(CNN Español) – Juan Manuel Santos pasará a la historia como el presidente que firmó la paz con las FARC y terminó el conflicto con una guerrilla que le hizo la guerra al Estado por más de 50 años en Colombia.
Pero Santos (Bogotá, 1951), miembro de la política tradicional colombiana, también pasará a la historia como el presidente de las decisiones polémicas e impopulares, entre ellas el acuerdo de paz. A pesar de ser reconocido a nivel internacional por su trabajo por la paz, se fue quedando solo hacia el final de su mandato, con un Nobel de paz debajo del brazo y unas cifras altísimas de impopularidad: según una encuesta de Yanhaas de junio de 2018, su popularidad llega solo al 14%.
Esa impopularidad se debe a las varias decisiones polémicas que ha tomado en sus ocho años de gobierno, y que según él las tomó pensando en lo que era justo “aunque fuera impopular”.
Y aunque Santos deja una Colombia más pacífica, con la cifra de muertos por conflicto más baja de los últimos 40 años, algunas decisiones polémicas probablemente le harán sombra durante sus años de retiro.
1. Negociar con las FARC a pesar de haber sido elegido bajo la política de seguridad democrática de Uribe
Juan Manuel Santos llegó a la presidencia de Colombia tras haber sido apadrinado por el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez (2002-2010), bajo las banderas de la seguridad democrática, una política de mano dura contra los grupos armados que lideró Uribe durante su mandato, luego del fracaso del presidente Andrés Pastrana (1998-2002) en negociar con las FARC.
El vínculo de ambos era tal, que días antes de salir de la presidencia, Uribe le dijo a Santos que sentía “una gran ilusión” de que él fuera a ser “el timonel” del país: “Qué bueno poder decir que gracias a usted, a este equipo que llega, habrá más tranquilidad para las nuevas generaciones de colombianos”, le dijo Uribe a Santos el 5 de agosto de 2010.
Pero la promesa de la mano dura con la guerrilla de las FARC quedaría a un lado cuando el 4 de septiembre de 2012 Santos informó que se había acordado una hoja de ruta con las FARC para alcanzar la paz. Los diálogos se lanzarían formalmente en octubre de ese año en Oslo, Noruega.
Uribe rápidamente se apartó de Santos y se convirtió en su más acérrimo opositor. Desde entonces, Uribe ha considerado que dialogar con las FARC era negociar con terroristas: “Qué dolor que negocien los temas del país con el terrorismo”, dijo el exmandatario en 2012.
La decisión de Santos de negociar con las FARC lo volvió un “traidor” para el uribismo y la alianza que habían forjado Uribe-Santos empezaría a andar por un largo camino de espinas que dividió al país, entre los del “sí” y los del “no” (a favor o en contra de los acuerdos), y dejó al país hundido en una polarización que marcará el destino del país en los años venideros.
- Mira en este video: Santos: Iván Duque y el uribismo son la misma cosa
2. La polémica reforma a la justicia que condujo a la renuncia del ministro de Justicia
Desde su llegada al gobierno, Santos presentó un proyecto de ley para reformar a la justicia, una iniciativa que de ser una de las banderas de su primer gobierno, se convirtió en el “peor descalabro político de su gobierno”, según la revista colombiana Semana.
Tras dos años de discusiones y revisiones, el Congreso de Colombia aprobó el proyecto de Ley de reforma a la justicia propuesto por Santos, pero con una serie de modificaciones que llevaron al presidente a abstenerse promulgar lo aprobado. En una extensa carta al presidente del Senado en junio de 2012, Santos observó “serias deficiencias jurídicas y de conveniencia que atentan gravemente contra el orden constitucional y la seguridad jurídica de los colombianos”.
El texto aprobado por el Congreso tenía graves problemas, entre ellos, la eliminación de la Comisión de Investigación de la Corte Suprema de Justicia, dejaba en el limbo investigaciones importantes para el país como la de las interceptaciones ilegales del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y le aumentaba el periodo laboral a los magistrados de ocho a doce años, según medios locales.
Ese descalabro político le costó la salida a su primer ministro de Justicia, Juan Carlos Esguerra, que había sido nombrado en 2011, luego de que el Ministerio del Interior y de Justicia se dividiera en dos. El proyecto fue archivado en ese entonces y Santos, en 2017, volvió a referirse a una nueva reforma que tenga “un amplio consenso en el fondo y en la forma”.
“[Debe ser] Un acuerdo incluyente, que convoque a la Rama Judicial; la Fiscalía General; la Procuraduría; los partidos políticos; la sociedad civil; la academia; las facultades de Derecho; y a la comunidad en general”, dijo Santos en Pasto el 28 de septiembre del año pasado.
3. ‘El tal paro nacional agrario no existe”: la desafortunada respuesta al primer gran paro nacional agrario
En agosto de 2013, Santos atravesaba una de las crisis más duras de su primer gobierno: un paro agrario nacional que paralizó el país. Él mismo reconoció que era una “tormenta” que se formó “por la acumulación del abandono y de falta de políticas en el sector agropecuario durante muchísimo tiempo”.
Pero antes de reconocer la magnitud de esa “tormenta”, tuvo una salida polémica sobre el paro.
En medio de una turbulenta semana de protestas —donde hubo bloqueos de vías, marchas y enfrentamientos con la fuerza pública— los agricultores pedían más subsidios para competir en igualdad de condiciones con los países con los que Colombia tiene tratados de libre comercio. Pero aunque las manifestaciones a las que se unieron los sectores agrícola, de transporte, los trabajadores, el sector salud y el educativo se habían extendido a varios departamentos y ya llevaban una semana, para Santos no era lo suficientemente significativo como para ser “nacional”.
“El tal paro nacional agrario no existe”, dijo Santos, que agregó que había infiltrados para que no se llegara a ningún acuerdo con el gobierno y que estas personas querían “generar una sensación de miedo en el país”.
Después explicó que el paro que no era nacional porque estaba concentrado en pocos departamentos y en unos productos determinados.
Tras 20 días de protestas, el 8 de septiembre de 2013, el paro se levantó tras una serie acuerdos con los líderes de los paros.
4. Firmó “sobre piedra” que no subiría los impuestos, pero los subió… tres veces
En la campaña presidencial de 2010, pocos días antes de la segunda vuelta presidencial, Juan Manuel Santos se enfrentaba al exalcalde de Bogotá Antanas Mockus en un tema sensible para el bolsillo de los colombianos: el aumento de impuestos en los próximos años.
En ese entonces, Mockus defendía el impopular y antielectoral aumento de los impuestos: “Si Colombia quiere construir futuro necesita invertir en ciencia y tecnología, no la migaja que hoy en día invierte”, dijo Mockus en un debate presidencial televisado en mayo de 2010.
Pero Santos, en medio de la campaña, prefirió irse por una propuesta más popular: no aumentar impuestos. Y fue tan enfático, que hasta se comprometió a firmar ese compromiso sobre piedra.
“Habría que ver cómo aumenta uno los recursos del Estado, pero no subiendo tarifas”, le dijo Santos a Mockus. “Yo le puedo firmar aquí, en piedra, en mármol, si quiere: no voy a subir tarifas. No voy a subir tarifas”.
Santos decía en plena campaña que aumentar el IVA, el impuesto a la renta y hacer reformas tributarias “generan inestabilidad jurídica”.
Pero los titulares económicos cambiarían solo dos años después, y desde entones varias veces.
La primera reforma tributaria del gobierno Santos fue en diciembre de 2010, en la que se estableció la reducción progresiva del Gravamen a los Movimientos Financieros y se excluyó del IVA los servicios de internet a los estratos 1, 2 y 3.
Con la reforma de 2012, los colombianos con salarios superiores a los 3,3 millones de pesos (unos 1.900 dólares al cambio de ese entonces) debían pagar el Impuesto Mínimo Alternativo, Iman. Además se cambiaron las reglas para que los de más ingresos que se beneficiaban de deducciones, tuvieran que empezar a pagar un “impuesto mínimo razonable”, según Santos. También se redujeron los impuestos del empleo de 29,5% al 16% y se unificaron las tarifas del IVA de siete a tres: 0%, 5% y 16%.
En diciembre de 2014, Santos volvió a sancionar una nueva reforma tributaria que según él, ayudaría a la lucha contra la pobreza e impactaría a personas y empresas con patrimonios superiores a los mil millones de pesos y colombianos.
Y desde el 1 de enero de 2017 los colombianos vieron una nueva avalancha de impuestos para productos del día a día como papel higiénico, ropa, electrodomésticos, jabones y hasta condones. A partir del año pasado, el IVA pasó del 16% al 19% para esos productos, a pesar de las advertencias de Santos en 2010 sobre que el aumento de ese impuesto “retiene la capacidad de compra y disminuye la dinámica comercial”.
El Gobierno justificó esta medida debido a que el país dejó de recibir ingresos provenientes del petróleo y que si no aumentaba los impuestos no habría como financiar los programas sociales que benefician a los más pobres.
La economía de Colombia solo creció en un 1,8% en 2017, el ritmo más lento desde la crisis financiera global de hace una década. En 2011, creció a un ritmo del 6%. Y en diciembre del año pasado, Standard & Poor’s cortó el índice de crédito de Colombia a un nivel por encima del estatus basura.
5. Las tensas relaciones con Venezuela: el tira y afloje con Chávez y Maduro
Discursos altisonantes, acusaciones políticas y tensiones por delimitaciones geográficas han caracterizado las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Colombia en los últimos años.
El historial de tensiones entre los dos países data al menos desde 2005, cuando Colombia acusó a Venezuela de dar refugio a “terroristas” de las FARC y Venezuela acusó a Bogotá de violar la soberanía nacional. Esto ocurrió durante la era Uribe-Chávez.
Tras varios años de tensiones binacionales, en julio de 2010, pocos días antes de que Santos llegara al poder, el presidente Hugo Chávez anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Colombia luego de que Bogotá denunciara ante la Organización de Estados Americanos, OEA, la presencia de campamentos de las FARC y del ELN en territorio vecino.
Pero Santos llegó a la presidencia con un tono conciliador y en diciembre de 2010 recibió en Cartagena a Hugo Chávez. Y para limar años de asperezas de su antecesor, Santos y Chávez acordaron dejar atrás las tensiones y en una declaración sorprendente, el mandatario colombiano se refirió a su homólogo venezolano como su “nuevo mejor amigo”. Chávez le correspondió diciendo lo mismo unas semanas después, en noviembre de ese año.
Hugo Chávez jugó un papel importante como mediador del proceso de paz que impulsaba Santos, pero con la muerte de Chávez en 2013 y la llegada de Nicolás Maduro al poder, las relaciones entre ambos países volverían a ponerse tensas.
En 2015 Maduro cerró la frontera común con Colombia, mientras Bogotá denunciaba una violación del espacio aéreo por parte de Venezuela. Y la crisis se profundizó con la expulsión de cientos de colombianos de territorio vecino. El gobierno de Santos trató la crisis por la vía diplomática hasta agosto de 2016 cuando se restableció el paso peatonal.
Desde hace un año, luego de la firma del acuerdo de paz con las FARC, las críticas de Santos a Maduro han sido más frecuentes. Santos ha dicho que en el vecino país hay una dictadura y ha presionado para que se restablezca la democracia. También dijo que le advirtió hace seis años a Chávez sobre el fracaso de la revolución bolivariana.
Maduro también ha arremetido en varias oportunidades contra Santos, entre otras, amenazándolo con revelar información “secreta” sobre el proceso de paz con las FARC, del cuál Venezuela fue país acompañante. Maduro nunca ha revelado las pruebas que dice tener.
6. Santos refrenda el acuerdo de paz a pesar de que ganó el no en el referendo
Las críticas hacia el proceso de paz con las FARC —que para un sector de los colombianos no fue aceptable— se profundizaron cuando Santos insistió en firmar el acuerdo de paz a pesar de que la victoria del no en el referendo del 2 de octubre de 2016.
Así fue la jornada del plebiscito en Colombia
Tras 53 días de renegociaciones que incluyeron las propuestas de los partidarios del no, Juan Manuel Santos, el equipo negociador del Gobierno, alias Timochenko, el equipo negociador de las FARC y un puñado de invitados, se dieron cita en el Teatro Colón, en el centro de Bogotá, y firmaron el nuevo acuerdo.
Y en un país polarizado por décadas de guerra, el nuevo documento también tuvo críticas. Mientras el gobierno dice que incluyó la mayoría de las propuestas de los opositores, los partidarios del no han afirmado que no es suficiente y que este acuerdo apenas tiene un “retoque”.
Tras la firma, casi 7.000 guerrilleros se desmovilizaron, la ONU recibió más de 8.000 armas de las 14.000 armas que según Santos entregarían los excombatientes, y 2017 pasó a la historia como el año con el número más bajo de homicidios en cuatro décadas y la tasa de homicidios más baja en tres décadas.
7. Santos gana el Premio Nobel de Paz
Cinco días después de ser derrotado en las urnas en el referendo, y ante los ojos atónitos de muchos de sus opositores, la academia sueca le otorgó el premio Nobel de la Paz a Santos.
El comité otorgó el premio al mandatario colombiano por “sus decididos esfuerzos para llevar a su fin a más de 50 años de guerra civil en el país, una guerra que ha costado la vida de al menos 220.000 colombianos y ha desplazado a cerca de seis millones de personas”.
Pero las críticas de sus opositores no se hicieron esperar y en las calles, las opiniones se dividían sobre si Santos merecía o no el galardón.
El expresidente Álvaro Uribe, que el 7 de octubre había felicitado a Santos por el galardón, criticó la decisión del Nobel el día de la ceremonia de entrega: “Lleva impunidad y premio al terrorismo hasta la última consecuencia de poner en riesgo la democracia, y la disculpa es ‘terminar la guerra’”.
Ese mismo día, el excandidato presidencial Óscar Iván Zuluaga, al que Santos había derrotado en las presidenciales de 2014, criticó al mandatario por desconocer “la voluntad de la mayoría” y hacer que “quienes cometieron crímenes atroces” sean elegidos “sin pagar penas”.
Santos prometió donar el dinero del Nobel a las víctimas del conflicto en Colombia.
8. El escándalo de Odebrecht sacude la política colombiana: “Me acabo de enterar”
Hacia el final de su segundo mandato Santos no salió bien librado del escándalo internacional de corrupción de la constructora Odebrecht que llegó a 10 países de Latinoamérica.
La Fiscalía de Colombia dijo el 13 de julio de 2017 que tenía elementos para concluir certeramente” que la constructora brasileña Odebrecht puso dinero en las campañas presidenciales de Santos y de su entonces rival, Óscar Iván Zuluaga, en 2014. Según la Fiscalía, la campaña Santos recibió un millón de dólares.
El gerente de la campaña de Santos, Roberto Prieto, admitió el 14 de marzo de 2017 que sí se recibieron dineros de la constructora brasileña para la campaña de 2010. Santos expresó su “más absoluto rechazo y condena” frente al hecho y dijo que no tuvo conocimiento de esto sino hasta ese momento.
“Frente a la revelación de que hubo recursos no registrados en mi campaña de 2010 quiero expresar mi más absoluto rechazo y condena frente a ese hecho. Lamento profundamente y pido excusas a los colombianos por este hecho bochornoso que nunca ha debido suceder y del que me acabo de enterar”, afirmó Santos en un video publicado en Twitter. El mandatario enfatizó en que no había autorizado ni conocido estas acciones que violaban la ética y control que afirma haber exigido.
El mandatario agregó días después en una entrevista con el diario El Tiempo que esos aportes no podrían considerarse un “soborno”, sino un “aporte”.