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BAGDAD (CNN) — La cifra de víctimas por la ola de ataques en Iraq este miércoles aumentó a 93 muertos y 312 heridos, respectivamente, informó el Ministerio del Interior este jueves, por lo que es el día más mortífero desde diciembre, cuando los soldados estadounidenses se retiraron del país.

Los atentados fueron dirigidos principalmente a peregrinos chiitas que acudían a un santuario en Bagdad.

“Estoy profundamente conmocionado y consternado por completo por los ataques despreciables en todo Iraq que han cobrado la vida de decenas de iraquíes, incluyendo a muchos peregrinos, y han herido a docenas más”, dijo este miércoles Martin Kobler, representante especial del secretario general de la ONU para Iraq.

“La magnitud de la violencia es preocupante. Hago un llamado urgente al gobierno para abordar las causas profundas de la violencia y el terrorismo que están causando tanto sufrimiento y dolor para el pueblo iraquí”.

La embajada estadounidense en Bagdad señaló que los ataques “mataron e hirieron a hombres, mujeres y niños inocentes de todas las raíces étnicas y religiosas”.

“Los perpetradores de estos ataques terroristas cobardes deben ser llevados ante la justicia y apoyaremos a las fuerzas de seguridad iraquíes en su esfuerzo, en cualquier forma que podamos”.

El primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki se reunió con Tony Blinken, consejero de seguridad del vicepresidente Joe Biden, este martes en Bagdad. Los funcionarios discutieron las relaciones de EE.UU. e Iraq, pero no está claro si hablaron sobre los atentados.

Por los caminos de todo el país, incluido el corazón chiita en el sur de Iraq, los peregrinos se han dirigido a la mezquita del imán Kadhim en el barrio de Kadhimiya, en Bagdad. El evento culmina el próximo sábado, cuando los fieles conmemoran la muerte del imán Moussa al-Kadhim, uno de los 12 imanes reverenciados en el islam chiita.

La violencia despierta los temores de una renovación de los enfrentamientos entre sunitas y chiitas en Iraq en la última década, una animosidad desde hace mucho tiempo que se intensificó por la invasión de Estados Unidos a Iraq y el derrocamiento del régimen de Saddam Hussein.

La mayoría de la gente de Iraq es chiita, pero bajo Hussein, los sunitas tuvieron mucho poder, a pesar de su condición de minoría.

Los chiitas ganaron ventaja política cuando Hussein fue derrocado por una invasión liderada por Estados Unidos en 2003. Los sunitas se sienten privados de sus derechos en medio de ese telón de fondo político.

Como resultado, la violencia entre sunitas y chiitas explotó en la década de 2000.

Uno de los peores días del año llegó el 5 de enero, cuando al menos 60 personas murieron en los ataques dirigidos de nuevo a los chiitas en una peregrinación.