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Steve Jobs, el Leonardo Da Vinci de la era moderna

Por Juan Andrés Muñoz

Steve Jobs, el visionario que cofundó Apple en un garaje de Silicon Valley y la convirtió en la empresa líder en tecnología y que revolucionó la computación móvil con aparatos como el iPhone, murió el miércoles a los 56 años.

Jobs fue un pionero del concepto de la computadora personal y del uso del ratón para navegar en una pantalla haciendo clics. Años después, presentó el reproductor de música iPod, el iPhone y la tableta iPad, que cambiaron la forma de consumir contenido digital.

Más de un experto, alabando la capacidad de Jobs para transformar industrias enteras con sus inventos, lo llamó el Leonardo Da Vinci de la era moderna.

“Steve Jobs es uno de los grandes innovadores de la historia del capitalismo moderno”, dijo en agosto el columnista del New York Times, Joe Nocera. “Su intuición ha sido fenomenal”.

La muerte de Jobs, aunque sentida por las legiones de seguidores de Apple, no fue inesperada. Desde hace años luchaba contra un cáncer. En enero pidió una baja por enfermedad y en agosto dejó de ser el presidente de la empresa porque “ya no podía cumplir con (sus) actividades y expectativas”.

Nacido el 24 de febrero de 1955, y luego adoptado, Jobs se crió en Cupertino, California —lugar que se convertiría en la sede de Apple— y demostró un interés precoz en la electrónica. Siendo adolescente, llamó por teléfono a William Hewlett, presidente de Hewlett-Packard, para pedirle partes para un proyecto escolar. Las obtuvo, junto con una oferta para un trabajo de verano en HP.

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Jobs abandonó el Reed College de Oregon después de un semestre, aunque regresó como oyente a clases de caligrafía, unas clases que luego influirían la elegante y minimalista estética de Apple. Renunció a uno de sus primeros trabajos como diseñador de videojuegos para Atari para viajar como mochilero en la India y consumir sustancias psicodélicas. Esas experiencias, dijo Jobs después, formaron su visión creativa.

“No puedes conectar los puntos mirando hacia adelante, los conectas al mirar atrás. Así que hay que confiar en que los puntos de alguna manera se conectarán con tu futuro”, dijo Jobs a los estudiantes de la Universidad de Stanford durante una conferencia de graduación en 2005. “Tienes que confiar en algo –en tus instintos, en tu destino, en tu vida, en tu karma, en lo que sea. Este enfoque nunca me ha fallado, y fue la diferencia en mi vida”.

En Hewlett Packard, Jobs se hizo amigo de Steve Wozniak, quien quedó impresionado con su habilidad para armar componentes electrónicos. Los dos se apuntaron a un club de aficionados a la computación de Silicon Valley, y pronto Jobs y Wozniak se unieron con otros dos hombres para formar Apple Computer Inc.

Ya es parte de las leyendas de Silicon Valley: Jobs y Wozniak construyeron su primer producto comercial, la Apple 1, en el garaje de los padres de Jobs en 1976 (el mismo año en que Microsoft comenzó a desarrollar software). Jobs vendió su camioneta Volkswagen para financiar la empresa. La primitiva computadora, con un precio de 666,66 dólares, no tenía teclado o pantalla, y los clientes la tenían que armar ellos mismos.

Al año siguiente, Apple lanzó la computadora Apple II en la inauguración de la West Coast Computer Faire. La máquina fue un éxito, y entonces comenzó la revolución de las computadoras personales.

Jobs fue uno de los primeros ingenieros en computación en reconocer lo atractivo del ratón y de la interfaz gráfica, que permitían al usuario operar las computadoras haciendo clic en las imágenes en lugar de escribir el texto.

La computadora pionera de Apple, el Macintosh, que lanzó en 1984 con un ahora emblemático anuncio estilo George Orwell para el Super Bowl. El Macintosh, de color café y en forma de caja, fue un éxito, pero tras varios enfrentamientos con sus compañeros, Jobs salió de Apple en 1986.

Después tuvo una pausa de 10 años que aprovechó para fundar NeXT Computer, pero sus costosas computadoras en forma de cubo no tuvieron éxito.

A Jobs le fue mejor cuando le compró a George Lucas Pixar Animation Studios antes de que se hiciera famosa con Toy Story. Jobs llevó a Pixar el mismo talento comercializador que luego se hizo famoso en Apple.

En 1996, Apple compró NeXT y con eso Jobs regresó a la empresa que fundó, que entonces atravesaba serios problemas. En un año comenzó a dirigir la compañía –más viejo y tal vez más sabio, pero no menos perfeccionista. Y cuatro años después, se subió al escenario para presentar el iPod original, el dispositivo que revolucionó la música portátil y marcó el inicio de la resurrección de Apple.

A partir de ese momento, comenzó una de las segundas partes más memorables de la historia empresarial. En la década siguiente, Jobs impresionó a los asistentes en las presentaciones de lanzamiento, y a los consumidores con un éxito tras otro: iTunes (2003), el MacBook(2006), el iPhone (2007) y el iPad (2010).

Su habilidad como vendedor maravilla a los expertos en mercadotecnia, su capacidad de inspirar una devoción parecida a la de un dios entre los seguidores de Apple (y el desprecio de los aficionados de las PC), y sus anuncios sorpresa de “una cosa más”. Una y otra vez, vendió a la gente productos que no sabían que necesitaban hasta que él los inventó. Y todo esto con un sueldo oficial anual de un dólar.

Jobs también se labró una fama de persona exigente, explosiva, un jefe difícil que supervisaba al detalle los productos de Apple y rechazaba los prototipos que no satisfacían sus expectativas.

A fines de la primera década del siglo XXI, su empresa, el David para el Goliat de Microsoft, se subió a uno de los escalones más altos en la historia de los negocios en Estados Unidos. Apple opera ahora más de 300 tiendas minoristas en 11 países. La empresa vendió más de 275 millones de iPods, 100 millones de iPhones y 25 millones de iPads en el mundo.

Brevemente llegó a superar a Exxon Mobil como la empresa más valiosa.

Pero los problemas de salud de Jobs opacaron en ocasiones los éxitos de la empresa. En 2004 le anunció a sus empleados que recibía tratamiento por un cáncer de páncreas. Bajó de peso y apareció extremadamente delgado en discursos ante los desarrolladores de Apple, acentuando las preocupaciones sobre su salud y acentuando las fluctuaciones de los precios de las acciones de Apple. Incluso una agencia de noticias publicó accidentalmente un obituario de Jobs.

Jobs fue sometido a un trasplante de hígado en Tennessee durante una baja médica de seis meses. Luego volvió a estar de baja este año. Quizás pensando en su legado, colaboró en su primera biografía autorizada, que se publicará en noviembre en Estados Unidos por Simon and Schuster.

A Jobs le sobreviven su esposa Laurene y sus cuatro hijos, incluido uno de una relación anterior.

Él siempre habló con gran orgullo de sus logros y de los ingenieros de Apple.

“Tu trabajo ocupará una gran parte de tu vida, y la única manera de estar verdaderamente satisfecho es hacer lo que crees que es un gran trabajo. Y la única manera de hacer un gran trabajo es amar lo que haces”, le dijo a los graduados de Stanford.

“Si todavía no lo encuentras, sigue buscando. No te estanques. Como todos los temas del corazón, sabrás cuando lo encuentres. Y como cualquier gran relación, con el paso de los años cada vez es mejor”.