(CNN Español) – El presidente de Colombia, Gustavo Petro, parece sentirse muy a gusto en dos escenarios que han marcado los primeros nueve meses de su gestión: el balcón de la Casa de Nariño —la sede del Gobierno— y el avión presidencial.
El primero ha sido uno de los sellos políticos del primer presidente de izquierda en Colombia. Desde allí, ha pronunciado varios discursos ante cientos de sus seguidores, especialmente para defender las reformas sociales que ha presentado al Congreso de la República.
El pasado 14 de febrero, inauguró esta forma inédita en Colombia de socializar las iniciativas gubernamentales. Y el pasado 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo, pronunció uno de sus más polémicos discursos. El mandatario convocó a sus seguidores a salir a las calles a defender sus propuestas, entre ellas la de la salud, la laboral, la de pensiones y la judicial, ante la falta de una mayoría en el Congreso para aprobarlas.
“El pueblo no puede dormirse. No basta con haber ganado en las urnas. El cambio social implica una lucha permanente y esa lucha se da con un pueblo movilizado”, afirmó.
“Creyeron que una vez en el Gobierno, Petro —acorralado— bajaría la bandera de la gran transformación, la del cambio social, y que viviría acomodado y tranquilo con el hecho de ser el primer presidente de izquierda de Colombia y que no molestaría más. Que me iría a vivir de la pensión, como uno más… Pero ese no es nuestro destino, esa no es nuestra función en la historia de Colombia: ¡Es lograr el triunfo de las reformas!”, agregó.
Petro en la escena internacional
El segundo escenario de Petro es el internacional. Los temas más frecuentes en este tipo de viajes —por ejemplo, a las Naciones Unidas, en Nueva York— son el cambio climático, la transición energética, cambios en la lucha contra las drogas y su política de paz total, que consiste en diálogos con todos los sectores armados ilegales en Colombia, incluidos sectores del narcotráfico y bandas criminales.
Con la reciente visita de Estado a España y de trabajo a Portugal que terminó este fin de semana, el presidente de Colombia ha utilizado en 15 ocasiones el avión presidencial para sus viajes al exterior.
“Ha terminado una gira de Estado buscando un puesto de vanguardia de Colombia en el mundo”, afirmó este domingo Petro en su cuenta de Twitter.
El 29 de agosto de 2022 inició su extensa agenda con un viaje a Perú para asistir a una reunión del Consejo Presidencial Andino.
Además, Petro ha visitado Venezuela —país al que ha viajado en tres ocasiones y con el que restableció relaciones comerciales y diplomáticas—, Egipto, México, Francia, Chile, Brasil, Suiza, Ecuador, Argentina, Estados Unidos, España y Portugal.
“No es malo que un presidente viaje. Es bueno siempre y cuando sea para buscar oportunidades para el país en el mundo. Lo malo es cuando lo hace para difundir su ideología y sus políticas extremistas, cuando solo busca réditos personales como es el caso de Petro. Eso es lo malo”, le dijo a CNN el ex senador por el partido Centro Democrático y exembajador en Nicaragua Alfredo Rangel.
“Mientras el país se cae, el presidente está de viaje”, ha dicho en varias oportunidades el abogado Daniel Briceño, muy activo en redes sociales y uno de los más agudos críticos del gobierno de Petro.
El desgaste
Pero ambos escenarios parecen mostrar un desgaste en el capital político del mandatario. Al menos así lo revelan varias encuestas y sondeos recientes de opinión. La encuesta Opinómetro, que la firma Datexco realizó para WRadio, reveló este lunes el resultado de un sondeo telefónico entre 700 personas de Bogotá y otras cuatro grandes ciudades, de quienes el 61% desaprueba la gestión del mandatario, mientras que solo 30% respalda a su gestión. Estos mismos resultados muestran que al 58% de los consultados le disgusta las apariciones del mandatario en el balcón de la Casa de Nariño para defender sus iniciativas de cambios sociales.
Así, mientras en el exterior los discursos de Petro parecen tener acogida, y varios mandatarios y miembros de la comunidad internacional elogian sus iniciativas en materia de cambio climático y sus esfuerzos por la paz, en Colombia la opinión pública empieza a pasarle factura ante la falta de resultados de las ambiciosas promesas que hizo durante la campaña presidencial de 2022, entre ellas la política de paz total.
Otros retos
Además de las dificultades de sus reformas en el Congreso, Petro encara otros frentes de batalla como el enfrentamiento con los partidos tradicionales, las críticas por su postura ante a la división de poderes en Colombia tras haber dicho que es el jefe del fiscal general, una inflación interanual de 12,82% a abril, desempleo de 10% y con fuertes cuestionamientos en su contra por la falta de resultados de su política de paz total.
Frente a estos, sus seguidores lo defienden.
“No es verdad que Colombia se esté hundiendo. La inversión extranjera crece, el desempleo baja, la inflación cede, el dólar baja y el déficit fiscal disminuye. Van triunfando las mentiras de la oposición y no hay una estrategia de comunicación para contrarrestarlas. Cerremos filas para defender esto que tanto sudor y sangre costó o terminaremos pedaleando otros 200 años para volver al poder”, escribió en su cuenta en Twitter el exsenador Gustavo Bolívar, uno de los principales dirigentes del partido de gobierno, Pacto Histórico.
Mientras que sus opositores políticos lo critican.
“Aumenta la desfavorabilidad de Petro. El 61% desaprueba la manera como está manejando el país”, publicó este lunes en Twitter la senadora María Fernanda Cabal, del partido de oposición Centro Democrático.
El 29 de octubre se realizarán elecciones de alcaldes y gobernadores en Colombia. Y ese será un termómetro para medir si los colombianos respaldan al partido de gobierno Pacto Histórico o, por el contrario, castigan la gestión del actual presidente de izquierda, con miras a lo que será el escenario de las elecciones presidenciales de 2026, cuando se elegirá al sucesor de Petro.