(CNN) – Un ritmo más lento al caminar a medida que se envejece siempre ha sido una señal de alarma sobre una mayor fragilidad que podría provocar caídas y otras discapacidades, afirman los expertos. Nuevas investigaciones realizadas en pequeños grupos de adultos mayores también han descubierto que una disminución en la velocidad al caminar de un año a otro puede ser una señal temprana de deterioro cognitivo.
Esto puede ocurrir por la contracción del hipocampo derecho, la parte del cerebro asociada a la memoria, según los estudios.
Pero no todos los signos de deterioro cognitivo anticipan una demencia posterior: solo entre el 10% y el 20% de las personas de 65 años o mayores con deterioro cognitivo leve (o DCL) desarrollan demencia al año siguiente, según el Instituto Nacional del Envejecimiento. “En muchos casos, los síntomas del DCL pueden permanecer igual o incluso mejorar”, afirmó el instituto.
Ahora, un nuevo estudio a gran escala, que incluyó casi 17.000 adultos mayores de 65 años, revela que las personas que caminan un 5% más despacio cada año y que también muestran signos de lentitud en los procesos mentales son más propensas a desarrollar demencia. La investigación se publicó este martes en la revista académica JAMA Network Open.
“Estos resultados resaltan la importancia de la caminata en la evaluación del riesgo de demencia”, escribió la autora del estudio, Taya Collyer, investigadora de la Escuela Clínica Península de la Universidad de Monash en Victoria, Australia.
El mayor riesgo
El nuevo estudio hizo el seguimiento de un grupo de estadounidenses mayores de 65 años y de australianos mayores de 70 durante siete años. Cada dos años, los participantes en la investigación debían realizar pruebas que medían el deterioro cognitivo en general, la memoria, la velocidad de procesamiento y la fluidez verbal.
Dos veces cada par de años, los participantes también debían caminar 3 metros. Los dos resultados se promediaron para determinar la velocidad típica de caminata de la persona.
Al final del estudio, los investigadores descubrieron que el mayor riesgo de demencia correspondía a quienes presentaban una “disminución doble”, es decir, a las personas que caminaban más lento y que también mostraban algunos signos de deterioro cognitivo, explicó el Dr. Joe Verghese, profesor de geriatría y neurología del Colegio de Medicina Albert Einstein del Bronx, Nueva York, quien no participó en el estudio.
“Además, los que sufrían una disminución doble tenían un mayor riesgo de demencia que los que solo padecían un declive cognitivo o del ritmo al caminar”, escribió Verghese en un editorial adjunto publicado este martes en la revista JAMA.
Un metaanálisis realizado en 2020 sobre casi 9.000 adultos estadounidenses descubrió que la doble asociación entre la velocidad al caminar y el deterioro de la memoria predice una demencia posterior.
Sin embargo, a pesar de estos hallazgos, “la disfunción de la caminata no se ha considerado una característica clínica temprana en los pacientes con enfermedad de Alzhéimer”, escribió Verghese.
El ejercicio puede ayudar
Hay cosas que podemos hacer a medida que envejecemos para revertir el encogimiento del cerebro al que conlleva el paso de los años. Los estudios han descubierto que el ejercicio aeróbico aumenta el tamaño del hipocampo, incrementando algunos aspectos de la memoria.
El hipocampo, situado en las profundidades del lóbulo temporal del cerebro, es un órgano de forma extraña que se encarga del aprendizaje, la consolidación de los recuerdos y la navegación espacial, como la capacidad de recordar direcciones, ubicaciones y orientaciones.
El entrenamiento con ejercicios aeróbicos aumentó el volumen del hipocampo anterior derecho en un 2%, revirtiendo así la pérdida relacionada con la edad en el órgano en uno o dos años, en un ensayo clínico aleatorio de 2011. En comparación, las personas que solo hicieron ejercicios de estiramiento tuvieron un descenso aproximado de alrededor del 1,43% en el mismo período.
Ejercicio aeróbico significa con “aire”, y es un tipo de entrenamiento en el que el ritmo cardíaco y la respiración aumentan, pero no tanto como para no poder seguir funcionando. Los tipos de ejercicio aeróbico pueden incluir caminar a paso ligero, nadar, correr, montar en bicicleta, bailar y hacer kickboxing, así como todas las máquinas de cardio de tu gimnasio local, como la cinta de correr, la bicicleta elíptica, el remo o la escaladora.