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(CNN) — Recorrer un crucero gigantesco puede ser difícil incluso en las mejores circunstancias. En las peores, como la situación que se vive en el Costa Concordia, es casi imposible.

Antes de que el sol saliera el lunes, cerca de 120 rescatistas ya estaban en la línea de rocas con la que chocó la embarcación en la Toscana antes de que se volteara de costado. Su misión es encontrar a los 29 desaparecidos del crucero, cuatro miembros de la tripulación entre ellos, según informó el jefe de la Guardia Costera, Marco Brusco, este miércoles en un entrevista televisada, según la agencia estatal de noticias ANSA.

La búsqueda fue temporalmente suspendida el lunes al mediodía, luego de que las autoridades dijeran que la embarcación se había movido, lo que hacía peligroso para los rescatistas seguir trabajando ahí. Pero los trabajos se reanudaron poco después pese a que los pronósticos indicaban que los vientos aumentarían y de que el vocero de la Guardia Costera, Filippo Marino, admitiera que estaba preocupado por los rescatistas.

“Están trabajando en muy, muy malas condiciones”, dijo Luciano Roncalli del servicio nacional de incendios de Italia. “Es frío, por supuesto. Es oscuro durante el día y en la noche. Es reamente muy, muy peligroso”.

Según autoridades, al menos seis personas murieron luego de que el Costa Concordia chocara contra una roca el viernes en la noche cerca de la isla Giglio, donde las temperaturas han descendido hasta el grado de congelamiento.

El crucero está volteado de lado y sumergido a la mitad. Los rescatistas esperan que algún sobreviviente haya encontrado refugio sobre el agua o quizá en algún lugar con oxígeno.

En su estado actual, el Costa Concordia luce oscuro y como una cueva complicada con incontables rincones y grietas así como pocos caminos para escapar fácilmente. Seis buzos de rescate bajo el agua trabajan con dos tanques de oxígeno y tienen una línea que los guía en caso de necesitar encontrar el camino seguro para salir; también tienen cuchillos y luces que pueden llevar con ellos, dijo Robert Laird, cofundador del grupo Rescate Internacional en Cuevas Submarinas.

Pese a cualquier equipo y precauciones que tomen, “lo que hacen es extremadamente difícil”, dijo. “Si no tienes el marco adecuado en mente para lidiar con estar en la oscuridad y en lugares pequeños, estás en problemas”, dijo Laird, quien ha buceado en múltiples cuevas y barcos, aunque ni él ni su equipo están involucrados en el rescate.

A diferencias de aguas abiertas, estos buzos no pueden darse el lujo de salir para tomar aire cada vez que quieran y no pueden contar con la ayuda de la luz del sol.

Laird dijo que además de la oscuridad, el agua en el crucero está llena de restos del navío. “Podrían pasar junto a un cuerpo y ni siquiera verlo”, aseguró Laird. Los rescatistas están navegando en algo muy parecido a un laberinto. El Concordia es prácticamente un rascacielos en dos sentidos: tiene 17 cubiertas de altura y 289 metros de largo.

El personal de emergencia tiene como misión revisar los 1,500 camarotes y los alrededores del barco así como muchos otros espacios públicos, incluidos ocho bares, cinco restaurantes, cuatro albercas, un casino y más.

“Es enorme”, dijo Richard Bordoni, otro miembro del cuerpo nacional de bomberos. “Tienen que estar a salvo, y les toma mucho tiempo recorrer un pasillo”.

El personal de rescate en la zona que está fuera del agua necesita cuerdas para recorrer el barco porque literalmente el piso se convirtió en un muro. Están rapeleando o nadando; las puertas deben ser abiertas hacia arriba, dada la posición del barco.

“Las puertas son muy pesadas y las ventanas muy gruesas así que es difícil quebrarlas”, dijo Roncalli del servicio de bomberos. Estar en un lugar tan surrealistas sin luz y con todo de lado puede poner a prueba incluso la mayor fortaleza mental.

Laird hizo notar que muchas muertes de buzos son atribuidas “al pánico”. Incluso aquellos que están sobre el agua están en una situación nueva, cualquier pequeño desliz puede amenazar su vida, dijo.

Pese a esos retos, Roncalli dijo que los rescatistas están preparados y que continuarán con su misión mientras sea necesario. “Seguiremos trabajando hasta asegurarnos de que no hay personas perdidas”, dijo. “Las condiciones son muy difíciles, pero podemos manejarlo”.