ISLAMABAD, Pakistan (CNN) — Malala Yousufzai, la estudiante y activista pakistaní quien recibió un disparo en la cabeza por talibanes, va en camino a Gran Bretaña para ser tratada y recuperarse de sus heridas, dijo el ejército pakistaní.
Malala, de 14 años, que está en el hospital militar de la ciudad de Rawalpindi volará a un lugar no revelado hasta ahora en Gran Bretaña; se espera que le tome alrededor de ocho horas, dijo el portavoz militar, el mayor general Asim Bajwa.
“El equipo médico está satisfecho con su condición actual, que es descrito como óptimo”, dijo el ejército en un comunicado. Eso abre la oportunidad para su traslado a una instalación en el Reino Unido que se especializa en el cuidado de niños con lesiones graves, dijo.
Malala adquirió renombre en Pakistán y en todo el mundo por sus esfuerzos en defensa del derecho de las chicas a ir a la escuela donde vive, en el valle Swat.
El martes cuando iba a su casa en una camioneta, en una región que se encuentra a lo largo de la frontera afgana, hombres armados subieron al vehículo y exigieron saber cuál niña era. Sus compañeros horrorizados la señalaron; los hombres le dispararon. Otras dos niñas resultaron heridas, pero no severamente.
Malala fue llevada a un hospital en la ciudad noroccidental de Peshawar, donde los médicos trabajaron para detener la inflamación de su cerebro y sacar una bala de su cuello. Fue llevada al hospital militar en Rawalpindi, cerca de Islamabad, que tiene una unidad especializada de cuidados intensivos pediátricos.
La decisión de enviarla a Gran Bretaña se basó en que necesitarán repararle o reemplazarle los huesos dañados en su cráneo, así como una rehabilitación neurológica intensiva, dijo el ejército.
La familia de Malala fue consultada; “sus deseos también se tomaron en cuenta”, se informa.
La joven activista tiene relevancia por un blog sobre cómo las niñas deben tener derechos en Pakistán, entre ellos el derecho a aprender. Ella habló de la región del país donde el apoyo al fundamentalismo islámico es alto.
“Tengo el derecho a la educación”, dijo en una entrevista con CNN el año pasado. “Tengo el derecho a jugar. Tengo derecho a cantar. Tengo derecho a hablar. Tengo derecho a ir al mercado. Tengo derecho a hablar”.
Malala, cuyo escrito obtuvo el Premio Nacional de Paz de Pakistán, también animó a los jóvenes a tomar una posición contra los talibanes, y no esconderse en su habitación.
La policía ha detenido e interrogado a personas en un esfuerzo por encontrar a los atacantes de Malala.
Los talibanes dicen que ninguna mujer debe ser educada y se han atribuido la responsabilidad del disparo. Han amenazado con ir tras Malala de nuevo si ella sobrevive.
“No toleramos que gente como Malala hable contra nosotros”, dijo el portavoz talibán Ihsanullah Ihsan.
A raíz de los disparos, la activista adolescente se ha convertido en el símbolo de una lucha en Pakistán entre la libertad y la opresión, la violencia y la paz.
En su blog, Malala escribía sobre su vida en el valle de Swat, nido de actividad militante.
El valle está cerca de la frontera con Afganistán, una atracción de turistas para Pakistán por su centro de esquí, así como por los visitantes que van a las antiguas ruinas budistas de la zona. Pero eso fue antes de que los militantes -con rostros cubiertos- desencadenaran una ola de violencia en 2003.
Exigieron velos para las mujeres, la barba para los hombres y prohibieron la música y la televisión. Permitieron la operación de escuelas para niños, pero cerraron las de las niñas.
Sin embargo, la joven Malala desafió a los talibanes, exigiendo una educación.
Por ello recibió una bala en la cabeza, y la atención de gran parte del mundo.