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Entretenimiento

OPINIÓN: ¿Por qué "John Carter" murió de "Hambre"?

Por CNN en Español

Por Gene Seymour*

(CNN) — Los juegos del hambre y John Carter, productos puros de Hollywood fueron concebidos, diseñados, y preaprobados con un solo propósito: aligerar la billetera y satisfacer el apetito de las masas.

Estas dos películas parece que tienen la misma intención de generar la duda entre la gente joven con tramas arraigadas en la ciencia ficción, o, como algunos amantes del género les gusta llamarlo, fantasmagoría especulativa.

Mismas metas, diferentes resultados. Drásticamente diferentes resultados.

Los juegos del hambre, en caso de que no lo hayas escuchado ya, ha excedido las expectativas, con 155 millones de dólares en sus primeros tres días de lanzamiento en Estados Unidos. Es el tercer lanzamiento con más ganancias en la historia de la taquilla, justo por debajo de los 158.4 millones de dólares que ganó la secuela de Batman, El caballero de la noche, y no está tan lejos de los 169.2 millones de dólares que Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte II hizo el verano pasado.

Esos últimos dos largometrajes fueron secuelas, mientras que Los juegos del hambre es la primera parte de lo que seguramente será una trilogía creada por la popular autora de libros de Suzanne Collins. La historia se desarrolla en un futuro distópico en donde una sociedad totalitaria obliga a los adolescentes a involucrarse en un homicidio televisado globalmente. Esto significa que Los juegos del hambre ganó más en su semana de estreno sin ser una secuela o una película derivada de otra.

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Mientras tanto, después de dos semanas en taquilla, John Carter continúa dando tumbos hacia lo que se cree que será una espiral descendente a una dimensión sin precedentes.

La lujosa adaptación de Disney de las novelas de fantasía de medieval en Marte de Edgar Rice Burroughs juntó cinco millones de dólares (mdd), aumentando el total de sus ganancias de taquilla a 62.3 mdd, de lo cual, casi la mitad fue ganada en la semana de su lanzamiento. Aquellos que usan la palabra “épica” para clasificar a John Carter la usan para describir los 200 millones de dólares de déficit se estima que tendrá.

Para lo que vale, John Carter no es tan deprimente como película como lo es en taquilla. Hace unos 20 o hasta 30 años, pudo haber sido suficientemente exótica para ser tomada como innovación de la cultura pop. Ahora aparece como un experimento con buenas intenciones que llegó al mercado en un mal momento. Por otro lado, Los juegos del hambre, con su premisa de realidad alucinante por televisión, es tan “de esta época” que nos invita a pensar que mucho de ese futuro imaginario ya ha llegado.

Mientras tanto, los que se acerquen a John Carter a sabiendas de su fracaso taquillero, pueden ser sorprendidos de ver qué tan encantadora puede ser a ratos, especialmente cuando su veterano de la Guerra Civil convertido en un jinete de rinocerontes (Taylor Kitsch) está ajustando sus músculos acostumbrados a la Tierra a la gravedad de Marte. Con su manera descuidada y pomposa, la película es fiel a sus orígenes como una fantasía romántica muy al estilo de las historias mucho más famosas de Burroughs protagonizadas por Tarzán. Si los productores quisieran permitir que Andrew Stanton dirigiera la película como la tira cómica llamativa y de acción de la que originalmente deriva, pudo haber lanzado, aunque no necesariamente, un home run.

Pero hasta la decisión de nombrar a la película solo John Carter en lugar de John Carter de Marte o hasta Una Princesa de Marte, el título real del primer episodio de la obra de Burrough, es signo de un excesivo cuidado que perjudica cada secuencia y cada pieza del set. Toda la película se siente sobretrabajada, insegura, batida a un grosor que entorpece el ritmo de la película. Es como si John Carter quisiera reflejar todos los millones de dólares mencionados anteriormente en la pantalla. ¿Y a quién aparte de un contador le importaría?

El presupuesto de Los juegos del hambre es un estimado, y, como la propia película, relativamente modesta: unos 100 millones de dólares. Hay cosas llamativas en la película de Gary Ross, desde el papel de anfitrión que parece estar drogado, que hace Stanley Tucci, hasta el vestido pirotécnico utilizado por la heroína de la historia, que de otra manera sería fría como el hielo, Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence). Pero el equipo que realizó la adaptación de la película, incluyendo a la propia Suzanne Collins, sabe que los elementos básicos de la historia ya han trabajado su atractivo en la audiencia a quienes va dirigida; hasta los que no han leído los libros fueron atraídos por la curiosidad. Cualquier tipo de efectos especiales que se presentan en nombre de la película no parecieron tan importantes como el ver cómo Katniss enfrenta sus problemas.

Esos deseos de que Los juegos del hambre tuvieran una dimensión más trágica o que hicieran que la audiencia sintiera más explícitamente el dolor de la matanza tienen un objetivo. La película fue hecha para los millones de jóvenes lectores quienes, por la razón que sea, comparten el ardiente resentimiento de Katniss hacia el status quo.

Me gustaría pensar que estos jóvenes adultos de todas las edades compran sus boletos para esta fantasmagoría especulativa, se quedan con cierta sospecha, aunque no sea mucha, de que quienes los motivaron a ir al cine ejercen una influencia no muy positiva en sus vidas.

Si ese es el caso, y no tengo tantas esperanzas, puede ser más difícil con el tiempo darle a esta audiencia 'carnavales grandes e inflados' para aligerar sus carteras. Aunque sean de una buena naturaleza y un poco desaliñados como John Carter.

*Nota del Editor: Gene Seymour ha escrito sobre cine, música y cultura para diarios y revistas como The New York Times, Newsday, Entertainment Weekly y The Washington Post.

(Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Gene Seymour).