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Los teléfonos celulares no están relacionados con el cáncer cerebral, según una revisión de 28 años de investigaciones

(The Conversation) -- Una revisión sistemática de los posibles efectos sobre la salud de la exposición a ondas de radio demostró que los teléfonos móviles no están relacionados con el cáncer cerebral. La revisión fue encargada por la Organización Mundial de la Salud y fue publicada este martes en la revista académica Environment International.

Los teléfonos móviles suelen sujetarse contra la cabeza durante su uso. Y emiten ondas de radio, un tipo de radiación no ionizante. Estos dos factores explican en gran medida que surgiera la idea de que los teléfonos móviles podrían causar cáncer cerebral.

La posibilidad de que los teléfonos móviles puedan causar cáncer es una preocupación desde hace mucho tiempo. Los teléfonos móviles, y la tecnología inalámbrica en general, son una parte importante de nuestra vida cotidiana. Por eso ha sido vital para la ciencia abordar la seguridad de la exposición a las ondas de radio de estos dispositivos.

A lo largo de los años, el consenso científico se ha mantenido firme: no existe ninguna relación entre las ondas de radio de los teléfonos móviles y el cáncer cerebral, o la salud en general.

La radiación como posible carcinógeno

A pesar del consenso, se han publicado estudios de investigación ocasionales que sugerían la posibilidad de daños.

En 2011, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) clasificó la exposición a las ondas de radio como posible carcinógeno para los seres humanos. El significado de esta clasificación se malinterpretó en gran medida y provocó cierto aumento de la preocupación.

El IARC forma parte de la Organización Mundial de la Salud. Su clasificación de las ondas de radio como posible carcinógeno se basó en gran medida en pruebas limitadas procedentes de estudios observacionales en humanos. También conocidos como estudios epidemiológicos, observan la tasa de enfermedades y cómo pueden ser causadas en poblaciones humanas.

Los estudios observacionales son la mejor herramienta que tienen los científicos para investigar los efectos a largo plazo sobre la salud en los seres humanos, pero los resultados a menudo pueden estar sesgados.

La clasificación del IARC se basó en estudios observacionales previos en los que las personas con cáncer cerebral declararon que utilizaban el teléfono móvil más de lo que realmente lo hacían. Un ejemplo de ello es el conocido como estudio Interphone.

Esta nueva revisión sistemática de estudios observacionales en humanos se basa en un conjunto de datos mucho mayor en comparación con lo que el IARC examinó en 2011.

Incluye estudios más recientes y más completos. Esto significa que ahora podemos estar más seguros de que la exposición a las ondas de radio de los teléfonos móviles o las tecnologías inalámbricas no está asociada a un mayor riesgo de cáncer cerebral.

Sin asociación

La nueva revisión forma parte de una serie de revisiones sistemáticas encargadas por la Organización Mundial de la Salud para examinar más de cerca los posibles efectos sobre la salud asociados a la exposición a las ondas de radio.

Esta revisión sistemática aporta las pruebas más sólidas hasta la fecha de que las ondas de radio de las tecnologías inalámbricas no constituyen un peligro para la salud humana.

Se trata de la revisión más exhaustiva sobre este tema: tuvo en cuenta más de 5.000 estudios, de los cuales 63, publicados entre 1994 y 2022, se incluyeron en el análisis final. La principal razón por la que se excluyeron estudios fue que no eran realmente relevantes; esto es muy normal con los resultados de búsqueda de las revisiones sistemáticas.

No se encontró ninguna asociación entre el uso del teléfono móvil y el cáncer cerebral, o cualquier otro cáncer de cabeza o cuello.

Tampoco hubo asociación con el cáncer si una persona utilizaba el teléfono móvil durante diez o más años (uso prolongado). La frecuencia con la que lo utilizaban basada en el número de llamadas o en el tiempo que pasaban al teléfono tampoco marcaba diferencias.

Es importante destacar que estos resultados coinciden con investigaciones anteriores. Demuestran que, aunque el uso de tecnologías inalámbricas ha aumentado masivamente en las últimas décadas, no se ha producido un aumento de la incidencia de los cánceres cerebrales.

Algo positivo

En conjunto, los resultados son muy tranquilizadores. Significan que nuestros límites de seguridad nacionales e internacionales son protectores. Los teléfonos móviles emiten ondas de radio de bajo nivel por debajo de estos límites de seguridad, y no hay pruebas de que la exposición a las mismas tenga un impacto en la salud humana.

A pesar de ello, es importante que la investigación continúe. La tecnología se desarrolla a un ritmo vertiginoso. Con este desarrollo llega el uso de las ondas de radio de diferentes maneras utilizando diferentes frecuencias. Por lo tanto, es esencial que la ciencia siga garantizando que la exposición a las ondas de radio de estas tecnologías siga siendo segura.

El reto al que nos enfrentamos ahora es asegurarnos de que esta nueva investigación contrarresta las ideas erróneas y la desinformación persistentes que existen sobre los teléfonos móviles y el cáncer cerebral.

Sigue sin haber pruebas de ningún efecto establecido sobre la salud de las exposiciones relacionadas con los teléfonos móviles, y eso es bueno.

-- Análisis de Sarah Loughran, de la Universidad de Wollongong, y Ken Karipidis, de la Universidad Monash. Republicado bajo licencia Creative Commons de The Conversation