Teresita Gómez, una niña negra abandonada por sus padres en el Palacio de Bellas Artes de Medellín, y que fue adoptada por los humildes porteros del lugar, se volvió en la pianista más destacada de ese país. Una historia de resiliencia, lucha contra la exclusión y el racismo que es motivo de inspiración y respeto para muchos colombianos.