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Por qué no podemos dejar de ver el rescate de los niños atrapados en la cueva de Tailandia
Por
Jay Parini
Nota del editor: Jay Parini, poeta y novelista, enseña en el Middlebury College. Su libro más reciente es "The Way of Jesus: Living a Spiritual and Ethical Life" ("El camino de Jesús: viviendo una vida espiritual y ética"). Las opiniones expresadas en este comentario son suyas.
(CNN) -- Todos los ojos del mundo están puestos en Tailandia ahora, mientras observamos a los valientes buceadores que arriesgan sus vidas para llevar a un equipo de niños futbolistas y a su joven entrenador, atrapados en un red de cuevas, a un lugar seguro.
Nuestros corazones están con estos rescatistas, que han demostrado no solo gran coraje sino increíbles habilidades. Es difícil de imaginar la dificultad de este rescate, que se lleva a cabo a gran profundidad en zonas imposiblemente estrechas y dentadas, con poderosas corrientes que empujan a buzos que deben realizar una tarea compleja con visibilidad casi nula en varias partes.
1 de 19 | Los 12 niños y su entrenador de 25 años fueron liberados más de dos semanas de permanecer en una cueva. El 10 de julio, los últimos de ellos salieron de la cueva en una operación de rescate internacional que duró tres días. (Crédito: CHHIN SOTHY/AFP/Getty Images)
2 de 19 | Espectadores en el cruce del hospital Chiangrai Prachanukroh celebran mientras las ambulancias transportaban al último de los niños rescatados el 10 de julio de 2018. (Crédito: Linh Pham/Getty Images)
3 de 19 | Soldados tailandeses vigilaban las afueras de la cueva Tham Luang durante las operaciones de rescate que duraron tres días. (Crédito: YE AUNG THU/AFP/Getty Images)
4 de 19 | La policía y el personal militar usaron sombrillas para cubrir una camilla cerca de un helicóptero y una ambulancia en las operaciones de rescate de los niños. (Crédito: LILLIAN SUWANRUMPHA/AFP/Getty Images)
5 de 19 | El gobernador de Chiang Rai, Narongsak Osotthanakorn (en el centro) ofreció una conferencia de prensa en el distrito de Mae Sai, después del rescate final de los 12 niños y su entrenador. (Crédito: YE AUNG THU/AFP/Getty Images)
6 de 19 | Ekkapol Ake Chantawon (primero a la izquierda), el controversial entrenador que al parecer llevó a los niños a la cueva, ha sido criticado por muchos, quienes dicen que fue un acto supremo de imprudencia. Pero otros lo han apoyado. Sus padres murieron cuando él era muy joven, dejándolo huérfano. Como muchos niños huérfanos en Tailandia, se fue de su casa de infancia en Mae Sai y se volvió monje budista en un monasterio en la provincia cercana de Lum Phun. Permaneció en el monasterio durante cerca de una década.
7 de 19 | El sargento Saman Kunan, un ex-SEAL, murió el 6 de julio mientras trabajaba en la misión de rescate de los niños atrapados, había hecho que los equipos repensaran la misión de rescate. El buzo finlandés Mikko Paasi, que vive hace mucho tiempo en Tailandia, dijo que la muerte de Kunan cambió el estado de ánimo sobre el terreno y les había mostrado a los rescatistas cuán peligrosa se había vuelto la misión.
8 de 19 | La policía vigilaba el hospital Chiangrai Prachanukroh de Chiang Rai, Tailandia, donde fueron trasladados los niños luego del rescate. Es probable que las autoridades monitoreen a los niños por la "enfermedad de las cavernas", una infección causada por respirar las esporas de un hongo que a menudo se encuentran en los excrementos de pájaros y murciélagos. (Crédito: Linh Pham/Getty Images)
9 de 19 | Una multitud de personas estaba alerta del minuto a minuto del rescate de los niños que terminó con éxito cuando el entrenador de 25 años salió de la cueva. (Crédito: Linh Pham/Getty Images)
10 de 19 | En la India niños de colegio sostienen pancartas y fotos durante un evento de oración por la seguridad de los niños que hasta el domingo 9 de julio no habían sido rescatados. (Crédito: SAM PANTHAKY / AFP)
11 de 19 | Las ambulancias transportaron a los niños miembros del equipo de fútbol al hospital Chiangrai Prachanukroh. (Crédito: YE AUNG THU/AFP/Getty Images)
12 de 19 | La operación de rescate comenzó el domingo 8 de julio. Cuatro menores fueron evacuados por los buzos ese día, según confirmaron las autoridades de Estados Unidos y Tailandia.
13 de 19 | Desde tempranas horas del domingo empezó el movimiento en la zona de Chiang Rai, Tailandia, rumbo al inicio del operativo de rescate. (Photo by Linh Pham/Getty Images)
14 de 19 | Rescatistas mueven tanques de oxígeno en los alrededores de la cueva Tham Luang. (LILLIAN SUWANRUMPHA/AFP/Getty Images)
15 de 19 | Los periodistas en el área fueron ubicados en una nueva zona previo al comienzo de la operación. (YE AUNG THU/AFP/Getty Images)
16 de 19 | Rescatistas se toman una fotografía en el camino principal que lleva a la cueva. (Photo by Linh Pham/Getty Images)
17 de 19 | Una ambulancia abandona el área de Tham Luang luego de que se informara que los primeros menores habían sido evacuados. (LILLIAN SUWANRUMPHA/AFP/Getty Images)
18 de 19 | Un helicóptero aterriza en un aeropuerto militar de Chiang Rai y sus pasajeros fueron llevados en ambulancia a un hospital cercano luego del anuncio de la evacuación de los primeros niños de la cueva. (Photo by Krit PHROMSAKLA NA SAKOLNAKORN / THAI NEWS PIX / AFP)
19 de 19 | Espectadores vitorean al paso de las ambulancias que trasladaron a los menores rescatados a un hospital en Chiang Rai. (Photo by Lauren DeCicca/Getty Images)
Es inspirador ver este esfuerzo en parte, sospecho, debido a la composición internacional del equipo de rescate, con buceadores británicos, estadounidenses, australianos y japoneses (entre otros) que se unen a buceadores tailandeses. Este esfuerzo conjunto es simbólico y sugiere un mundo donde, al menos por un tiempo, es posible trabajar juntos de una manera constructiva hacia un objetivo común.
En la cueva tailandesa no hay colores de piel, diferencias religiosas o cuestiones de identidad sexual. Nadie se está envolviendo en una bandera o cuestionando algo. Es uno de esos raros momentos en los que vemos cuánto podemos lograr contra las adversidades cuando las personas trabajan al unísono, desinteresadamente, para algo importante.
Priorizar el bienestar de estos niños, en sí mismo, es admirable. Todos hemos cometido errores y ocasionalmente se necesita un pueblo para compensar esos errores.
Rescatistas de distintas nacionalidades juntan esfuerzos para que el rescate de todos los niños atrapados en las cuevas de Tailandia, y su profesor, sea exitoso.
No creo que nadie, en ningún lado, esté hablando sobre la cantidad de dinero que costará rescatar a una docena de niños y su entrenador. Lo que es interesante para mí es que nadie lo hace. Todos saben que el valor de la vida no se puede medir en dinero.
Y todos están en deuda con Saman Gunan, el buzo tailandés que perdió la vida hace unos días mientras salía del complejo de cuevas de Tham Luang. Su disposición a arriesgar su vida por los niños atrapados y su entrenador fue notable. Mostró coraje en su forma más pura.
No me sorprende que innumerables personas de todo el mundo estén clavadas en sus pantallas, esperando que los chicos salgan uno a uno, ansiosos por saber que los buceadores también están bien y que el entrenador también es rescatado con buena salud.
Aquí hay un gran drama, por supuesto: los rescates subterráneos siempre llaman nuestra atención.
El hecho de que todo el planeta esté mirando y orando por estos niños en Tailandia es parte del drama. Todos saben que cada uno de estos niños, y su entrenador, es importante para sus familias.
Tengo tres hijos y solo puedo imaginar el miedo en los hogares mientras los padres y otros miembros de la familia esperan noticias. El dolor de la separación entre padres e hijos es intolerable, y algo que apreciarán todas las personas con una pizca de humanidad en sus corazones.
Esperemos que este esfuerzo internacional para rescatar a una docena de niños y su entrenador en una cueva remota en Tailandia nos levante el espíritu a todos, trayéndonos de vuelta a la luz donde podamos estar juntos y agradecidos por aquellos que nos enseñan a que nos importe algo tanto.