la Liga Antidifamación (ADL, por sus siglas en inglés) “ataca injustamente a la mayoría de Occidente”, al denunciar el antisemitismo. Musk afirmó: “Esto se debe a que [la ADL] no puede, por sus propios principios, criticar a los grupos minoritarios que son su principal amenaza”.

Los grupos judíos no tardaron en señalar que la declaración que Musk refrendó como “la verdad real” es en realidad una versión de una teoría de la conspiración racista. La idea es que los judíos están dejando entrar en el país a invasores inmigrantes para despojar a los blancos de su poder y destruir la cultura blanca.

Y no se trata solo de algunos fanáticos bromeando en las redes sociales. Esta fea teoría del “Gran Reemplazo” ha estado detrás de tiroteos masivos dirigidos contra grupos raciales o étnicos específicos, como el de un supermercado en Buffalo en el que murieron 10 compradores y empleados negros.

La reacción a los comentarios de Musk sobre X no se hizo esperar. Los anunciantes retiraron sus campañas de X, y Musk fue objeto de críticas internacionales.

Musk viajó a Israel para reunirse con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, visitar un kibutz atacado por Hamas el 7 de octubre y conocer a algunos de los familiares de los rehenes tomados por Hamas ese día. Musk y Netanyahu mantuvieron una conversación en vivo en X, durante la cual Musk, refiriéndose a Hamas, dijo: “Hay que neutralizar a quienes pretenden asesinar. Entonces debe cesar la propaganda”.

Añadió que hay que hacer que Gaza sea “próspera”, y “Si (todo) eso ocurre, creo que será un buen futuro”, señalando que le “encantaría ayudar”.

Qué burla.

La visita de Musk a Israel fue transparentemente transaccional y francamente insultante. El sentimiento antisemita que Musk respaldó no tenía nada que ver con Israel; la “teoría del reemplazo” es generalmente una alegación sin fundamento de que los judíos y otros inmigrantes en EE.UU. y Europa están destruyendo la civilización occidental.

Reunirse con un multimillonario para salvar su reputación no debería ser una prioridad para los dirigentes israelíes, que en este momento siguen negociando el regreso de decenas de israelíes que Hamas mantiene como rehenes y supervisan una guerra devastadora en Gaza que ha matado a miles de civiles inocentes y desplazado a muchos más. Una charla con Musk y una visita personal a la devastación de Hamas parece que podría haber esperado.
Una visita a Israel en medio de una guerra ni siquiera se acerca a la solución del problema de raíz del antisemitismo, y no debería absolver a Musk de la responsabilidad de sus propias palabras y acciones.

Bajo el liderazgo de Musk, X se ha convertido en un pantano de prejuicios e intolerancia. Conocidos neonazis y supremacistas blancos han recuperado sus cuentas. Miembros del Estado Islámico volvieron a la plataforma y a algunos teóricos de la conspiración QAnon se les ha permitido pagar por insignias de verificación en el sitio.

En los meses posteriores a la adquisición de Musk, el discurso de odio en el sitio aumentó: los insultos raciales contra los negros se triplicaron y los mensajes antisemitas aumentaron un 61%, según un informe del Center for Countering Digital Hate (CCDH). ¿La respuesta de Musk? Demandó al CCDH.

“X es un servicio público gratuito financiado en gran parte por anunciantes”, dijo X en una entrada de blog sobre la demanda. “A través de la campaña de miedo del CCDH y su continua presión sobre las marcas para impedir el acceso del público a la libre expresión, el CCDH está trabajando activamente para impedir el diálogo público”.

Este mes, el grupo de vigilancia progresista Media Matters publicó un informe que mostraba que varios anuncios aparecían junto a mensajes antisemitas y pronazis en X. ¿La respuesta de Musk a ese informe? Demandó a Media Matters.

A principios de este año, la ADL publicó un informe que documentaba un aumento del contenido antisemita en X bajo la propiedad de Musk. Musk amenazó con demandarlos también, culpando a la organización de una enorme caída en las ventas de publicidad de X.

Musk ha comprometido su “absolutismo de la libertad de expresión”, no para hacer esfuerzos significativos para prohibir a los supremacistas blancos y los neonazis, sino para impedir que se utilicen en X términos ampliamente adoptados por el movimiento propalestino, como “descolonización” y “del río al mar”.

Mucha gente encuentra estos términos profundamente ofensivos cuando se aplican a Israel, ya que sugieren el fin del Estado judío y la probable expulsión de millones de judíos de la región. Pero prohibir estas palabras después de haber apoyado el antisemitismo resulta bastante irónico. Y más irónico aún ver a una serie de oportunistas y facilitadores permitir que Musk continúe con esta farsa. Netanyahu es simplemente el más reciente. Jonathan Greenblatt, CEO de ADL, es otro. A pesar de que su propia organización documentó el antisemitismo generalizado en X y Musk amenazó con demandarlos por exponerlo, Greenblatt sin embargo respondió a la prohibición de la “descolonización” y “del río al mar” aplaudiendo a Musk por su “liderazgo en la lucha contra el odio”.

Musk todavía no se ha molestado en pedir disculpas ni en asumir responsabilidad alguna por sus declaraciones o por el problema de antisemitismo de su empresa. Sin embargo, ha encontrado tiempo para publicar más contenido vil en X.

Esto no es nada nuevo. Musk tiene un largo historial de declaraciones intolerantes o de apoyo a las declaraciones intolerantes de otros. Parece sentir una especial ira por George Soros, el financiero y filántropo húngaro que sobrevivió a la ocupación nazi en los años cuarenta. Soros se ha convertido en objeto de numerosas teorías de la conspiración ultraderechistas y antisemitas. Musk ha comparado a Soros con un supervillano judío y ha dicho que odia a la humanidad y “quiere erosionar el tejido mismo de la civilización”.

Después de que el creador de “Dilbert”, Scott Adams, despotricara racistamente diciendo que los negros estadounidenses eran un “grupo de odio” del que la gente debería “alejarse de una j****a vez”, Musk lo defendió, tuiteando que los “medios de comunicación son racistas”. Más tarde, añadió que aunque los comentarios de Adams “no eran buenos”, expresaban un “elemento de verdad”.

Ahí está esa palabra de Musk otra vez: “verdad”. Nos está demostrando, una y otra vez, que lo que él cree que es verdad es profundamente feo, intolerante y falso. Deberíamos escuchar y comprender que el hombre más rico del mundo dice exactamente lo que quiere decir.