(CNN) – Bajo la presión de actuar ante la reciente ola de tiroteos masivos de alto perfil, el presidente Joe Biden reveló este jueves un paquete de medidas que busca enfrentar el flagelo de violencia de armas a la que calificó de “mancha para la nación”.
“La violencia de armas en este país es una epidemia”, aseveró Biden en el Jardín de las Rosas, mientras se dirigía a una audiencia de legisladores y estadounidenses afectados por este fenómeno. “Y eso es una vergüenza internacional”, añadió.
Biden argumentó de manera reiterada que estas acciones ejecutivas sobre el control de armas no afectan el derecho a portarlas, consagrado en la Segunda Enmienda. Ahora bien, las medidas incluyen esfuerzos para restringir las llamadas “armas fantasma”, que se pueden ensamblar utilizando piezas e instrucciones adquiridas en línea.
Las acciones de Biden tienen un alcance limitado. También, se quedan cortas para los pasos que el presidente ha prometido tomar de cara a presionar al Congreso. Aún así cumplen el compromiso del mandatario el mes pasado sobre implementar medidas de “sentido común” por su cuenta. Entre ellas, la decisión de aumentar la regulación para los soportes de armas que hacen que los disparos sean más precisos. Justamente, algo que se relaciona directamente con el tiroteo del mes pasado en Boulder, Colorado, pues allí se utilizó tal dispositivo.
Primeros pasos
Biden también dio a conocer que está proponiendo al activista de control de armas, David Chipman, para encabezar la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés), que no ha tenido un director permanente desde 2015.
El presidente enfatizó que los anuncios solo equivalen a los primeros pasos para abordar la violencia de armas, la cual requerirá acciones posteriores del Congreso. Entre ellas, la prohibición de las armas de asalto o reglas que exijan la verificación de antecedentes universales. Biden, que está en medio del impulso de un plan de infraestructura masivo, expresó previamente su incertidumbre sobre la probabilidad de aprobar nuevas leyes extensas sobre armas.
Incluso, este jueves reconoció la lucha persistente por convencer a Washington de que tome acciones sobre un tema aparentemente intrincado.
“Tenemos un largo camino por recorrer”, dijo, “parece que siempre tenemos un largo camino por recorrer”.
Pero insistió en que los legisladores deben romper el patrón.
“Ellos han ofrecido muchos pensamientos y oraciones, los miembros del Congreso, pero no han aprobado ni una sola ley federal nueva para reducir la violencia de armas”, completó. “Basta de oraciones, es tiempo para algo de acción”, enfatizó.
Las acciones de Biden sobre las armas
A medida la postura del país sobre las armas ha evolucionado, Biden ha estado al frente y al centro en casi todos los momentos importantes del camino durante más de tres décadas. Desde el triunfo de una prohibición de 10 años para las armas de asalto en 1994 hasta la decepción de la derrota sobre las verificaciones de antecedentes universales tras la masacre de Sandy Hook en 2012.
Los recientes tiroteos en Georgia y Colorado plantearon la pregunta dentro del Ala Oeste sobre cuánto capital político debería dedicar el presidente al asunto. Justamente, un tema que con tanta frecuencia ha resultado en frustración. Al igual que el expresidente Barack Obama, Biden determinó que las acciones ejecutivas son un método más viable para avanzar, dado que el Congreso está estrechamente dividido y hay una lista de otras prioridades urgentes.
Biden dijo que despojar a los fabricantes de armas de la protección de responsabilidad sería una de sus primera prioridades legislativas sobre el control de armas.
Es “la única industria en Estados Unidos, una industria de 1.000 millones de dólares, que no puede ser demandada”, dijo el presidente. “Imaginen lo diferente que sería si esa misma exención hubiera estado disponible para las empresas tabacaleras”, añadió.
El papel del Congreso
Este asunto formó parte de una lista de acciones que Biden señaló el Congreso debía abordar para combatir la violencia armada. Aunque, añadió, que potencialmente podría tener un efecto descomunal.
Por su parte, el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, prometió programar votaciones sobre legislaciones de armas y confirmar a Chipman.
“Las acciones ejecutivas del presidente son críticas. Pero, no sustituyen una legislación significativa para enfrentar la epidemia de violencia armada. El pueblo estadounidense exige acciones del Congreso. Y me he comprometido a realizar votaciones en el pleno del Senado de Estados Unidos sobre leyes para la prevención de la violencia de armas”, dijo en un comunicado. “También espero que el Senado procese y confirme rápidamente la elección del presidente para liderar la ATF, excelentemente calificada”, añadió.
La posición de la ATF con frecuencia resulta involucrada en la tensa política del control de armas. Chipman es un exagente de la ATF que se desempeña como asesor principal de políticas en Giffords, la organización dirigida por la excongresista Gabby Giffords, quien se convirtió en defensora del control de armas después de recibir ser baleada en 2011.
Las nuevas reglas de Biden apuntan contra las armas fantasmas y los soportes
Las llamadas armas fantasma son aquellas armas de fuego hechas artesanalmente o autoensambladas que no tienen números de serie. Algunas se pueden fabricar en tan solo 30 minutos utilizando kits y piezas comprados en línea. Biden ordenó al Departamento de Justicia emitir una regla propuesta para “detener la proliferación” de esas armas. Aunque, un alto funcionario del gobierno se negó a dar detalles sobre cómo funcionaría específicamente la regla, que se entregará en 30 días.
Otra de las reglas apuntaría contra los soportes estabilizadores de pistolas, que ayudan en la precisión de las armas de fuego y controlan el retroceso. Sobre estos dispositivos un alto funcionario de la administración sostuvo que convierten las pistolas en rifles de cañón corto. Según la nueva normal, los soportes estabilizadores estarían bajo las regulaciones de la Ley Nacional de Armas de Fuego, incluido el requisito de registro. El atacante del mes pasado en Boulder, Colorado, usó una pistola modificada con un brazo ortopédico, según una fuente policial.
Biden también anunció nuevas inversiones en programas de intervención dentro comunidades propensas a la violencia. Además de una directriz al Departamento de Justicia para que publique leyes modelo de “bandera roja” para los estados que permitan la remoción temporal de armas de fuego de personas consideradas en alto riesgo de lastimarse a sí mismas o a otros. También, un informe completo sobre el tráfico de armas de fuego.
Trabajo en equipo
En conjunto, las acciones constituyen los primeros pasos reales del gobierno de Biden para combatir la violencia de armas. Dentro de la Casa Blanca, los esfuerzos por diseñar acciones ejecutivas los ha liderado la directora del Consejo de Política Nacional de la Casa Blanca, Susan Rice, y el director de la Oficina de Participación Pública, Cedric Richmond. Así le indicaron a CNN funcionarios de la administración y grupos de defensa de seguridad de armas.
Eso incluyó reunirse con algunos de esos grupos y presentar ideas sobre los pasos que Biden podría tomar por su cuenta. Algunos activistas estuvieron clamando que se tomaran acciones antes, al señalar la promesa de Biden de priorizar el control de armas durante su campaña.
Biden hizo los anuncios este jueves desde el Jardín de las Rosas. Lo acompañó su secretario de Justicia, Merrick Garland, cuya agencia será responsable de redactar las reglas propuestas.
“Estamos aquí hoy, no en un momento de tragedia, sino en medio de una tragedia duradera”, dijo Garland. El funcionario también detalló algunos de los pasos que se le encargaron, como los esfuerzos para medir el tráfico de armas “de una manera que se base en datos” con un estudio actualizado de la ATF que evaluará las armas de las impresoras 3D y otras nuevas tecnologías.
Ted Barrett, de CNN, contribuyó a este reporte.