Londres (CNN) — Los corgis de la reina Isabel II vivirán con el duque y la duquesa de York, Andrés y Sarah, dijo el domingo a CNN una fuente cercana al duque de York.

La pareja, que se divorció en 1996, reside en Royal Lodge en la propiedad Windsor.

La fuente le dijo a CNN que la duquesa se unió a la monarca por un amor compartido por pasear perros y montar a caballo.

Incluso después de su divorcio del príncipe Andrés, Sarah continuó su amistad con la reina paseando perros por la propiedad  agregó la fuente.

Se informó que la reina, quien murió el jueves a la edad de 96 años, tenía cuatro perros, dos de los cuales son corgis galeses de Pembroke, Muick y Sandy.

También se informó que dejó atrás un “dorgi” de raza mixta más viejo llamado Candy y un cocker spaniel llamado Lissy. Se desconoce quién cuidará de Candy y Lissy.

La reina Isabel II y uno de sus corgis son vistos en el Castillo Balmoral de Escocia en 1952.

Los corgis se han convertido en sinónimo de la monarca, quien a lo largo de su larga vida fue fotografiada regularmente con un corgi galés a sus pies.

A menudo se le atribuye a la reina la creación de la raza dorgi cuando su corgi se apareó con un perro salchicha propiedad de su hermana, la princesa Margarita.

La pasión de la reina por los corgis se remonta a su infancia, cuando se enamoró de Dookie, la mascota de su padre el rey Jorge VI. En 1944, cuando cumplió 18 años, le regalaron una cachorra de corgi galés de Pembroke llamada Susan. Tal era su apego a Susan que, según los informes, la llevó a su luna de miel en 1947. Susan murió en enero de 1959.

La monarca llegó a poseer docenas de corgis en su vida. Uno de ellos, Willow, apareció junto a ella en el sketch de James Bond que grabó para la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Cuando Willow fue puesto a dormir a la edad de 14 años, la reina perdió al último descendiente de su corgi original, Susan. Según Reader’s Digest, a la reina le gustaban los corgis debido a su “energía y espíritu indómito”.

El duque y la duquesa de York, Andrés y Sarah, cuidarán de los perros.

El príncipe Andrés se retiró de sus funciones públicas en 2019 luego de una tormenta de críticas por una entrevista sobre su asociación con el delincuente sexual convicto Jeffrey Epstein.

A principios de este año pagó un acuerdo a la acusadora de abuso sexual Virginia Giuffre, según su abogado, y un juez de distrito de Estados Unidos accedió a desestimar su demanda contra el duque de York.

El príncipe ha negado repetidamente haber actuado mal. Aún así, las acusaciones contra Andrés, de 62 años, han empañado dramáticamente su reputación pública.