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Por Stina Backer

Nota del Editor: MainSail es un show mensual de CNN sobre navegación; explora el deporte de la vela, viajes y lo último en diseño y tecnología.

(CNN) — A principios del 2012 se aprobó la disciplina de kiteboarding como deporte olímpico para los Juegos de Río de Janeiro, Brasil, en 2016.

Ahora, los atletas de este deporte tienen que tomar decisiones importantes, como si se mantendrán como semiprofesionales o si centrarán todo su tiempo y energía para calificar en los Juegos Olímpicos.

La noticia de que la Federación de Vela Internacional (ISAF por sus siglas en inglés) había convertido al deporte en una disciplina olímpica, fue celebrada por los actuales campeones, Johnny Heineken, de EU, y Katja Roose, de Holanda.

Roose lleva 10 años en el kiteboarding y fue parte del equipo que propuso este deporte ante la ISAF para considerarlo parte de la justa olímpica. Espera ganar su lugar en el equipo holandés para los Juegos Olímpicos de 2016.

“Mi primer objetivo es calificar, y después quiero ir a los Juegos Olímpicos y ganar una medalla. Sería lo más hermoso”, dijo la deportista de 31 años.

La campeona de kiteboarding sabe que necesita dedicar todo su tiempo al deporte, es por eso que decidió reducir su horario de trabajo como proveedora de internet en Amsterdam, Holanda.

“Si quieres ser el número uno y ganar los Juegos Olímpicos, tienes que dedicar más tiempo al deporte. Podré seguir trabajando un día a la semana, sé que es lo que tengo que hacer para tener una oportunidad de ir a Río 2016, y no quiero perdérmela”, dijo.

Los patrocinadores se han mostrado interesados en Roose tras la noticia de que será la nueva disciplina olímpica.

El número uno en la rama varonil de kateboarding, Johnny Heineken, también tiene patrocinadores en puerta.

El atleta de 23 años que creció veleando en la Bahía de San Francisco, aún no tiene prisa por renunciar a su trabajo y dedicar todo su tiempo al deporte.

Heineken trabaja como ingeniero mecánico en una empresa especializada en energía de viento impulsada por un cometa.

“Creo que por ahora es lindo poder ir a casa y no tener que pensar en cada carrera una y otra vez, ir a la oficina y conservar un poco de realidad”, añadió.

Tanto Roose como Heineken creen que la decisión de la ISAF tendrá un gran impacto en el futuro del kiteboarding.

“Existe ese dicho: ‘La manera de matar un deporte es convertirlo en una disciplina olímpica’, y eso es lo que definitivamente no queremos”, dijo Heineken.

Los Juegos Olímpicos buscan renovarse cada temporada para atraer a los jóvenes talentos.

Tanto Heineken como Roose piensan que el kiteboarding tiene ese factor fresco y atractivo.

“El kiteboarding es un deporte llamativo”, dijo Roose. “Al incorporar deportes de expresión como el snowboarding o el kiteboarding definitivamente cambia la imagen de los Juegos Olímpicos”, comenta la atleta.

El deporte nació en los 90 y saltó a la popularidad en estos últimos años. Markus Schwendter, secretario ejecutivo de la Asociación Internacional de Kateboarding (IKA por sus siglas en inglés) estima que hay más de 1.5 millones de participantes globalmente con 100,000 nuevos aprendices cada año.

El kateboarding tiene cinco categorías: ola, estilo libre, tobogán, velocidad y carrera dirigida.

Roose y Heineken compiten en la de carrera dirigida, la categoría seleccionada como deporte olímpico.

Los elementos más importantes de la carrera dirigida son la habilidad de controlar la velocidad y entendimiento táctico, algo que se aprende de velear botes tradicionales.

Roose se pasaba cada fin de semana veleando por Holanda con sus padres, mientras que Heineken compitió con botes pequeños la mayor parte de su vida.

“Lo que amo del kiteboarding es que es súper divertido y todavía juego mucho cuando practico”, dijo Heineken.

“Creo que mucho de eso tiene que ver con eliminar aspectos logísticos de velear. Solía tener mi bote en un lugar, mi tripulación y otros tres botes para entrenar. A donde quiera que estaba tu equipo, tú también tenías que viajar”, explicó.

“Ahora puedo solo pararme en la mañana, escoger en qué playa quiero entrenar, poner mi equipo en la cajuela de mi auto, y con mandar unos cuantos mensajes de texto sabes que tendrás una flota maravillosa de kiteboarders para salir y velear”, añadió.

En el kateboarding te tienes que ajustar a la naturaleza “porque estas usando el viento y el agua, cada segundo es diferente” y eso es lo emocionante.

“Puedes usar estas cosas para hacer lo que quieras, saltar alto en el aire, acelerar o solo navegar. Para mí el kiteboarding es la libertad total”, concluyó Roose.