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Corea del Norte

Corea del Norte

La guerra nuclear no es la única amenaza de Corea del Norte

Por Eric O'Neill

Nota del editor: Eric O’Neill es abogado, consultor de seguridad y orador. Trabajó con el FBI y ayudó a capturar al espía Robert Hanssen. Actualmente, dirige el Grupo Georgetown, una consultora de investigación y seguridad en Washington. Además, es el estratega de seguridad nacional de Carbon Black, una compañía de seguridad en Waltham, Massachusetts. Las opiniones expresadas en este texto pertenecen únicamente al autor.

(CNN) – Corea del Norte ha lanzado 22 misiles durante 15 pruebas nucleares sólo en 2017.

Según fuentes de inteligencia de Estados Unidos, la prueba más reciente detonó un dispositivo nuclear de 140 kilotones, el cual Corea del Norte dice que es un bomba de hidrógeno. (Dicho artefacto es 10 veces más poderoso que la bomba atómica que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima en la Segunda Guerra Mundial). De manera repetida, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha condenado los misiles balísticos del régimen de Kim Jong-un, calificándolos de serias violaciones a las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Por su parte, el presidente de Estados Unidos Donald Trump prometió nuevas sanciones contra Corea del Norte, que permitirán a su país apuntar contra negocios, personas e instituciones financieras que ayuden a la nación norcoreana. Además, el banco central de China empezó a implementar las estrictas penalidades de la ONU contra Pyongyang.

Las pruebas de misiles son una postura asumida por Kim Jong-un y un claro intento por demostrar dominio ante Estados Unidos y sus aliados. Probablemente, también pertenecen a una estrategia que sigue el manual de Irán: aproximarse al desarrollo de un arma nuclear para que el resto del mundo acepte hacer un trato.

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Pero también resultan ser una gran distracción frente a un asunto mucho más serio. El verdadero riesgo que representa Corea del Norte está en sus capacidades de ciberataque.

El régimen ha invertido fuertemente en operaciones de ciberataque para afectar a sus enemigos. Los servicios de inteligencia occidentales culparon a la agencia de espionaje del país, conocida como la Oficina General de Reconocimiento, por el por el ataque que sufrió Sony en 2014. También se cree que Corea del Norte está detrás del golpe cibernético contra el banco central de Bangladesh y el ataque masivo ransomware Wannacry, a principios de este año.

Los ciberespías de Pyongyang ejecutan ofensivas de bajo costo y alto impacto, que pueden negar, con el objetivo de lastimar a sus enemigos, perturbar a Occidente y hurtar dinero. Particularmente, las instituciones financieras están en riesgo de ser víctimas de robo, ya que Corea del Norte necesita cuantiosos recursos para financiar su programa nuclear.

El objetivo de los ciberataques de este país, más allá de no ser detectados, es propinar miles de golpes sin que ninguno sea letal en sí mismo: un enfoque deliberado y organizado para agredir y crear caos que va de la mano con la estrategia nacional. Podría decirse que mientras más dinero y recursos pueda robar Corea del Norte con los ciberataques, su ejército cinético resultaría fortaleciéndose.

A pesar de las graves tasas de desempleo y las terribles condiciones de vida de sus habitantes, Corea del Norte invierte y educa a una parte de su población en ciencia y tecnología para que trabaje con su agencia militar cibernética. Algo que es considerado un puesto de alto nivel en el país. Según los expertos en seguridad y los desertores norcoreanos, la cifra del ejército cibernético del régimen asciende a miles. Por lo general, los estudiantes son elegidos para unirse a los cuerpos élite.

Mientras que todos los ciudadanos deben servir por cierto tiempo en el ejército, aquellos que trabajan como ciberespías continúan colaborando cuando el gobierno autoritario requiere su apoyo, especialmente para aumentar la capacidad. En este sentido, Corea del Norte tiene a su disposición un dedicado ejército cibernético, que está sistemáticamente desarrollado y que responde en situaciones de emergencia.

El blanco más frecuente de los ataques cibernéticos de Corea del Norte es, justamente, su vecino del sur.

A medida que aumente la presión de Occidente para detener el programa nuclear de Corea del Norte, es probable que Kim siga desarrollando su potencial de ataques cibernéticos para responder. A su vez, Estados Unidos debería desarrollar planes de contingencia que le permitan enfrentar un ciberataque directo por parte del régimen.

De manera más crítica, debe trabajar en una política de intensificación que establezca en qué casos un ciberataque será considerado un acto de guerra. Estas ofensivas pueden ir más allá de afectar cuentas bancarias o de robar identidades: pueden apagar la transmisión de energía, cortar el agua y evitar que las torres de control de aeronaves aterricen de manera segura.

Estados Unidos necesita invertir considerablemente en seguridad cibernética para proteger infraestructura crítica, endureciendo los elementos clave de control en todo el país y duplicando las protecciones a nuestros sistemas financieros y redes eléctricas.

En Corea del Norte y en el resto del mundo, el campo de batalla durante los futuros conflictos será en los campos cinéticos y cibernéticos. Mientras todos seguimos pendientes de los misiles nucleares de Kim, es importante que no perdamos de vista las iniciativas de ciberataque del país, que exitosamente han afectado a Occidente en los últimos años y continuarán haciéndolo próximamente si no tomamos medidas.