(CNN) – El actual El Niño es ahora uno de los más fuertes registrados, según muestran nuevos datos, lo que lo catapulta al raro territorio de “super El Niño”.
Una de las principales formas en que los científicos determinan si El Niño está presente, y un indicador clave de su fuerza, es a través de las temperaturas de la superficie del océano. Y de noviembre a enero, la temperatura del océano Pacífico tropical, donde se origina El Niño, fue 2 grados Celsius más cálida de lo normal, según el centro de predicción climática de la NOAA, un umbral que solo se ha superado seis veces desde que hay registros. Significa que está en curso un El Niño muy fuerte.
Pero la fuerza de este llamado super El Niño no durará mucho: alcanzó su fuerza máxima y se encamina hacia una tendencia a la baja, dijo Michelle L’Heureux, científica climática del Centro de Predicción Climática.
“En este punto hemos superado ligeramente el pico [de fuerza]”, dijo L’Heureux a CNN.
El Niño influye en el clima en todo el mundo, por lo que su fuerza y desaparición seguirán teniendo un impacto en el clima que experimentaremos en los próximos meses.
Cuanto más fuerte se vuelve El Niño, más probable es que influya en el clima global con el tiempo. Pero su impacto se mide en una escala temporal estacional y no en términos de fenómenos meteorológicos individuales, explicó L’Heureux.
Un invierno más cálido que el promedio con menos nieve en la zona norte de EE. UU. es una de estas señales. Este escenario exacto se está desarrollando este invierno. Varios estados de la región experimentaron el diciembre más cálido jamás registrado y un enero en general cálido con cantidades insignificantes de nieve, una tendencia que continúa hasta febrero.
El Niño también se manifiesta como un invierno más húmedo que el promedio en la zona sur de los EE. UU., ya que a menudo dirige la corriente que dirige las tormentas hacia el sur.
Una grave sequía en partes del sur fue aniquilada en gran medida este invierno por repetidos episodios de lluvia provenientes de sistemas tormentosos. Y California acaba de verse inundada por potentes tormentas atmosféricas consecutivas alimentadas por ríos que provocaron precipitaciones récord y cientos de deslizamientos de tierra.
Se sabe que El Niño intensifica los fenómenos fluviales atmosféricos en la costa oeste.
“Es difícil atribuir un solo sistema climático o una serie de ellos a El Niño. Dicho esto, parece probable que hubiera algunos vínculos con El Niño [con las tormentas de California]”, señaló L’Heureux.
La fuente adicional de calor proveniente del agua más cálida en el océano Pacífico oriental puede tener un impacto especial en los patrones climáticos en las partes occidentales de ambas Américas que bordean el Pacífico.
Los recientes y desastrosos incendios mortales en Chile reflejan la conexión con El Niño. El patrón está relacionado con la disminución de las precipitaciones en la parte norte del país, lo que contribuyó a una extensa sequía que dejó zonas secas.
El Niño también ha dejado sus huellas en los patrones de temperatura y precipitación en varios otros continentes, incluidos América del Sur, África, Australia y partes de Asia, según L’Heureux.
Pero L’Heureux advierte que no todos los fenómenos meteorológicos extremos pueden atribuirse directamente a El Niño en un mundo que se calienta.
“Los impactos de El Niño ya no ocurren de forma aislada. Ciertamente hay un componente de cambio climático”, dijo L’Heureux.
El cambio climático causado por el hombre está elevando las temperaturas globales , provocando fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes e intensos.
Se espera que El Niño pase a una fase neutral durante la primavera, según el Centro de Predicción Climática. Esto significa que se espera que las temperaturas de la superficie del mar en todo el Pacífico ecuatorial vuelvan a niveles casi normales en los próximos meses.
Alerta por La Niña
Los meteorólogos creen que el fenómeno de La Niña ––es decir condiciones más frías que el promedio en el Pacífico oriental tropical–– podría empezar a dejar sus efectos tan pronto como en verano boreal, pero lo más probable es que sea para otoño, por lo que emitieron una alerta este jueves.
Una alerta de La Niña significa que las condiciones son favorables para que se forme el fenómeno en los próximos seis meses.
Hay un 55% de probabilidades de La Niña se desarrolle de junio a agosto y un 77% de probabilidades de que sea de septiembre a noviembre, dijo a CNN Michelle L’Heureux, climatóloga del Centro de Predicción del Clima.
El centro prevé que esta transición ocurra durante los meses de verano boreal, con condiciones de La Niña cada vez más probables hasta el otoño.
Este brusco cambio de patrón no carece de precedentes. Según L’Heureux, históricamente, a un fuerte fenómeno de El Niño le sigue un fenómeno de La Niña en un 60% de las ocasiones.
Dependiendo de cuándo se produzca La Niña, o incluso de si se produce, este cambio de patrón a gran escala podría tener consecuencias significativas en la evolución del tiempo durante el resto del año.
La Niña suele producir patrones meteorológicos opuestos a los de El Niño, incluida una temporada de huracanes más activa en el Atlántico. Las condiciones de La Niña estuvieron presentes durante una parte de la temporada de huracanes más activa del Atlántico de la que se tiene constancia: 2020. Un cambio más rápido a La Niña podría significar un mayor impacto en la próxima temporada de huracanes, que comienza en junio y suele alcanzar su punto álgido en septiembre, sobre todo si los océanos se mantienen excepcionalmente cálidos.
La temporada de huracanes del Atlántico del año pasado fue inusualmente activa en medio de océanos cálidos sin precedentes, a pesar de los intentos de El Niño de frenar la actividad.
Rachel Ramírez y Brandon Miller de CNN contribuyeron a este informe.