Estas elecciones presidenciales de 2024 podrían cambiar el mundo, y no son las de EE.UU.
(CNN) -- Una elección presidencial en 2024 con profundas implicaciones para el resto del mundo ciertamente suena familiar. Pero esto está sucediendo mucho antes de lo que piensas.
Taiwán, una pequeña y vibrante democracia asiática a las puertas de un vecino autoritario mucho más grande, celebra elecciones presidenciales y parlamentarias este sábado y los resultados repercutirán mucho más allá de sus fronteras.
Los líderes comunistas de China, que desde hace tiempo reclaman a Taiwán como parte de su territorio a pesar de nunca haberlo controlado, están seguido de cerca los resultados.
La gran mayoría de la gente en Taiwán no quiere ser gobernada por China, cuyo líder hombre fuerte, Xi Jinping, reforzó su control interno a medida que el país se vuelve más agresivo hacia sus vecinos.
China se opone abiertamente al actual partido gobernante de Taiwán y planteó las elecciones como una elección entre “guerra y paz, prosperidad y decadencia”. Xi lanzó una nueva advertencia a Taiwán en un discurso de Nochevieja, declarando: “La reunificación de la patria es una inevitabilidad histórica”.
Taiwán también sigue siendo la mayor fuente de tensión entre China y Estados Unidos, el principal patrocinador internacional y proveedor de armas de la isla, y las relaciones entre las dos superpotencias del mundo han sido difíciles durante años.
La forma en que China responda a las decisiones tomadas por los votantes de Taiwán este fin de semana pondrá a prueba si Beijing y Washington pueden manejar las tensiones o avanzar hacia una mayor confrontación, e incluso conflicto.
Esto es lo que necesitas saber sobre esta crucial elección.
¿Quiénes son los candidatos?
Tres hombres competirán para suceder a la presidenta Tsai Ing-wen, quien ha ocupado el cargo durante ocho años y no puede volver a postularse debido a límites de mandato.
El favorito en la reñida carrera es Lai Ching-te, el actual vicepresidente del gobernante Partido Democrático Progresista (PPD), que defiende la soberanía de facto de Taiwán y su identidad separada de China.
Las, un médico convertido en político, se describió anteriormente como “un trabajador práctico por la independencia de Taiwán”, afirmación que enfureció a Beijing y preocupó a Washington. Pero moderó su postura durante la campaña electoral, comprometiéndose, como Tsai, a mantener el “status quo” y ofreciendo hablar con Beijing “bajo principios de igualdad y dignidad”. Beijing ha rechazado sus ofertas, calificándolo de “hacedor de guerra” y “destructor de la paz a través del Estrecho”.
La compañera de fórmula de Lai, Hsiao Bi-khim, es una figura muy conocida en Washington, donde recientemente sirvió como enviada de Taiwán. China sancionó a Hsiao dos veces por ser una “secesionista obstinada”.
El mayor rival de Lai es Hou Yu-ih, un exagente de policía y popular alcalde de la ciudad de Nuevo Taipei del Kuomintang (KMT), el principal partido de oposición de Taiwán que tradicionalmente favorece vínculos más estrechos con China. Hou culpa al PPD de provocar a China y aboga por “relaciones pacíficas” con su vecino manteniendo abierto el diálogo e impulsando los vínculos económicos y sociales. También promete fortalecer la defensa de Taiwán.
El tercer contendiente, Ko Wen-je, proviene del Partido Popular de Taiwán (TPP), que fundó apenas en 2019. El carismático exalcalde de Taipei se presenta a sí mismo como un outsider político. Su enfoque en cuestiones básicas ha sido especialmente bien recibido por los votantes más jóvenes, muchos de los cuales se han sentido frustrados con el tradicional duopolio político de Taiwán, así como con los salarios estancados y las viviendas inasequibles.
En cuanto a las relaciones con China, Ko ha promocionado un “camino intermedio”, acusando al PPD de ser demasiado hostil y criticando al KMT por ser demasiado deferente.
Ningún partido político en Taiwán ha sido elegido para un tercer mandato en el poder. Si Lai gana otro mandato en el PPD, sería algo sin precedentes en los 27 años de historia democrática de la isla y un potente símbolo del fracaso del enfoque belicoso de China hacia Taiwán.
¿Cómo ha reaccionado China?
China ha utilizado durante mucho tiempo una mezcla de palo y zanahoria en su intento de persuadir a Taiwán para que se someta a su plan de “reunificación”. Pero bajo Xi se ha convertido en gran medida en una cuestión de rigidez.
Desde la primera elección de Tsai hace ocho años, Beijing ha cortado la mayoría de las comunicaciones con Taipei, ha acaparado su cada vez menor número de aliados diplomáticos, ha hecho retroceder los intercambios a través del Estrecho y ha aumentado significativamente la presión militar.
Estas medidas asertivas han llevado las relaciones a través del Estrecho a su nivel más bajo en décadas y han alejado aún más a Taiwán. Menos del 3% de los habitantes de Taiwán se identifican ahora principalmente como chinos, y menos del 10% apoya una unificación inmediata o eventual.
Taiwán también ha profundizado sus relaciones con las naciones occidentales en los últimos ocho años, incluido Estados Unidos, lo que ha alarmado a Beijing.
Los funcionarios de China, un estado de partido único, han instado al pueblo de Taiwán a tomar la “decisión correcta”, lo que se considera ampliamente como un eufemismo para no votar por el PPD.
Los funcionarios de Taiwán han acusado a China de intentar interferir en sus elecciones, incluidas campañas de desinformación en las redes sociales y coerción económica.
Antes de las elecciones, China ha mantenido la presión militar sobre Taiwán, enviando aviones de combate, drones y buques de guerra cerca de sus cielos y aguas. Beijing también ha lanzado globos sobre la isla, en lo que el Ministerio de Defensa de Taiwán ha llamado parte de una "guerra psicológica para afectar la moral de nuestro pueblo".
Si bien pocos expertos esperan una invasión inminente del Ejército Popular de Liberación, Beijing tiene amplias formas de demostrar su descontento, desde una demostración de fuerza a través de ejercicios militares hasta una mayor suspensión de los vínculos comerciales con Taiwán o incluso un bloqueo.
Hasta dónde podrían llegar estas acciones –y cómo reaccionarán Estados Unidos y sus aliados– serán seguidos de cerca por un mundo que ya está nervioso por los conflictos que asolan Europa y Medio Oriente.
¿Cuál es la relación de Estados Unidos con Taiwán?
Washington cortó lazos formales con Taiwán en 1979 después de cambiar el reconocimiento diplomático de Taipei a Beijing.
Desde entonces, Estados Unidos mantuvo estrechos vínculos no oficiales con Taiwán y está obligado por ley a proporcionar a la isla medios para defenderse. Pero durante mucho tiempo se ha mantenido deliberadamente vago respecto de si saldrá en defensa de Taiwán en caso de un ataque chino.
Bajo el gobierno del presidente Joe Biden –y su predecesor Donald Trump–, Estados Unidos ha aumentado el apoyo y la venta de armas a Taiwán. Biden también dijo en múltiples ocasiones que Estados Unidos defendería a Taiwán si China invadiera, lo que generó dudas sobre si Estados Unidos se está alejando de su política de larga data de “ambigüedad estratégica”.
Eso ha irritado a Beijing, que advierte que la cuestión de Taiwán es “la primera línea roja que no debe cruzarse en las relaciones entre China y Estados Unidos”.
Washington sostiene que no favorece a ningún candidato presidencial en Taiwán y Biden dijo que había advertido explícitamente a Xi que no interfiriera en las elecciones durante su cumbre en San Francisco en noviembre.
La elección de Taiwán se produce cuando Estados Unidos está tratando de estabilizar las tensas relaciones con China y evitar que la competencia se convierta en un conflicto.
Mientras tanto, Estados Unidos celebrará sus propias elecciones presidenciales en noviembre, una votación que será seguida de cerca por los nuevos líderes de Taiwán y los 24 millones de habitantes de la isla.