Un militar ucraniano pasa junto a un edificio residencial dañado en la ciudad de Avdiivka, en la línea del frente, en noviembre. Crédito: Serhii Nuzhnenko/Radio Free Europe/Reuters

Nota del editor: Peter Bergen es analista de seguridad nacional de CNN, vicepresidente de New America y profesor en la Universidad Estatal de Arizona. y presentador del podcast de Audible “In the Room”, también disponible en Apple y Spotify. Bergen es autor de “The Cost of Chaos: The Trump Administration and the World”. Las opiniones expresadas en este artículo le pertenecen exclusivamente a su autor.

(CNN) –  Dos años después del inicio de la guerra en Ucrania, la situación ha cambiado y las fuerzas rusas tienen cierto impulso, según el general retirado estadounidense David Petraeus.

Sin embargo, Petraeus afirmó que los rusos han sufrido numerosas bajas y que Ucrania aún puede resistir la invasión del presidente ruso Vladimir Putin si recibe el apoyo necesario de Estados Unidos.

La invasión a gran escala de Ucrania por Rusia, que comenzó de forma desastrosa para Putin, cumple su segundo aniversario el próximo fin de semana. Para conocer mejor el estado de la guerra, hablé con el ex director de la CIA David Petraeus, que fue general al mando durante las guerras lideradas por Estados Unidos en Afganistán e Iraq y es coautor con Lord Andrew Roberts del nuevo libro “Conflict: The Evolution of Warfare from 1945 to Ukraine”.

David Petraeus lleva décadas estudiando la guerra y practicando su aplicación. Fue el comandante de EE.UU. y de la coalición en las guerras de Afganistán e Iraq y posteriormente fue director de la CIA. Crédito: Michal Dyjuk/AP/Archivo

El pasado fin de semana, el general Petraeus estuvo en la Conferencia de Seguridad de Múnich, la principal conferencia mundial sobre seguridad nacional a la que asistieron prácticamente todos los líderes europeos y altos funcionarios estadounidenses, entre ellos la vicepresidenta Kamala Harris y el secretario de Estado Antony Blinken.

El ambiente de la conferencia era sombrío, y se produjo al conocerse la impactante noticia de la muerte de Alexey Navalny y a la sombra de la retirada de Ucrania de la ciudad oriental clave de Avdiivka, todo lo cual puso de relieve las apasionadas peticiones de ayuda militar adicional del presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky.

Poco después de terminar la conferencia, hablé con el general Petraeus. Nuestra conversación fue ligeramente editada para mayor claridad.

BERGEN: ¿Cuál era el ambiente en la Conferencia de Seguridad de Múnich?

PETRAEUS: Fue diferente a cualquier otra Conferencia de Seguridad de Múnich a la que haya asistido en el pasado, y he asistido a ellas desde que era comandante y redactor de discursos para el Alto Comandante Aliado de Europa a finales de la década de 1980.

Normalmente, la delegación estadounidense es la que presiona a los demás para que hagan más. Pero en esta ocasión, los europeos nunca se habían tomado las cosas tan en serio, mientras que por parte estadounidense existía una considerable incertidumbre: preocupación por el compromiso de Estados Unidos de seguir apoyando a Ucrania y preocupación por la voluntad de Estados Unidos de seguir ejerciendo su importantísimo liderazgo en el mundo en general.

Hubo elementos alentadores: los europeos están dando un paso adelante, por ejemplo, con el canciller alemán Olaf Scholz en el escenario de la conferencia comprometiéndose a gastar el 2% del PIB de Alemania en defensa. Hay que tener en cuenta que se trata de la tercera economía del mundo, por lo que se trata de un avance significativo. Y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció que este año 18 de las 31 naciones de la OTAN cumplirán el compromiso del 2% del PIB en defensa, lo que supone un aumento constante entre los miembros europeos.

A pesar de que Europa ha dado un gran paso adelante, y la Unión Europea, justo antes de la Conferencia de Seguridad de Múnich, anunció una ayuda adicional de 50.000 millones de euros a Ucrania, el apoyo estadounidense adicional pende de un hilo en el Congreso de Estados Unidos, y se necesita desesperadamente.

El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, y la vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, junto con miembros de sus delegaciones, se reúnen para mantener conversaciones en la Conferencia de Seguridad de Múnich el 17 de febrero. Crédito: Tobias Schwarz/Reuters

Dicho esto, muchos de los miembros de la Cámara de Representantes que estuvieron en la conferencia de Múnich, incluidos algunos de los republicanos que se mantienen firmes en la defensa y la resistencia a Rusia, creen que los votos están ahí y que podrán sacar esto adelante.

Pero el retraso, la indecisión y la incertidumbre pesaron sin duda en el ambiente de Múnich.

Putin observa el estancamiento de la legislación en el Congreso estadounidense y la aparente incapacidad de tomar una decisión para apoyar a una democracia que comparte ampliamente nuestros valores y principios, aunque de forma imperfecta, y que ha sido brutalmente invadida. Y luego mira a las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre, y observa parte de la retórica de la campaña, y sin duda, también encuentra algo de esperanza en ello.

BERGEN: ¿Quién está ganando la guerra en Ucrania?

PETRAEUS: No estoy seguro de que ninguna de las partes esté ganando la guerra. Obviamente, los rusos han ido ganando terreno y ahora mismo tienen la iniciativa, pues acaban de obligar a los ucranianos a retirarse de Avdiivka, en el sureste.

Hay otras zonas en las que los rusos están atacando en el este y el sur y utilizando cantidades masivas de artillería que, por lo general, destruyen lo que sea que estén tratando de tomar y luego utilizan ataques de oleadas humanas que son extraordinariamente costosos en términos de bajas, y sin embargo parecen ser capaces de sostenerlo.

Vladimir Putin parece despreocupado por estas pérdidas y todavía parece ser capaz de seguir generando reclutas adicionales.

Una pregunta, por supuesto, es: ¿podría llegar un punto en el que el pueblo ruso, en particular las madres, padres y esposas rusas, digan: “Mi hijo ya no, mi marido ya no”? Y ha habido modestas manifestaciones para traer a los chicos a casa, aunque ciertamente no han alcanzado una cantidad sustancial ni han sido especialmente influyentes.
Rusia también tiene un largo historial de no permitir la oposición durante un periodo considerable. Alexey Navalny acaba de morir en prisión (CNN: el Kremlin ha negado las acusaciones de implicación), y un piloto de helicóptero ruso que desertó a Ucrania a principios de la guerra acaba de ser encontrado muerto a tiros en España (CNN: Moscú dijo que no tenía información sobre el asunto). Esencialmente, está eliminando cualquier ilusión de que la Federación Rusa sea otra cosa que una dictadura estalinista.

BERGEN: ¿Te sorprende que llevemos dos años en esta guerra sin un final a la vista?

PETRAEUS: Bueno, no necesariamente. Aunque los ucranianos demostraron unas operaciones de combate realmente impresionantes durante el primer año de la guerra ganando las batallas de Kyiv, Járkiv, Chernihiv, Sumy y Jersón, una vez que las líneas de batalla se endurecieron y los rusos pudieron establecer defensas, la contraofensiva dependía del suministro de ciertos sistemas de armamento de forma suficientemente oportuna como para que los ucranianos pudieran desplegarse en grandes cantidades. Y, obviamente, eso no ocurrió.

Aunque la respuesta liderada por Estados Unidos a la invasión ha sido muy impresionante en muchos aspectos, se produjeron retrasos en ciertas decisiones que supusieron que los ucranianos no dispusieran a tiempo de los carros de combate estadounidenses, por ejemplo, y esa decisión provocó retrasos en la aprobación de los carros Leopard alemanes. Los ucranianos tampoco disponían de los aviones occidentales que habrían proporcionado apoyo aéreo a sus fuerzas terrestres.

Estados Unidos también necesita suministrar a Ucrania más sistemas de misiles tácticos del ejército de largo alcance, ATACMS, que permiten a los ucranianos alcanzar con precisión objetivos distantes en territorio controlado por Rusia.

Un militar ucraniano dispara un obús de fabricación sueca contra posiciones rusas en la región de Donetsk, en diciembre. Crédito: Thomas Peter/Reuters

Así que, si se tiene esto en cuenta, creo que no es una sorpresa. Sin duda, los rusos han aprendido ciertas lecciones después de no haber sido capaces de lograrlo durante el primer año o más de guerra. Han encontrado la forma de generar personal de reemplazo y unidades adicionales, y Rusia ha puesto su economía en pie de guerra, y aquí es donde entra en escena la realidad, ya que Rusia tiene más del triple de población que Ucrania y una economía que es más de 10 veces mayor que la ucraniana.

Si cuenta con el apoyo de Estados Unidos, creo que Ucrania podrá como mínimo mantener su posición actual, e incluso progresar en el único escenario en el que los logros ucranianos han sido impresionantes: la zona occidental del mar Negro. Allí, mediante el uso de misiles antibuque, algunos producidos en Ucrania, otros suministrados a Ucrania, y luego el uso de drones marítimos desarrollados por Ucrania, la Flota rusa del Mar Negro ha sufrido probablemente unas pérdidas del 30%. Ha sido expulsada en gran medida de la parte occidental del mar Negro y ha tenido que retirar el grueso de su flota del puerto crítico de Sebastopol, en la Crimea ocupada, un puerto que ha utilizado durante un par de siglos.

Y este es un logro crítico porque permite a Ucrania exportar su grano a través del mar Negro occidental a países muy dependientes de él en el norte de África, incluido Egipto en particular.

BERGEN: La semana pasada el Pentágono dio una sesión informativa a los periodistas, y dieron lo que me pareció una estimación bastante sorprendente del número de fuerzas rusas muertas o heridas: 315.000. ¿Qué opinas al respecto?

PETRAEUS: Son pérdidas impactantes. Y, sin embargo, parece que en el Kremlin no hay preocupación porque parece que pueden seguir reclutando mediante importantes primas de alistamiento en las zonas rurales. Hay que tener en cuenta, por supuesto, que Putin está protegiendo a la élite de Moscú y San Petersburgo; la carga no recae sobre ellos. Está cayendo sobre estos jóvenes en las zonas mucho más rurales.

Sin duda, Putin está en una posición mucho mejor que hace un año, por ejemplo, y eso es obviamente preocupante. Pero si Estados Unidos consigue que se apruebe este paquete de US$ 60.000 millones y Ucrania toma decisiones fundamentales sobre cómo aumentar su generación de fuerzas, y esa es una cuestión crítica, y puede seguir avanzando en el desarrollo de drones tanto marítimos como aéreos, Ucrania, creo, no solo puede mantener su posición sino, en ciertos casos, progresar. Pero eso son muchas suposiciones. Son muchos “si” que tienen que encajar.

BERGEN: El presidente Zelensky despidió recientemente a su jefe del ejército. ¿Crees que eso cambiará las cosas?

PETRAEUS: No creo que esto cambie las cuestiones fundamentales que son los factores más significativos que determinarán el camino a seguir para Ucrania.

En concreto, Ucrania tiene que enfrentarse a cómo generar fuerzas de reemplazo, y tiene que tomar una decisión muy difícil. El parlamento ucraniano tiene que tomar algunas decisiones fundamentales sobre las edades de reclutamiento, teniendo en cuenta que la edad media de un soldado ucraniano en el frente no es la de 18 a 23 años que yo tuve el privilegio de dirigir en Iraq y Afganistán. Es de más de 40 años. Este es el resultado de sus políticas de reclutamiento, y van a tener que cambiarlo. (Según la legislación ucraniana, los hombres de entre 18 y 26 años no pueden ser reclutados, aunque sí voluntarios).

Está muy claro que se trata de un tema emotivo, comprensiblemente, y será difícil, pero es necesario.

BERGEN: Si Ucrania pierde la guerra, ¿qué será lo siguiente? ¿Se sentiría Putin capacitado para atacar a un país de la OTAN, o las pérdidas de Rusia en esta guerra han degradado su capacidad para invadir otro país?

PETRAEUS: No hay duda de que Putin no se detendría en Ucrania. La cuestión es cuánto tiempo le llevaría regenerar las fuerzas para emplearlas en otros lugares. Sin duda, Moldavia estaría en el punto de mira. Al fin y al cabo, todavía hay unos 1.500 soldados rusos sobre el terreno en ese trozo de tierra, Transnistria, en Moldova.

Su atención también podría dirigirse a los países bálticos, cuya existencia también resiente.

Sus objetivos siempre han sido reconstruir la mayor parte posible de la Unión Soviética o quizás del Imperio Ruso, con él al mando como zar.

BERGEN: Lo que está pasando en Ucrania se parece mucho a la Primera Guerra Mundial, en el sentido de que es una guerra de trincheras, campos de minas, ametralladoras. Obviamente, hay nuevas técnicas, como enjambres de drones armados. ¿Qué te parece esta guerra?

PETRAEUS: Aquí hay elementos de la Primera Guerra Mundial: las trincheras, los cinturones de fortificaciones defensivas, el alambre de espino, campos de minas muy, muy profundos, enormes cantidades de artillería, especialmente en el lado ruso. También están los carros de combate y los vehículos de combate de infantería de la época de la Guerra Fría, que es en gran parte lo que se ve en este campo de batalla.

Y luego, además de todo esto, tenemos algunos drones bastante avanzados. Algunos son drones “suicidas”. También hay misiles de precisión en el aire y en el mar, y drones marítimos. La guerra electrónica también es mucho más importante. Hay actividades en el ciberespacio. Incluso hay participación de capacidades en el espacio exterior que permiten el mando, el control y las comunicaciones, siendo las comunicaciones por satélite Starlink, por supuesto, una de ellas.

Los servicios de emergencia ucranianos extinguen un incendio en un edificio residencial tras un ataque con misiles en Kyiv, la capital, el 7 de febrero. Crédito: Sergei Supinsky/AFP/Getty Images

Y tenemos la llegada de la enorme transparencia que supone la omnipresencia de los teléfonos inteligentes, el acceso a Internet y las plataformas de medios sociales.

Así que es realmente diferente de cualquier contexto anterior para la guerra, y nos da pistas sobre el futuro de la guerra que Andrew Roberts y yo describimos en nuestro libro, “Conflict”.

BERGEN: El Gobierno Biden y el Congreso ya han enviado alrededor de US $ 75.000 millones en ayuda a Ucrania. ¿Por qué deberían los estadounidenses gastar más en financiar a los ucranianos?

PETRAEUS: Porque redunda en nuestro interés fundamental de seguridad nacional. Es en interés de nuestra prosperidad y del orden internacional basado en reglas que nosotros y nuestros aliados y socios establecimos tras la Segunda Guerra Mundial, que, a pesar de todas sus imperfecciones, en general favoreció nuestros intereses y los de nuestros aliados y socios.

Otros países, Rusia y sus diversos confederados en todo el mundo, están tratando de hacer que el mundo sea seguro para la autocracia, no seguro para la democracia, y nuestros intereses y los de nuestros aliados de la OTAN y el mundo libre se defienden ahora en la frontera entre Ucrania y Rusia.

Esto no es caridad. Lo que hacemos en todo el mundo no es por la bondad de nuestro corazón. Es por un frío cálculo. Es en nuestro interés nacional hacerlo, y que si no lo hacemos, las condiciones en el mundo cambiarán de un modo que no será positivo ni para nuestra seguridad nacional ni para nuestra prosperidad nacional.

BERGEN: ¿Toma al pie de la letra las amenazas del expresidente Donald Trump de retirar a Estados Unidos de la OTAN? ¿Qué efecto tendría eso en la alianza?

PETRAEUS: Estados Unidos es, al fin y al cabo, la piedra angular de las capacidades de la OTAN. Aunque el secretario general de la OTAN informa que este año 18 de 31 países alcanzarán el gasto del 2% del PIB en defensa acordado hace aproximadamente una década, el ejército estadounidense sigue siendo la pieza fundamental de cualquier operación de la OTAN y de la disuasión de posibles agresores.

De modo que la OTAN, en muchos aspectos, depende de las decisiones que se toman en el Salón Oval, y esas recientes declaraciones fueron motivo de preocupación en la Conferencia de Seguridad de Munich. Todos los estadounidenses que estuvieron allí fueron interrogados en varias ocasiones sobre esto, y el carácter fundamental de la OTAN y la disuasión de la alianza obviamente se vería enormemente socavado si Estados Unidos no continuara desempeñando el papel que tiene, dirigido por presidentes de cualquiera de los partidos desde la fundación de la OTAN hace muchas décadas tras la Segunda Guerra Mundial.

BERGEN: ¿Qué opina de los informes de que Rusia está desarrollando algún tipo de arma antisatélite, posiblemente con algún componente nuclear? ¿No sería eso bastante peligroso para todos los países, incluidos potencialmente los rusos, ya que son tan dependientes de los sistemas satelitales como cualquier otro país?

PETREO: Lo sería. Debemos tener en cuenta que no sabemos si el elemento nuclear aquí es para energía nuclear, como algunos de nuestros satélites, o si es un arma nuclear real, ya sea un satélite de propulsión nuclear con algún tipo de arma de pulso electromagnético, o si realmente lleva un dispositivo nuclear que podría usarse con una función antisatélite.

El verdadero desafío aquí es que esto es enormemente desestabilizador, porque las decenas de minutos que Estados Unidos tiene ahora para advertir de algún tipo de ataque nuclear significativo se reducirían dramáticamente si los recursos de inteligencia, vigilancia y reconocimiento que tenemos, muchos de ellos en el espacio, quedaron cegados y hubo que tomar decisiones de inmediato. Entonces la “disuasión de crisis” se vería dramáticamente socavada.

Por lo tanto, es muy peligroso, muy desacertado y también muy provocativo.