(CNN) – Donald Trump puede estar acaparando todos los titulares, pero las luchas partidistas en las capitales estatales de todo el país pueden hacer mucho más para cambiar a Estados Unidos que el drama que rodea al primer expresidente acusado de un delito.
Los enfrentamientos entre demócratas y republicanos por cuestiones como el aborto y las armas, que también podrían dar forma a las futuras leyes y mapas electorales, presagian los grandes debates que se avecinan en la campaña presidencial de 2024. Estos conflictos latentes también reflejan una nación dividida en torno a su identidad cultural y política, y muestran cómo a veces pequeños cambios en el equilibrio de poder pueden tener consecuencias trascendentales.
En Wisconsin, uno de los estados más reñidos en las últimas elecciones presidenciales, una jueza liberal se impuso este martes en la carrera por un puesto en el Tribunal Supremo local, en una victoria que podría restablecer el derecho al aborto en el estado y dar lugar a un nuevo trazado de los mapas que el Partido Republicano había configurado a su favor. La magnitud de su victoria —por unos 200.000 votos— hará saltar las alarmas del Partido Republicano.
En Carolina del Norte, los republicanos estaban de enhorabuena después de que un representante estatal demócrata, elegido hace unos meses por un margen de casi 20 puntos, se pasara esta semana al Partido Republicano, lo que otorga a este partido mayorías a prueba de veto en las dos cámaras legislativas del estado, en su intento de imponer nuevos límites al aborto y leyes electorales más restrictivas.
La torturante división de Estados Unidos en torno a las armas de fuego está provocando un extraordinario enfrentamiento en Tennessee. En lugar de trabajar para combatir los tiroteos masivos tras la masacre de la semana pasada en una escuela de Nashville, los legisladores republicanos del estado quieren expulsar a tres demócratas que se unieron a una protesta por el control de armas.
Los demócratas nacionales, mientras tanto, miran a Chicago, donde el progresista Brandon Johnson, apoyado por Bernie Sanders, ganó la segunda vuelta de la alcaldía este martes. Venció a un moderado con un mensaje de mano dura contra la delincuencia, con un discurso más matizado que su anterior apoyo a la “desfinanciación de la Policía”. (Johnson dijo durante la campaña que no quería recortar la financiación de la Policía).
Y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, que dice que su estado es un laboratorio para un Estados Unidos más conservador de cara a su posible candidatura a la Casa Blanca, firmó un proyecto de ley a principios de esta semana que permite a las personas llevar armas ocultas sin permiso. El Senado estatal también aprobó este lunes una prohibición muy restrictiva del aborto de seis semanas.
Esta notable serie de batallas locales no siempre se hace notar en Washington, donde los legisladores se preparan para una inminente crisis del techo de la deuda y discuten sobre la ayuda a Ucrania.
Pero los incendios políticos que comienzan en los estados pueden desatarse más tarde a nivel nacional y definir futuros enfrentamientos en las elecciones generales. Ya está claro, por ejemplo, que las cuestiones de género y transexualidad serán una cuestión dominante en 2024, cuando los republicanos ataquen a los demócratas por adoptar políticas que califican de “woke” (palaba asociada en las últimas décadas con diferentes movimientos en contra de las injusticias sociales).
La intensidad de los intercambios sobre cuestiones como el aborto, el género y las armas plantea otra posibilidad. A pesar de todo el atractivo de Trump para los votantes republicanos de base, está llevando a cabo una campaña que se basa casi exclusivamente en su furia por el empeoramiento de sus problemas legales y su afirmación de que está siendo perseguido políticamente para mantenerlo fuera de la Casa Blanca. Las luchas que se están gestando en los estados sugieren que muchos votantes tienen otras cosas en la cabeza.
Un resultado que levantará ampollas en todo el mundo político
Wisconsin se ha tambaleado por un resurgimiento conservador y una posterior reacción liberal desde que el republicano Scott Walker fue elegido gobernador por primera vez en 2010. Fue fundamental para las victorias de Donald Trump en 2016 y Joe Biden en 2020 y sigue en el filo de la navaja política de cara a un nuevo ciclo de elecciones presidenciales.
En el último cambio político en el estado, la jueza liberal Janet Protasiewicz se impuso fácilmente al conservador Daniel Kelly en unas elecciones no partidistas en las que, sin embargo, los partidos tenían claros favoritos. La contienda atrajo un importante gasto externo, lo que la convirtió en la carrera judicial estatal más cara de la historia, y el margen de victoria de Protasiewicz fue unas 10 veces superior a los respectivos colchones de Trump y Biden, de unos 20.000 votos.
Todas las elecciones son únicas, pero la victoria de la jueza de Wisconsin subraya el poder del aborto como tema movilizador y puede alimentar la preocupación entre las estrategias del Partido Republicano de que el tema pueda volver a perjudicar a sus candidatos en 2024. Los efectos políticos de la fuerza electoral galvanizadora del aborto podrían verse en otro campo de batalla del Medio Oeste este miércoles. La gobernadora demócrata Gretchen Whitmer firmó la derogación de la prohibición del aborto de 1931 en el estado, lo que fue posible porque los votantes del otoño boreal pasado dieron a los demócratas el control de ambas cámaras legislativas.
Ahora, con una mayoría liberal, se espera que el Tribunal Supremo de Wisconsin anule una ley anterior a la Guerra Civil que prohíbe el aborto en casi todas las circunstancias, y que volvió a entrar en vigor después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos anulara el caso Roe contra Wade. La victoria de Protasiewicz será un faro de esperanza para los demócratas, desmoralizados por la pérdida del derecho federal al aborto el año pasado.
Sean Eldridge —fundador y presidente de Stand Up America, un grupo de defensa progresista— dijo que Protasiewicz actuaría como un freno a “los esfuerzos conservadores por eliminar la libertad reproductiva, privar del derecho de voto a los votantes de color mediante la manipulación racial y anular los resultados electorales que no les gustan. Su victoria ayuda a construir un cortafuegos para nuestra democracia y la libertad de voto de cara a 2024”.
Pero la lección de la turbulenta década política de Wisconsin es que los republicanos locales, algunos de ellos esclavizados por el trumpismo, probablemente contraatacarán con fuerza. De hecho, la elección de este martes también vio a los republicanos ganar un escaño abierto en el Senado estatal, dando al GOP una supermayoría que podría usarse para impugnar a los titulares de altos cargos, teóricamente incluido el gobernador demócrata Tony Evers. En una entrevista con WISN en Wisconsin el mes pasado, Dan Knodl —el republicano que ganó este martes— dijo que consideraría un movimiento para impugnar a Protasiewicz. En ese momento, ella estaba sirviendo como jueza de circuito de Milwaukee. No está claro si la legislatura podría destituirla del Tribunal Supremo.
Enfado en el debate sobre las armas
En otro sorprendente ejemplo de polarización política, la asamblea legislativa de Tennessee, dirigida por el Partido Republicano, solicita la expulsión de tres colegas demócratas que encabezaron una ruidosa protesta en la Cámara de Representantes estatal tras el asesinato en masa de tres niños de nueve años y tres adultos en una escuela cristiana de Nashville. El presidente de la Cámara, Cameron Sexton, calificó la protesta de falta de decoro inaceptable y los legisladores ya fueron despojados de sus puestos en las comisiones. El presidente republicano dijo que la protesta era “al menos equivalente, tal vez peor”, que el ataque de la turba de partidarios de Trump en el Capitolio de EE.UU. el 6 de enero de 2021.
Uno de los legisladores demócratas, el representante estatal Justin Pearson, explicó en la CNN que apoyaba la protesta de los defensores de la reforma de las armas en la tribuna del público porque creía que no se estaban escuchando las voces que exigían que se actuara sobre las leyes de alerta y otras medidas de seguridad de las armas. Las encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses están a favor de restricciones más estrictas a las armas, pero el apoyo varía en función de la medida de que se trate.
Pearson dijo a Jake Tapper, de CNN, que el trío sabía que estaba infringiendo una norma de la Cámara sobre decoro. “Pero no sabíamos y no pensábamos que estábamos haciendo algo que podría hacer que nos expulsaran por ejercer nuestros derechos de la Primera Enmienda y animar a esos manifestantes y niños y adultos y padres afligidos a hacer lo mismo en la Cámara”.
El drama en la legislatura estatal de Nashville se vio igualado por un giro notable en Carolina del Norte esta semana, cuando la representante estatal demócrata Tricia Cotham se pasó al Partido Republicano, diciendo: “El Partido Demócrata moderno se ha vuelto irreconocible para mí”. Cotham se hizo eco de la idea republicana de que el partido rival se ha ido tan a la izquierda en cuestiones culturales y económicas que ha abandonado la corriente dominante estadounidense, aunque el GOP ha seguido su propia marcha hacia los extremos. El movimiento de Cotham tiene implicaciones delicadas para los demócratas, porque da al Partido Republicano suficientes votos en cada cámara para anular los vetos del gobernador demócrata Roy Cooper.
Los demócratas acusaron a Cotham de traicionar a sus votantes, y Cooper advirtió que sus acciones tendrían graves consecuencias. “Los votos de la representante Cotham sobre la libertad reproductiva de las mujeres, las leyes electorales, los derechos LGBTQ y las escuelas públicas fuertes determinarán la dirección del estado que amamos”, dijo Cooper a CNN en un comunicado.
Los golpes, mientras tanto, siguen llegando para los demócratas en la Florida, donde una aplastante victoria en la reelección de DeSantis el pasado noviembre y el control republicano de la legislatura estatal se suman a un dominio conservador total. Mientras busca atraer a los votantes de base republicanos de cara a una posible candidatura presidencial, DeSantis flexibilizó aún más esta semana las ya permisivas leyes de armas de la Florida. Y después de que el año pasado promulgara una ley que prohibía el aborto a las 15 semanas, el Senado estatal acaba de aprobar un proyecto de ley que prohibiría la mayoría de los abortos en el estado después de la edad gestacional de unas seis semanas, o unas cuatro semanas de embarazo.
La política de aborto de línea dura podría permitir a DeSantis solidificar un mensaje de que sería un líder conservador más eficaz que Trump. Pero también es el tipo de posicionamiento que ofrecería a los demócratas una apertura en caso de convertirse en el candidato republicano.