Ciudad del Vaticano (CNN) – El momento más visible para el secretario de Prensa de la Casa Blanca Sean Spicer durante el primer viaje al extranjero del presidente Donald Trump esta semana fue un momento de invisibilidad.
Spicer se quejó con colegas tras ser excluido de la reunión del presidente con el papa Francisco, según le dijo un funcionario del Gobierno a CNN este jueves. Había esperado con ansias ese encuentro con el papa, pero a último minuto descubrió que no estaba en la lista de funcionarios de la Casa Blanca elegidos para acompañar al presidente en la audiencia privada.
El secretario de Prensa asumió que estaría en la lista, dijo la misma fuente, agregando que reunirse con el papa hacía parte de la lista de cosas que hacer antes de morir que Spicer, católico, quería hacer durante su mandato como secretario de prensa.
El desaire presidencial planteó nuevas preguntas sobre la permanencia de Spicer en su cargo como principal vocero de la Casa Blanca.
La reunión en Ciudad del Vaticano mostró en todo su esplendor la siempre cambiante jerarquía de una tumultuosa Casa Blanca.
En su encuentro con el papa dentro de la Sala del Tronetto, Trump estuvo acompañado de su esposa Melania, drásticamente cubierta con velo y encaje. A su derecha estaba su hija mayor, Ivanka, y su esposo, Jared Kushner, ambos asesores superiores de Trump y presencias casi constantes en el círculo más cercano de Trump. El secretario de Estado Rex Tillerson y el consejero nacional de seguridad H.R. McMaster –los asesores de política exterior de más alto rango– estaban al lado del papa Francisco.
Esas eran las caras esperadas. Pero había otras caras, menos familiares aunque fundamentales para el ecosistema del Ala Oeste. Hope Hicks, asesora de comunicaciones de Trump; Keith Schiller, su exguardaespaldas, y Dan Scavino, director de redes sociales. Todos de pie, solemnes, mientras Trump saludaba al pontífice.
También estuvieron ausentes en la visita al Vaticano: Kellyanne Conway, asesora senior quien se quedó en Washington; Reince Priebus, el jefe de gabinete que se devolvió después de la primera parada de Trump en este viaje al exterior, y Steve Bannon, el jefe de estrategia y del ‘cuerpo de bomberos’ que, como líder del sitio web de noticias Breitbart, dirigió artículos severamente críticos con el papa.
Las fotos tomadas este miércoles en el Vaticano resaltaron algo que suele ser tácito en la Casa Blanca de Trump: los viejos amigos y la familia reinan por encima de todo. El personal es solo, el personal.
Finalmente, las formalidades de los cargos del Ala Oeste significan menos que los lazos familiares o la longevidad en el mundo de Trump. Spicer, por ejemplo, es un asistente del presidente, el cargo más alto entre los asistentes de la Casa Blanca, y es católico, pero justo antes del encuentro le dijeron que no había espacio para él en la lista.
Spicer no respondió a la solicitud de comentar al respecto.
Preguntada sobre la ausencia de Spicer en la audiencia con el papa, una fuente cercana a la Casa Blanca dijo: “¡Wow! Era todo lo que él quería”, y agregó que seguramente eso será visto como un desprecio.
Schiller, en cambio, es un asistente adjunto del presidente, un rango más bajo que Spicer, pero es clave junto con otros cuantos, un hombre que raramente está lejos de Trump, aunque esté en la cancha de golf o en la Capilla Sixtina.
E Ivanka Trump y Jared Kusher —aunque ambos son judíos asistieron a la sesión en el Vaticano junto al presidente— casi nunca han estado lejos de Trump mientras recorre la complicada política internacional de Medio Oriente y Europa.
“Fue una delegación muy pequeña la que acompañó al presidente”, le dijo a CNN un funcionario de la Casa Blanca.
Otros dos funcionarios senior de la Casa Blanca dijeron que el Vaticano era muy “estricto” en el número de personas que podían acceder a las audiencias.
Pero anteriores funcionarios del Gobierno que ayudaron a coordinar encuentros entre presidentes de Estados Unidos y el papa dijeron que los altos asesores de la Casa Blanca católicos que expresan su interés en asistir a las audiencias papales suelen ser acomodados.
Durante sus dos sesiones en el Vaticano con el papa Francisco y su predecesor, el papa Benedicto XVI, el presidente Barack Obama estuvo acompañado de sus secretarios de prensa, Jay Carney y Robert Gibbs, junto con los asesores senior del Ala Oeste en el tema de seguridad nacional.
Pero Trump ha demostrado un estilo de gestión en su Ala Oeste inmensamente diferente, uno que favorece la lealtad y los lazos de sangre sobre el cargo o el rango que ocupas en la Casa Blanca. Schiller, por ejemplo, ostenta el cargo de director de operaciones del Oficina Oval, un rol de guardián que, en pasadas administraciones, muy raramente ha cruzado la misma Oficina Oval.
La intriga y la conspiración entre el personal ha sido un trasfondo normal en la Casa Blanca de Trump, tanto desde afuera como desde adentro. Pero nunca esa dinámica interna se había mostrado de manera tan obvia como ahora, cuando Trump va de país en país en su primer viaje internacional.
Muchos de los asesores más importantes de Trump viajaron con él en su primera excursión al extranjero, ocupando los asientos del Air Force One en un vuelo de 14 horas de Washington a Riyadh (Arabia Saudita).
Al llegar, incluso los cargos menos importantes fueron recibidos por el rey Salman y su corte real, un esfuerzo concertado del gobierno saudí para halagar a Trump y a los que toman las decisiones en su gobierno.
En una elaborada ceremonia para tomar café estaba toda la jerarquía interna del Ala Oeste de Trump. Sentados a la derecha del presidente, con el príncipe saudí en la mitad, estaban Ivanka y su esposo Jared Kushner. Otros asesores, incluyendo al jefe de gabinete, estaban sentados un poco más lejos.
La hija y el yerno de Trump le sirvieron de emisarios al presidente, suavizando el rudo estilo de gobierno de Trump, que parece estar manejando la Casa Banca como los negocios familiares.
Kushner jugó un papel fundamental en la planeación del viaje internacional de Trump, sirviendo de interlocutor con gobierno extranjeros mientras ayudaba a determinar que debía buscar en cada parada el presidente.
En sus reuniones con líderes extranjeros, Kushner ha sido una presencia constante. Incluso, hizo algo inusual: escribió una declaración tras la parada de Trump en Riyadh, para despedir la bien recibida visita del presidente de EE.UU. al reino de Medio Oriente.
Normalmente, cuando la Casa Blanca quiere hacer un comentario o una declaración, se le atribuye al secretario de prensa. Pero Spicer, quien en casa ha defendido de manera estridente y desesperada a Trump, afuera ha sido invisible, rechazando sostener sesiones informativas para la prensa y perdiéndose de las reuniones más importantes.
Al contrario de los asesores senior normales, Ivanka Trump mantuvo su propio cronograma de eventos durante el viaje de Trump, algunos de ellos cubiertos por un grupo separado de periodistas y todos vistos con mucho interés por los medios locales. Tras su presencia pública en las primeras tres paradas del viaje de Trump, Ivanka y Kushner regresaron a casa este jueves.
La primera dama también se separó en cada parada de la agenda de su esposo para visitar escuelas y hospitales, llamando la atención con sus prendas, y por primera vez desde que ambos llegaron a la Casa Blanca, hizo apariciones frecuentes lejos del presidente.
Entretanto, dos de los más altos funcionarios de la Casa Blanca de Trump volvieron a Washington tras la parada inicial en Arabia Saudita. Pero Priebus y Bannon habían planeado con anterioridad ese pronto regreso. Y aún así, su ausencia ha dejado al descubierto la dinámica interna del Ala Oeste.
Hicks y Scavino, ambos presentes en la audiencia con Francisco, son de los asesores que por más tiempo han servido al presidente; ambos se unieron a la campaña de Trump cuando apenas comenzaba. Cada uno jugó un rol fundamental en confeccionar su imagen publica, a través del medio de medios y de las cuentas de redes sociales de Trump.
En el Ala Oeste todo se ha vuelto un concurso de popularidad, que esta semana se llevó a cabo en un escenario internacional. Este viaje solo ha alimentado la especulación sobre una posible remoción de personal cuando Trump vuelva a Washington. Para algunos, este viaje al extranjero puede ser el último que pasen al lado del presidente, para otros será distinto.
Con este presidente, la única certeza es la incertidumbre.
Jim Acosta, de CNN, contribuyó con este reporte.