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OPINIÓN: Twitter atraviesa una crisis de identidad

Por Juan Andrés Muñoz

Por Adrian Covert, CNNMoney

Nueva York (CNNMoney) — Twitter nunca ha tenido problemas para atraer usuarios a su servicio. Y después de introducir la semana pasada la autenticación de dos pasos, la mayoría de sus agujeros en materia de seguridad también se han parchado.
Pero en los últimos cinco años, Twitter no ha logrado concebir plenamente cuál es la utilidad real o para qué quiere que sirva su experiencia central: la difusión de mensajes cortos de un usuario a sus seguidores.

En una entrevista reciente con Bloomberg, el CEO Dick Costolo habló sobre la visión clara que tiene la compañía sobre lo que quiere que el producto sea y cómo la actividad del usuario ayuda a dar forma a esa visión. Y, no obstante, la explicación más clara que el directivo pudo ofrecer fue una vaga declaración de que Twitter quiere llegar a todos los habitantes del planeta.

Recurrir a los usuarios para tener una visión sobre el futuro de Twitter tampoco ayuda mucho. Dependiendo de con quién se hable, la red social sirve a un propósito diferente.

Para algunos, sustituye al lector RSS o agregador, capaz de transmitir noticias al instante. Para otros, es una forma de compartir sus fotos y vídeos. Puede ser un foro público para discutir el tema candente del día, o puede ser una plataforma de movilización para el activismo político. Pero a medida que Twitter crece, se aleja más y más de lo que era originalmente: una herramienta de comunicación centrada obsesivamente en la simplicidad.

En sus comienzos, Twitter era un servicio configurado a partir de las interacciones básicas y personales con amigos y conocidos. Mantenerse al día con tu feed no era particularmente abrumador o laborioso porque cualquier que tuiteara más de media docena de veces al día era considerado un bocazas, un incontinente verbal. Pero Twitter estalló en popularidad, y ahora es demasiado grande, demasiado rápido y ruidoso para tratar de seguir el ritmo de cada tuit que un usuario típico podría tener en su feed.

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Es cada vez más evidente que Twitter necesita un enfoque, centrarse en algo. Con frecuencia escucho que las personas dicen que ya no saben para qué usar Twitter. Algunos incluso han desactivado su cuenta. Y los que todavía no están en Twitter tienen dificultades para comprender de qué va tanto alboroto.

Twitter se dio cuenta de esto hace unos años y se dedicó a tratar de ofrecer una experiencia más coherente. Hasta ahora, los resultados no han abonado a ese objetivo.

El esfuerzo por destacar las noticias mediante el uso de las Twitter cards, que muestran información adicional de los enlaces publicados en un tuit, sí proporciona una experiencia más rica sin entorpecer la lectura, pero encontrar esos enlaces todavía exige que te sumerjas en un feed de noticias.

Luego está la sección #Discover (Descubre) que utiliza un algoritmo para determinar las cosas más relevantes para ti que comentan las personas en tu red de contactos, y te las presenta. Esta es una idea que funciona en teoría, pero en la práctica, tienes poco control sobre lo que aparece y cómo se organiza la información. La experiencia ha mejorado últimamente, pero está lejos de ser una función perfecta.

Twitter también ha hecho bien en incorporar a su servicio principal sus herramientas para intercambiar fotos y acortar los enlaces. Pero ahora la aplicación de vídeo Vine se le ha ido un poco de las manos y va por allí como un producto cuasi autónomo. Aunque aún no es un problema, es difícil creer que Twitter no quiera, a la larga, integrar Vine. Eso podría terminar siendo un dolor de cabeza.

Por supuesto, también tenemos Twitter #Music, que todavía es tan desconcertante como el día de su debut hace un mes. A pesar de que requiere información de tu cuenta Twitter para funcionar, la aplicación para descubrir música funciona de forma independiente de los productos básicos de Twitter. Con todo, no proporciona servicios lo suficientemente esenciales como para hacer que quieras usarla.

Actualmente Twitter se está asociando con organizaciones deportivas y cadenas de televisión para tratar de insertar o incrustar clips de vídeo en los feeds a través de mensajes patrocinados. Esperemos que el resultado no sea un galimatías.

Todas estas funciones cosidas entre sí al estilo Frankenstein reflejan un problema inminente para la compañía. Twitter tiene toda la tecnología, los usuarios y el contenido que necesita, pero no ha descifrado qué hacer con estos datos aparte de entregárnoslos en un flujo de mensajes a la velocidad del rayo que se vuelve cada vez más insufrible. Cada intento para crear una experiencia más dinámica y utilizable resulta en productos que son, en el mejor de los casos, inútiles, y en el peor, confusos.

Y aunque se dice que Twitter generará este año 1.000 millones de dólares en ingresos por publicidad, todavía no es una certeza que los anuncios y los tuits patrocinados puedan, por sí solos, conducir a la compañía a la rentabilidad, y lo más importante, a la sostenibilidad a largo plazo. El valor de la plataforma de Twitter puede escapársele a los anunciantes potenciales, y también a los inversionistas.

Además, con toda la especulación sobre su eventual debut bursátil, Twitter necesitará un enfoque bien definido para tener éxito. Este es un problema que Facebook ha tenido que encarar desde que salió a bolsa hace un año.

Entonces, ¿qué debe hacer Twitter? Algunos, incluso John Doerr y Ashton Kutcher, han sugerido que Twitter se convertirá en una plataforma que permita a los dispositivos conectados en el hogar comunicarse con sus dueños. Digamos que podrías recibir un tuit de la lavadora donde te avise que la ropa está lista, o de la maceta cuando los geranios necesiten regarse. Doerr incluso imagina a las máquinas conversando entre ellas.

Ese es sin duda un destino menos divertido y más práctico para Twitter, pero no del todo inconcebible.

Twitter, por su parte, todavía parece interesado en tratar de procesar toda la charla que fluye a través de sus servidores y proporcionar información significativa, dada la relevancia que tiene para su base de usuarios. La empresa no respondió a una solicitud de comentarios para este artículo.

Lo que sea que depare el futuro, Twitter se dirige hacia un punto crítico en el que necesita averiguar cuál es su identidad de una vez por todas, o de lo contrario exponerse a ser rebasado por un servicio más visionario, más eficaz y agresivo.

(Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a Adrian Covert)

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