(CNN) – Hace tres meses, dirigiéndose a los ciudadanos sacudidos por un horrorífico día de ataques de Hamas, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, hizo una promesa.
“Las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) utilizarán inmediatamente toda su fuerza para destruir las capacidades de Hamas”, dijo Netanyahu. “Las destruiremos”.
Ahora, las FDI están pasando a una nueva fase de su guerra contra Hamas en Gaza, y hay indicios de que sus objetivos también están cambiando.
“Los antecedentes no son muy favorables a las campañas militares que pretenden erradicar un movimiento político militar profundamente arraigado”, declaró a CNN Bilal Y. Saab, investigador asociado sobre Medio Oriente y el Norte de África en Chatham House.
“Los dirigentes de las FDI comprenden muy bien que lo máximo que pueden hacer es degradar gravemente las capacidades militares de Hamas”, declaró Saab.
Israel ha cosechado algunos éxitos en ese sentido: sus fuerzas afirman haber matado a miles de combatientes de Hamas, incluidos algunos miembros de alto rango, y han desmantelado algunas partes de la vasta red de túneles del grupo bajo el enclave.
Pero los retos persisten y el final del juego está lejos de vislumbrarse. Pocos países en guerra fijan plazos. Las autoridades israelíes han advertido de una guerra prolongada que podría extenderse durante todo el año 2024 y más allá.
El conflicto se desarrollará ante una comunidad internacional cada vez más horrorizada por la extraordinaria crisis humanitaria y la espiral de muertes de civiles en Gaza.
Y a medida que aumente la presión internacional, también podría hacerlo el malestar interno hacia Netanyahu, un primer ministro asediado y ansioso por señalar victorias tangibles.
“Hay una carrera contrarreloj”, dijo Saab, esbozando las cuestiones clave a las que se enfrenta el liderazgo de Israel. “¿A qué precio va a llegar este éxito táctico, y de cuánto tiempo disponen los israelíes para lograr ese éxito táctico sin sufrir una indignación internacional más significativa?”.
Un “nuevo enfoque de combate”
La destrucción de Hamas, el objetivo que Netanyahu pregonó el 7 de octubre, era una meta idealista, elusiva y, según muchos analistas, imposible.
“Este tipo de misión no puede completarse: la hemos visto fracasar muchas veces a lo largo de los años”, afirmó Saab.
La influencia de Hamas se extiende mucho más allá de Gaza, lo que significa que una derrota total del grupo es, como mínimo, muy ambiciosa para Israel, si es que puede lograrse.
Pero sigue sin estar claro si los dirigentes de las FDI sitúan ese objetivo global entre sus prioridades. El general de división Aharon Haliva, jefe de inteligencia de las FDI, omitió la destrucción de Hamas al enumerar los objetivos militares en un discurso pronunciado el jueves, según señalaron los medios israelíes.
Y más tarde el jueves, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, desveló los planes para la siguiente fase de la guerra en Gaza, haciendo hincapié en un nuevo enfoque de combate en el norte y en centrarse en los líderes de Hamas que se sospecha que están presentes en el territorio del sur del enclave.
En la tercera fase, las operaciones de las FDI en el norte de Gaza abarcarán “redadas, destrucción de túneles terroristas, actividades aéreas y terrestres y operaciones especiales”, según Gallant.
“Esta fase será menos intensa, pero llevará más tiempo”, declaró a CNN Yohanan Plesner, presidente del Israel Democracy Institute y exmiembro de la Knesset (el Parlamento israelí) por el partido Kadima.
Si el objetivo más realista es una severa reducción de la capacidad de combate de Hamas, muchos analistas afirman que en los últimos tres meses se han logrado avances tangibles.
“La definición de éxito no será atrapar o matar a todos los operativos de Hamas, sino garantizar que Hamas ya no pueda gobernar eficazmente Gaza”, afirmó Plesner. “Hamas está organizado como un ejército, con centros de mando y control, regimientos y brigadas. Esta estructura de mando está siendo seriamente desafiada y desmantelada”.
En declaraciones a periodistas en Tel Aviv, Netanyahu dijo la semana pasada que el ejército israelí está “combatiendo con fuerza y nuevos sistemas por encima y por debajo del suelo” y afirmó que han matado a 8.000 combatientes de Hamas en Gaza, según Radio Ejército.
CNN no puede verificar esta cifra. El Ministerio de Sanidad de Gaza, dirigido por Hamas, afirma que casi 23.000 personas han muerto en el territorio desde que comenzó la guerra. El ministerio no distingue entre civiles y combatientes, pero tanto el ministerio de Gaza como su homólogo en la Ribera Occidental ocupada sugieren que aproximadamente el 70% de los muertos o heridos son mujeres y niños.
Israel creía que Hamas tenía unos 30.000 combatientes en Gaza antes de que comenzara la guerra el 7 de octubre, según declararon las Fuerzas de Defensa de Israel a CNN en diciembre. Los combatientes estaban divididos en cinco brigadas, 24 batallones y aproximadamente 140 compañías, dijeron las FDI a CNN, cada una con capacidades que incluían misiles antitanque, francotiradores e ingenieros, y baterías de cohetes y morteros.
A la caza de los líderes de Hamas
Israel también se ha atribuido cierto éxito a la hora de atacar los pozos de túneles de Hamas, un complejo notoriamente difícil de infiltrar para las tropas de las FDI. Las FDI publicaron esta semana un video que, según afirman, mostraba el desmantelamiento de una ruta de túneles bajo el hospital Al-Shifa, el mayor complejo médico de Gaza, que acusaban a Hamas de excavar.
El mes pasado, publicó otros videos que, según dijo, mostraban una red de túneles que conectaban con residencias y oficinas de altos dirigentes de Hamas, entre ellos Ismail Haniyeh, Yahya Sinwar y Muhammad Deif.
Pero Israel no ha logrado hasta la fecha su objetivo de encontrar y matar a los dirigentes más importantes de Hamas en Gaza.
“Aquí es donde la inteligencia es el rey”, dijo Saab. Gallant y otros funcionarios han subrayado en repetidas ocasiones la importancia de sus esfuerzos para eliminar a los altos mandos de Hamas. El ministro de Defensa prometió a finales de diciembre que Sinwar “se encontraría pronto con los cañones de nuestras armas”.
Sinwar, figura de larga trayectoria en el grupo islamista palestino, fue responsable de la construcción del ala militar de Hamas antes de forjar nuevos e importantes lazos con las potencias árabes regionales como líder civil y político del grupo.
“Organizaciones como estas sustituyen a los comandantes con bastante facilidad. No creo que nadie sea insustituible en Hamas”, afirmó Saab. “Pero si eliminas a los jefes simbólicos de la organización, quién sabe si eso podría tener un efecto de goteo, sobre todo con la gente que tiene responsabilidades militares”.
Parece poco probable que la nueva fase de la guerra de Israel traiga alivio a los palestinos atrapados en Gaza, donde la crisis humanitaria ha alcanzado niveles extraordinarios.
Pero es más probable que Netanyahu se doblegue ante la presión interna, que ha ido en aumento en particular por el cautiverio en curso de más de 100 rehenes tomados por Hamas el 7 de octubre.
Israel cree que 25 rehenes han muerto y sus cuerpos siguen en Gaza, según informó el viernes la oficina de Netanyahu a CNN. Se cree que 107 rehenes del ataque de Hamas del año pasado siguen vivos.
La devolución de esos rehenes sigue siendo un objetivo en la nueva fase de la guerra, y de no lograrse intensificaría la presión política sobre un líder decisivo cuya popularidad entre los israelíes no ha hecho más que caer en picado desde el 7 de octubre.
“Desde el primer día hubo una clara disparidad: hay apoyo a los objetivos de la guerra y a las FDI, (pero) la confianza en el gobierno israelí está en mínimos históricos”, dijo Plesner. “Hay un abismo enorme”.