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Así es el poderoso portaaviones nuclear de EE.UU. que llega a aguas argentinas
02:25 - Fuente: CNN

(CNN Español) — El acercamiento con Estados Unidos y Occidente del Gobierno de Milei parece evidente: en casi seis meses de gobierno, la Casa Rosada firmó la compra de cazas F-16 a Dinamarca (la operación tuvo el aval de Washington), la mayor adquisición militar en décadas, y su ministro de Defensa, Luis Petri, solicitó convertirse en “socio global” de la OTAN, una situación que construye sobre el estatus de Aliado importante extra OTAN alcanzado en 1998, durante el gobierno de otro presidente pro-Occidente: Carlos Menem.

En tanto el jueves es un portaaaviones estadounidense de propulsión nuclear, el USS George Washington, realizó ejercicios militares con la Armada de Argentina en el mar Argentino, lo cual no ocurría desde 2010.

El presidente Milei también se ha declarado, durante una entrevista con CNN, en favor de Ucrania e Israel en sus respectivos conflictos con Rusia y Hamas, alineándose con los intereses de la OTAN, y manifestó su oposición a Irán, organizando un comité de crisis luego del ataque a mediados de abril con misiles y drones de Teherán a Israel, que se dio tras un presunto ataque israelí contra un complejo de la embajada iraní en Siria.

Alguna vez Argentina supo hacer de la neutralidad un principio: el país se abstuvo de participar de las dos guerras mundiales y, a través de su diplomacia, ejerció asertivamente una posición de mediación en el sistema internacional. En las últimas décadas, sin embargo, Argentina ha vivido un movimiento pendular entre su alineamiento con las potencias occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, y el relacionamiento tentativo con China, en ocasiones mezclando ambos.

Durante las presidencias de Cristina Fernández de Kirchner y luego Alberto Fernández, el vínculo con China, Venezuela e Irán se desarrolló. Mientras que, durante el Gobierno de Mauricio Macri, se intentó fortalecer la relación con Estados Unidos y Europa.

El embajador de EE.UU. en Argentina Marc Stanley, al presidente de Argentina Javier Milei, la comandante del Comando Sur de los Estados Unidos, General Laura Richardson y al ministro de Defensa argentino Luis Petri, posando para una foto durante la visita de Richardson en Ushuaia, Argentina.

Pero ahora Milei, un autodenominado libertario que en campaña ya se declaraba pro-Occidente y que dice estar alineado con EE.UU. e Israel, está poniendo el foco precisamente en ese vínculo, mientras China intenta consolidar su presencia en el país forjada durante décadas de relaciones.

Pareciera que las potencias se estuvieran disputando ciertas cuestiones clave relacionadas con Argentina y que la importancia del país podría estar creciendo. ¿Pero es realmente así?

“Hay un mayor activismo internacional y eso hace que la posición de la Argentina llame más la atención. Estamos saliendo de ese aislamiento tibio que teníamos”, dijo a CNN Alejandro Corbacho, director del Observatorio de Seguridad y Defensa de la Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina (Ucema).

Movimientos en el Río de la Plata

Mientras tanto, Buenos Aires parece haber vuelto a aparecer en el mapa de Defensa de Occidente y la OTAN, especialmente con la llegada del portaaviones George Washington a aguas argentinas para los ejercicios “Passex Gringo-Gaucho II”, como parte del operativo Southern Seas 2024 que llevó al buque estadounidense a Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Uruguay.

El George Washington tiene un desplazamiento de casi 100.000 toneladas y una tripulación compuesta por unas 5.000 personas. Es, junto a sus buques hermanos de la clase Nimitz, uno de los navíos más grandes y potentes del mundo.

Por otro lado, a finales de abril una flota francesa compuesta por el portahelicópteros Tonnerre, un buque de 21.500 toneladas de desplazamiento, y su escolta, la fragata Guépratte, llegaron también al puerto de la capital argentina para una visita diplomática, antes de partir a Mar del Plata para participar de ejercicios con la Armada Argentina, según confirmó el capitán del Tonnerre y de la flota, Adrien Schaar.

“Es la visita naval más importante de Francia en los últimos 14 años”, agregó Schaar.

El portahelicópteros Tonnerre, de la Marina Nacional de Francia, en el puerto de Buenos Aires.

“Esta escala militar de primera importancia muestra que Francia y Argentina son grandes socios estratégicos, conocemos el gran compromiso de las autoridades argentinas con Ucrania e Israel”, señaló el embajador de Francia en Argentina, Romain Nadal, en una conferencia de prensa a bordo del buque, de la que participó CNN.

“Francia y Argentina comparten valores e intereses a nivel global y también en torno a la seguridad regional en América Latina, particularmente en el Atlántico Sur y en la Antártida. Contra la pesca ilegal, los tráficos ilícitos y todas las demás formas de intrusiones”, agregó el embajador.

Sobre el futuro de las relaciones con el Gobierno de Milei, Nadal dijo “vemos con buenos ojos el hecho de que Argentina quiera contribuir a la estabilidad internacional en defensa de valores compartidos con los países de la OTAN, que son valores de respeto de derecho internacional, el derecho a la democracia y a las libertades, por supuesto”.

Consultado por posibles compras de equipamiento militar francés por parte de Buenos Aires, Nadal aseguró que Francia “lo deseaba”, pero que estaban al tanto de la “situación presupuestaria difícil” en Argentina.

El buque de la Guardia Costera de Estados Unidos Cutter James el 17 de febrero de 2022 en Fort Lauderdale, Florida.

“Hay históricamente una cooperación en campo, y hay una discusión continua para varios equipamientos militares estructurantes para el Ejército Argentino”, agregó.

Argentina es un asiduo usuario de armamento francés, entre los que se destacan los históricos cazas Mirage 3 y Super Etendard, y más recientemente los cuatro patrulleros oceánicos clase Gowind 90 incorporados a la Armada Argentina.

El lunes 29 de abril, el buque Cutter James de la Guardia Costera de Estados Unidos también arribó a Buenos Aires para realizar “actividades conjuntas en alta mar con sus contrapartes argentinas”, según un comunicado oficial.

Tanto el presidente Milei como la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, visitaron el Cutter James, anclado en Buenos Aires.

China y la relación de Argentina con Occidente

Mientras tanto, China intenta consolidar sus vínculos con Argentina logrados en años anteriores: de la estrecha relación con el gobierno de Cristina Kirchner quedan la Estación del Espacio Profundo en la Patagonia, el acuerdo de “swap” en yuanes lanzado en 2009 para potenciar las reservas en moneda extranjera y el crecimiento de China como segundo socio comercial, por detrás de Brasil, —descendido en marzo de este año al tercer puesto— detrás de Brasil y la Unión Europea.

El 25 abril, días antes de la visita de la ministra de Relaciones Exteriores de Argentina, Diana Mondino, a Shanghái y Beijing, el Gobierno de China aseguró que los dos países eran “socios estratégicos integrales”.

Había mucha expectativa por esta visita, ya que en campaña Milei aseguró que su Gobierno no tendría relaciones con China —“No hacemos pactos con comunistas”, dijo a Bloomberg—. La realidad del vínculo y las tareas de gobierno parecen haber moderado el discurso de Milei, que ahora busca cuanto menos una relación constructiva con el gigante asiático.

El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Wang Wenbin, habla en Beijing el 24 de julio de 2020. (Cfrpedito: GREG BAKER/AFP/vía Getty Images).

De hecho, Mondino aseguró el lunes que “la relación bilateral con China es importante para nuestro país” durante una reunión en Beijing con el viceministro de Comercio y Representante para el Comercio Internacional de China, Wang Shouwen, de acuerdo con un comunicado de la Cancillería Argentina.

Mientras que, en un encuentro con el vicepresidente de China, Han Zheng, ambos “coincidieron en la importancia de profundizar la cooperación bilateral y de crear las condiciones para afianzar la relación entre ambos países”, describiendo a las economías de Argentina y China como “complementarias”.

Además, Mondino y Zheng reafirmaron el apoyo recíproco de China al reclamo argentino sobre las Islas Malvinas, y de Argentina al principio de “una sola China” con respecto a Taiwán, marcando una continuidad en la política exterior de ambos países.

Para el analista Andrei Serbin Pont, presidente de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (Cries), “Argentina está limitada en su capacidad de maniobra en términos de alejarse de China para acercarse a Occidente, en buena parte porque tiene una gran cantidad de compromisos en lo financiero y comercial”.

Así, según Serbin Pont, el Gobierno de Milei “busca desde lo discursivo, desde lo narrativo en general y desde algunos elementos de índole estratégica, como la inversión en el sector defensa, alinearse con Occidente, pero igual sigue limitado por cuestiones esenciales como es que sean grandes socios comerciales y haya una dependencia en lo financiero por el tema de los swaps”. Celebrado en 2009, el acuerdo de “swap” o intercambio consiste en un préstamo en yuanes destinado a pagar importaciones de Argentina adquiridas en China, realizado en un contexto de dificultades de Buenos Aires para acceder a moneda extranjera.

El ministro de Defensa de Dinamarca, Troels Lund Poulsen (izq.), saluda al ministro de Defensa de Argentina, Luis Petri, en la ceremonia de firma del contrato para la venta de 24 aviones de combate F-16 daneses a Argentina.

La compra de los F-16 daneses —fabricados por EE. UU.— es clave aquí: Milei se inclinó por esta opción rechazando al otro contendiente serio, el caza JF-17 fabricado por China, y cuya compra se negoció durante el gobierno de Alberto Fernández.

Históricamente, las Fuerzas Armadas de Argentina han operado equipos de origen occidental, principalmente estadounidense, francés y británico, por lo que la compra del JF-17 hubiera significado un viraje geopolítico notable para el país, que pasaría a tener a China como principal proveedor de su Fuerza Aérea.

En forma similar Corbacho consideró que, más allá de los dichos de campaña de Milei “no hay un interés en alejarse de China, pero sí hay un interés de acercarse a Estados Unidos” notando que, según su análisis, al gobierno anterior le había “resultado intolerable” por razones ideológicas acercarse a Washington.

“Estamos en un nuevo contexto internacional cada vez menos permisivo, en el sentido de que parte de las relaciones económicas van acompañadas también de ciertos gestos hacia la política exterior o ciertos gestos de alineamiento”, dijo.

“Argentina está incrementando su aproximación a los Estados Unidos y está bajando el tono a la relación con China, pero no en lo económico”, agregó.

Aún parece temprano para afirmar que vaya a haber un cambio rotundo: los buques de guerra de EE. UU. y Francia visitarán casi toda la región sudamericana, no solo Argentina, y la relación con China seguirá siendo central, aunque esto no le guste al presidente.

Al respecto, Serbin Pont dijo a CNN que el acercamiento de Milei a Occidente puede ser visto como parte de una “estrategia política doméstica”. “Hay un interés en asociarse con sectores ideológicamente afines en otras partes del mundo y que esto le permita obtener un mayor grado de legitimidad. Pero la relevancia que tiene Argentina en términos estratégicos verdaderos va a ser, por lo menos, cuestionable”.