Nueva York (CNN) – Como si Boeing no tuviera suficientes problemas, un informe mordaz de Wall Street puso en duda este martes la capacidad de la empresa para superar una nueva auditoría federal de seguridad, lo que llevó a que sus acciones se desplomaran rápidamente. Horas después, Boeing anunció la designación de un asesor independiente que dirigirá una revisión del control de calidad de la compañía.
El informe de Wells Fargo, titulado “Auditoría de la Administración Federal de Aviación de EE.UU. abre una nueva caja de Pandora”, destaca que los problemas de control de calidad y de ingeniería de Boeing han ocurrido desde hace años. Después de que parte de un avión 737 Max 9 de Alaska Airlines se desprendiera en pleno vuelo, era poco probable que la investigación de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) no arrojara hallazgos significativos.
“Dados los antecedentes recientes de Boeing, y el mayor incentivo de la FAA para encontrar problemas, creemos que las probabilidades de una auditoría perfecta son bajas”, señalaron los analistas. “La auditoría de la FAA se limita por ahora al Max 9, pero es factible que los hallazgos amplíen el alcance a otros modelos Max que comparten piezas comunes”.
Los analistas creen que la investigación aumenta significativamente el riesgo de que Boeing sufra consecuencias en su producción y entregas, y rebajaron las acciones a “igual ponderación”, de “sobreponderación”, el equivalente a una calificación de “comprar”.
Las acciones de Boeing cayeron un 8% tras el informe.
La semana pasada, la FAA abrió una investigación sobre los controles de calidad de Boeing tras el incidente de Alaska Airlines. La agencia dijo que la dramática explosión en el vuelo del Alaska Airlines 1282 “nunca debería haber ocurrido y no puede volver a suceder”.
El tapón de la puerta, que debería cubrir el espacio que deja la puerta de salida de emergencia cuando se retira en el lateral del avión, explotó y dejó un enorme agujero. La fuerza de la descompresión explosiva y la posterior corriente de aire a gran velocidad en el interior de la cabina arrancaron los reposacabezas de los asientos mientras el avión volaba a más de 16.000 pies poco después de despegar de Portland, Oregon, con 177 personas a bordo.
Algunos pasajeros resultaron heridos, pero en un extraordinario golpe de buena suerte, nadie estaba sentado junto al tapón de la puerta, y no hubo víctimas mortales.
La FAA afirma que la investigación se centrará en determinar si Boeing “no garantizó que los productos terminados se ajustaran a su diseño aprobado y estuvieran en condiciones de funcionar con seguridad de conformidad con la normativa de la FAA”.
La compañía dijo que “cooperará plenamente y con transparencia con la FAA y la NTSB en sus investigaciones” en un comunicado el jueves pasado.
Boeing acude a un alto militar retirado
Para ayudar a responder a esas investigaciones, Boeing nombró a un asesor independiente para que revise los controles de calidad en sus líneas de producción de aviones comerciales.
La empresa informó este martes que un equipo de expertos externos dirigido por Kirkland H. Donald, almirante retirado de la Marina de Estados Unidos, “llevará a cabo una evaluación exhaustiva del sistema de gestión de calidad de Boeing para aviones comerciales”. La compañía sigue así la pauta que marcó previamente tras anunciar la semana pasada que acudiría a un asesor externo para que le ayudara a evaluar su control de calidad.
Boeing afirma que Donald y su equipo también evaluarán los “programas y prácticas de calidad” en las fábricas de Boeing, así como los de sus proveedores, e informarán sus conclusiones a la junta directiva de Boeing.
En un comunicado, el CEO de Boeing, David Calhoun, afirmó que la revisión “proporcionará una evaluación independiente y exhaustiva con recomendaciones prácticas para reforzar nuestra supervisión de la calidad en nuestras propias fábricas y en todo nuestro sistema de producción de aviones comerciales”.
Este lunes, Stan Deal, el ejecutivo de Boeing que supervisa la división de aviones comerciales, declaró que la empresa “examinará a fondo nuestras prácticas de calidad en nuestras fábricas y en todo nuestro sistema de producción”.
Antes de la decisión de este martes, Deal escribió en un memorándum a los empleados, obtenido por CNN, que la compañía realizaría más inspecciones de cada 737 antes de su entrega. También dijo que Boeing supervisa más de cerca el trabajo de un proveedor clave que construye el fuselaje del 737 Max.
La semana pasada, el administrador de la FAA, Mike Whitaker, señaló que estaba considerando exigir “que un tercero independiente supervise las inspecciones de Boeing y su sistema de calidad”.
El error de Boeing
Hace una semana, Calhoun reconoció el “error” de la empresa en una “reunión de seguridad” con todo el personal, pero no especificó en qué consistía. La presidenta de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte, Jennifer Homendy, exigió a Boeing que responda sobre cualquier error que haya cometido como parte de su investigación de seguridad, que es independiente de la auditoría de la FAA.
Aunque la investigación sigue en curso y aún no es claro qué causó que el tapón de la puerta se desprendiera del avión, dos aerolíneas con un gran número de aviones 737 Max 9 en servicio —Alaska Airlines y United Airlines— dijeron que encontraron herrajes o pernos sueltos en el montaje de los tapones de las puertas de sus aviones. United dice que su hallazgo apunta a posibles problemas de instalación.
En una carta enviada a Boeing la semana pasada, la FAA dio a la compañía 10 días para facilitar información sobre la causa del incidente de Alaska Airlines. También quiere saber qué medidas ha tomado Boeing para evitar que vuelva a ocurrir.
Los analistas de Wells Fargo señalaron en su informe que la investigación de la FAA podría tardar algún tiempo en completarse, al señalar que muchas de sus sondas siguen “bajo investigación” meses después de los incidentes originales.
Todos los aviones 737 Max 9 permanecen en tierra mientras la FAA trabaja para aprobar los criterios de inspección de Boeing para que las aerolíneas evalúen la seguridad de las aeronaves. El organismo regulador no ha entregado un plazo de cuándo podrían volver a prestar servicio los aviones. Alaska y United han cancelado más de 100 vuelos diarios a la espera de la autorización de la FAA.
Antecedentes de problemas de control de calidad
Boeing lleva cinco años enfrentándose a repetidos problemas de calidad y seguridad con sus aviones, lo que provocó la inmovilización prolongada de algunos reactores y la paralización de las entregas de otros.
Se descubrió que el diseño del 737 Max era responsable de dos accidentes mortales: uno en Indonesia en octubre de 2018 y otro en Etiopía en marzo de 2019. Juntos, los dos accidentes se cobraron la vida de las 346 personas a bordo de los dos vuelos y llevaron a una inmovilización de 20 meses de los aviones más vendidos de la compañía, lo que le costó más de US$ 21.000 millones.
Las comunicaciones internas publicadas durante la inmovilización del 737 Max mostraron a un empleado que describió el avión como “diseñado por payasos, que a su vez son supervisados por monos”.
A finales del mes pasado, Boeing pidió a las aerolíneas que inspeccionaran todos sus aviones 737 Max para detectar un posible tornillo suelto en el sistema del timón, después de que una aerolínea descubriera un posible problema con una pieza clave en dos aviones.
Sus problemas de calidad e ingeniería se han extendido más allá del 737. Boeing también tuvo que interrumpir en dos ocasiones las entregas de su 787 Dreamliner, durante aproximadamente un año a partir de 2021 y de nuevo en 2023, debido a problemas de calidad citados por la FAA. Y el avión 777 también sufrió una inmovilización en tierra después de que un fallo de motor en un vuelo de United esparciera restos del motor sobre viviendas y el suelo.
Dos modelos del Max —el Max 7 y el Max 10— siguen a la espera de aprobación para empezar a transportar pasajeros. Este último incidente lo complica, señalaron los analistas de Wells Fargo.
“Ahora es probable que los modelos Max 7 y Max 10 sean objeto de un mayor escrutinio”, señalaron. “Esto incluye una exención de seguridad requerida que, aunque probablemente razonable, parece políticamente difícil de conceder dados los recientes acontecimientos”.
Pete Muntean, Chris Isidore y Ramishah Maruf de CNN contribuyeron a este reporte