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Gente como 1

El venezolano que desde su silla de ruedas inspira a beisbolistas

Por Gabriela Matute Urdaneta

Nota del editor: Gabriela Matute Urdaneta es productora de la unidad de segmentos de CNN en Español. Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen exclusivamente a la autora.

(CNN Español) – El venezolano Enrique Montbrún ha hecho de sus 29 años de vida una constante muestra de esmero, de superación de barreras y, sobre todo, de pasión.


La parálisis cerebral afectó gran parte de su cuerpo, pero no sus sueños. Se habría convertido, más bien, en una virtud; una oportunidad de demostrar que, como dice, los obstáculos los pone cada quien y que en su caso, no existen.

Enrique se graduó de la secundaria en Caracas y luego se embarcó en un proyecto para crear un sitio de internet, el Rincón del Béisbol, donde comparte opiniones y análisis sobre el deporte que tanto le apasiona.

Twitter es su herramienta fundamental; escribe casi a diario y allí se identifica como analista deportivo especializado en béisbol.

También es director de 'Jonroneros', un campamento de béisbol instruccional que ha ayudado a niños y jóvenes a desarrollar destrezas y a fortalecer sus habilidades.

Ya lleva seis exitosas temporadas realizándose en las afueras de Caracas y con mucho esfuerzo han logrado recaudar fondos para becar a quienes no tengan recursos.

A mí siempre me ha inspirado la gente movida por su pasión: quienes están frente a las cámaras (¡lógico!), quienes ponen, inclusive por encima de su vida, la de otros, quienes aman entrar a las aulas a formar a los hombres y mujeres del mañana… escuchar cómo les brota su pasión me apasiona a mi también, me da vida.

No es entonces extraño que al conocer en 2010 a Enrique Montbrún hiciera un clic automático con ese extraordinario joven que cuando se expresaba emanaba energía, sueños, proyectos y, sobre todo, compromiso con su querida Venezuela.

Debo aclarar que ese encuentro nunca ha trascendido la realidad virtual. Enrique y yo no nos conocemos personalmente, pero eso no ha impedido que sienta hacia él una profunda admiración.

Su carisma y empeño por superar barreras es contagiante, incluso desde antes de su prematuro nacimiento. A su mamá, Maritza, le dijeron que su hijo solo tenía 20% de posibilidades de vivir. y aquí está, dice ella, enseñándoles día a día.

Quizás lo más contagiante es su amor por el béisbol, el deporte rey en una Venezuela que ha sido la cuna de extraordinarios talentos.

Su papá, también de nombre Enrique, le enseñó desde pequeño a amar el deporte desde siempre practicó y a convertirlo en parte de su cotidianidad.

Lo llevaba a los juegos, en tiempos donde en Venezuela, un discapacitado no contaba con facilidades para ingresar a los estadios y muchas veces, la silla de Enrique fueron los hombros de su papá.

Pudo estar presente en momentos importantes en la historia mundial del béisbol y estrechar la mano de grandes jugadores.

Una de las fotos que más me conmovió fue la sonrisa de emoción al conocer a Andrés ‘El Gato’ Galarraga.

¿Y saben qué? Enrique no se guardó nada de esto solo para él; por el contrario, se propuso compartir sus conocimientos, sus experiencias, su pasión. como no puede jugar, decidió ayudar a otros niños y jóvenes con “jonroneros”.

De eso hace 6 años y ese ímpetu y esfuerzo por mejorarlo cada temporada no ha disminuido.

Enrique sabe muy bien que,tanto en el juego como en la vida, no siempre las carreras las anota el más rápido sino el que sabe jugar en equipo y utilizar de la mejor forma sus destrezas.