ANÁLISIS | Las elecciones de Venezuela podrían sacudir la geopolítica regional
(CNN) -- Sería fácil considerar las elecciones presidenciales de este domingo en Venezuela como un hecho consumado. El movimiento de oposición del país está desafiando a Nicolás Maduro, un hombre fuerte que ha gobernado Venezuela desde 2013 y ha dejado claro que tiene la intención de seguir haciéndolo, diciendo la semana pasada que si no fuera reelegido, Venezuela podría enfrentar un “baño de sangre”.
El gobierno de Maduro controla todas las instituciones públicas en Venezuela y ha sido acusado de manipular votos en el pasado, sobre todo en 2017, cuando las autoridades electorales mostraron brevemente que la oposición había ganado una carrera para gobernador, solo para revertir su decisión a favor del candidato del gobierno, un episodio ampliamente referido como un claro ejemplo de fraude electoral. En la antesala de estas elecciones, un nuevo informe de la ONG local Laboratorio de Paz dice que hubieron más de 70 detenciones arbitrarias desde que comenzó formalmente la campaña electoral el 4 de julio.
Y sin embargo, la incertidumbre es el mantra en Caracas estos días. La campaña de la oposición ha revitalizado sus bases y la candidatura de Edmundo González ha atraído un amplio apoyo tanto en Venezuela como en el extranjero. Existe consenso generalizado en que el gobierno de Maduro enfrenta su momento electoral más difícil en los últimos 25 años.
Hay mucho en juego, tanto aquí como en el extranjero.
Una oportunidad para reconstruir el poder económico de Venezuela
“En la boleta está reflejado cuánto tiempo llevará arreglar la economía de Venezuela”, dijo Asdrúbal Oliveros, fundador de la firma caraqueña Ecoanalítica, en su podcast semanal del 8 de julio.
Bajo el gobierno de Maduro, Venezuela, rica en petróleo, ha sufrido la peor crisis económica en un país en tiempos de paz en la historia reciente. Venezuela, que alguna vez fue la quinta economía más grande de América Latina, hoy se ha reducido al equivalente de una ciudad de tamaño mediano, más pequeña que, por poner un ejemplo, Milwaukee, según datos del FMI.
Después de años de escasez crónica, la mayoría de los productos básicos están ampliamente disponibles en Venezuela, pero son demasiado caros para que los compre la mayoría. Hoy en día, el salario mínimo es de unos US$ 3 al mes, complementado con el equivalente a US$ 40 en beneficios gubernamentales como cupones de alimentos y gasolina subsidiada. Más de ocho de cada 10 venezolanos viven por debajo de la línea de pobreza, según una encuesta independiente del Universidad Católica Andrés Bello de Caracas.
Mientras la oposición atribuye el colapso a las políticas de Maduro y a la corrupción crónica, Maduro argumenta que Venezuela ha sido víctima de una “guerra económica”, incluidas sanciones generalizadas de Estados Unidos al petróleo, una exportación venezolana crucial, impuestas en 2019, cuando la economía de Venezuela estaba ya en el suelo.
Pero una victoria de González podría cambiar eso, especialmente si Estados Unidos levanta sus sanciones para dar la bienvenida al régimen democrático. Venezuela posee las mayores reservas de petróleo del mundo. De ser elegido, González aspira a hacer de Venezuela “el centro energético de las Américas”.
Se espera un impacto geopolítico
A nivel internacional, se espera que el resultado de la votación se sienta en toda América –incluido Estados Unidos– en forma de migración. A medida que la economía de Venezuela se desmoronó, alrededor de ocho millones de venezolanos han huido de su país, muchos de ellos dispersos por América del Sur.
Una encuesta reciente de la encuestadora venezolana ORC Consultores encontró que más del 18% de los encuestados planea migrar del país antes de fin de año si gana Maduro.
Por otro lado, una victoria de González y la oposición democrática sería un acontecimiento histórico que haría oscilar el péndulo geopolítico en América Latina y más allá.
El gobierno de Maduro es un firme aliado de China, Irán y Rusia. A menos de 2.300 kilómetros de Miami, Caracas a menudo se menciona como una cabeza de puente para el presidente ruso Putin y el líder chino Xi Jinping en el patio trasero de Washington. Otro aliado regional, Cuba, actualmente recibe envíos gratuitos de crudo venezolano para sostener sus industrias.
Bajo Maduro, Venezuela se ha aislado cada vez más, abandonó foros regionales como la Organización de Estados Americanos y le suspendieron su membresía en el Mercosur, la unión económica más grande de América Latina.
Podría esperarse que González, un diplomático del siglo XX que vivió en Argel, Bruselas y Buenos Aires y que habla inglés y francés además de su español nativo, se vuelva hacia los gobiernos democráticos de la región, incluido Washington, y trabaje para reconstruir los lazos internacionales. También planea estrechar lazos con organizaciones multilaterales como el FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, para aportar el dinero necesario para subsidiar la economía, al menos en el corto plazo, según la plataforma económica de la oposición.
Actualmente, la mayoría de las instituciones estatales, como la Corte Suprema y el Fiscal General, están en manos de leales al régimen, pero González ha dicho que tiene la intención de despolitizar esos cargos y liberar a los presos políticos. En una entrevista a principios de este año con CNN, el candidato dijo que desea “reinstitucionalizar” el Estado venezolano después de 20 años de colapso económico y social.
Y eso es, quizás, lo más importante en juego en las elecciones del domingo.
Los últimos años han sido descritos como una crisis para la democracia, desde el Brexit hasta el ascenso del neofascismo en Europa; desde la erosión de las democracias en India, Turquía, Filipinas y en todo el sur global, hasta el ascenso de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y ahora candidato a la reelección.
Pero un nuevo amanecer en Caracas sería una prueba de que la democracia representativa sigue siendo suficientemente atractiva para quienes no la disfrutan.