Por Rachel Rodriguez
(CNN) — Todo es miel sobre hojuelas últimamente para aquellos entusiastas del teatro musical.
Broadway siempre ha tenido seguidores leales, por supuesto. Pero por mucho que los poco conocedores del teatro odien admitirlo, el teatro musical hoy en día es bien visto, popular, además de rentable.
Los musicales estén en donde estén. Los amantes del Maravilloso Mundo de Disney están buscando boletos para ver Newsies, la cual estuvo nominada a ocho premios Tony, de los cuales se llevó dos. Y cada una de las celebridades desea ganar algo del credibilidad al protagonizar una obra en Broadway: Daniel Radcliffe demostró que no solo puede bailar, si no también cantar, en How to Succeed in Business Without Really Trying. Y Christie Brinkley actuando en Chicago.
He trazado el surgimiento de esta popularidad en el 2006 con High School Musical. Claro que no me gusta en lo más mínimo, ni sus múltiples secuelas, como haría cualquiera que se jacte de ser un admirador ferviente de los musicales. Convirtió nuestro amado mundo en un mundo lleno de cantantes al estilo del canal de Disney, un espectáculo lleno de adolescentes. Pero logró un objetivo: hizo ver a una nueva audiencia lo divertido que puede ser el teatro musical.
Y llegamos a la era de Glee.
El actual espíritu de la época está un poco mejor que con High School Musical, incluso lo protagonizan algunos veteranos de Broadway. Lea Michele ya era famosa por su papel estelar en Spring Awakening antes de interpretar a la molestamente ambiciosa Rachel Berry, y Matthew Morrison, antes de interpretar al señor Shue, fue un rompecorazones al interpretar a Link en el musical Hairspary. Y algunas veces cantan verdaderas canciones de Broadway. En horario estelar. ¡Imaginen eso!
Ahora vamos con Smash, el show sobre un show acerca de lo bello, lo feo, los corazones rotos, y sobre el asombroso proceso de convertir a Broadway en un éxito. Claro que no es exactamente como en la vida real, pero nos trae nuevas canciones estilo Broadway y bailes cada semana, interpretadas por personas con voces legítimas y experiencia en teatro, muy cerca de la perfección para ser un programa de televisión sobre Broadway, según mi opinión.
Y no solamente el Broadway en la pantalla está teniendo su momento; también las historias tomadas de la pantalla grande para adaptarlas a teatro musical. Vean Newsies.
El musical de Disney de 1992 acerca de la huelga de los vendedores de periódicos de 1899 fue un desastre en taquilla cuando se estrenó. Pero pronto ganó fama de culto una vez que se solicitó a Broadway adaptar el guión de cine para el teatro. Y la temporada pasada llegó el éxito. Newsies se estrenó en Broadway por una corta temporada y su permanencia en cartelera se ha extendido en dos ocasiones.
Y para colmar esto, el Broadway League acaba de publicar sus últimas cifras sobre la temporada 2011-2012. Los resultados se dieron a conocer, y suenan a “estamos nadando en dinero”. Es la temporada con mayores ganancias que se haya registrado, cerca del 5.4% más que el año pasado.
Así que es seguro decir que el teatro musical está en su momento, pero ¿por qué?
Tal vez sea la economía. Después de todo “Will Rogers y Ziegfeld Follies nos llevaron a través de la Gran Depresión”, según explica el veterano de Broadway Barry Thomas, quien es también mi maestro de tap. El fantástico escapismo que ofrecían los musicales, desde las películas de Fred Astaire y Ginger Rogers hasta el musical de Cole Porter, Anything Goes, cautivó a las audiencias en la década de los 30. En su libro Our Musicals, Ourselves (Nuestros musicales, nosotros), el crítico de teatro retirado, director y profesor John Bush Jones escribió:
“En los oscuros días de la Depresión, el tipo de espectáculos que recientemente reflejaban la realidad de la audiencia de pronto se convirtieron en un verdadero entretenimiento escapista, tal vez recordando la vida que los espectadores alguna vez vivieron, la nostalgia siempre ha sido un llamado poderoso, o al contrario, le permitía a los espectadores imaginar lo que sería la vida una vez que terminara la Depresión. Algunos compositores estaban haciendo su parte al animar a los estadounidenses en estos duros tiempos”.
Tal vez durante estos días de los aparentes despidos sin fin y los problemas en los mercados sea que en verdad estamos recobrándonos de la peor recesión desde la Depresión, y nosotros también necesitamos un descanso de la realidad. Como nos dijo Jerry Herman en Mack y Mabel, “solo espanta tus problemas”.
Pero, junto con toda esta popularidad viene el ancestral miedo de todos los grandes fanáticos: ¿será que la nueva oleada de seguidores destruirá mi amada forma de arte? La respuesta depende de a quién le preguntas.
Steve Kazee, ganador de un Tony a Mejor actor en un papel estelar por su actuación en Once, se enfocó en lo positivo.
“Creo que es genial para el negocio, genial para nuestra industria el que tengamos dos programas en horario estelar de televisión”, dijo Kazee en referencia a los programas Glee y Smash. “Ambos son benéficos para nuestra comunidad”.
Pero para el actor veterano de teatro y cine John Lithgow, nominado al Tony a Mejor actor por su papel estelar en The Columnist, el panorama tan cambiante de los musicales es preocupante, aún y cuando reconoció que “el distrito teatral está lleno”.
“Broadway está en su auge en muchos sentidos, y esto no significa que todos sean buenos”, explicó. “Es decir, hay muchísimas tendencias retro y medios para las estrellas”.
Y para David Alan Grier, quien estelariza Porgy and Bess, “todo se trata de que tan bien puesto esté el espectáculo”.
“Si lo hacen bien, yo iría a ver Jersey Shore: The Musical”, dijo.
¿Alguien se anima a montar Springtime for Hitler?