Justine Brooks Froelker y su esposo Chad Froelker decidieron que la adopción no era una opción para ellos.

(CNN) – Justine Brooks Foelker dijo que su travesía de infertilidad, la cual no ha resultado en esa “adorable imagen de la familia ‘completa’, con bebé y todo”, hace que la gente se sienta incómoda y triste.

Ella y su esposo, Chad, no pueden tener hijos, y después de dos infructuosas rondas de fertilización in vitro, decidieron ponerle fin a los tratamientos de fertilidad. Cuando la gente escucha esto, inmediatamente se trasladan a la modalidad “solucionar problemas”, dijo.

“Las primeras reacciones de la gente, incluso la de mi pastor, fue: ‘Bueno, ¿y por qué sencillamente no adoptan?’”, dijo Brooks Froelker, de 35 años de edad, una terapeuta de salud mental en San Luis.

“Y sé que la pregunta, en su mayor parte, es formulada con mucho amor y con la certeza de que yo sería una madre fabulosa. Ellos quieren cuidar de mi dolor. Seguramente no quieren sentarse conmigo a condolerse porque eso es muy incómodo, por lo que mejor demuestran su compasión e intentan ‘arreglar el asunto’”, dijo ella durante una entrevista telefónica.

En lugar de sentirse enojada y frustrada cuando le hacen esta pregunta, como terapeuta, ella cambia al modo de “educadora” e intenta que las personas logren entender que la adopción es una “opción formidable” para muchas familias, pero que no lo era para ella y para su esposo.

Su esposo siempre fue abierto y sincero al decir que la adopción no era una opción para él, escribe ella en “Ever Upward”, un hermoso libro acerca de su viaje a través de la infertilidad publicado este mes.

Como si estuviera hablando para sí misma, ella dijo que podría decir que casi siente que sabe “demasiado” sobre trastornos afectivos por su trabajo como terapeuta, tratando pacientes que incluyen madres que luchan con un hijo o hijos adoptados, quienes sienten que nunca han logrado saber quiénes son en realidad o a dónde pertenecen.

“Nuestra decisión no fue a raíz del temor puesto que realmente hemos enfrentado este asunto y hemos trabajado en ello”, dijo ella.

Está bien decir que una adopción no es algo para ti, dijo ella. Está bien haber tomado esa decisión, escribe ella en el libro.

“Para mí, se necesita tener mucho más valor para levantarse y decir: ‘sé que la adopción no es lo adecuado para mi familia’, y lo único más difícil que eso sería no escuchar mi verdad y la verdad de mi esposo, y adoptar solamente porque es lo que se supone que debemos hacer”.

Cuando no puedes pagar por una adopción

Durante su batalla de cinco años con la infertilidad, Christy Harris, de 27 años de edad, de Calgary, Alberta, dijo que a ella también le hacían constantemente la pregunta de por qué no simplemente adoptaba.

Ella y su esposo comenzaron a investigar acerca de la adopción y determinaron que en términos financieros no podrían costearlo. Las adopciones por medio de agencias privadas pueden costar desde 20.000 hasta 30.000 dólares, dijo ella.

“Ni siquiera podríamos considerar la Fertilización in Vitro (FVI) porque creo que no podríamos pagarla. Así que si no podemos pagar los 15.000 dólares que cobran por la FIV, mucho menos podríamos pagar 30.000 dólares para adoptar”, dijo.

Las adopciones públicas en Canadá, las cuales son provistas por el gobierno o por agencias públicas y no involucran fuertes costos, no eran una opción puesto que comúnmente conllevan listas de espera que tardan años, dijo.

Además, también debemos considerar el lado emocional de la decisión, dijo Harris.

“Estás abandonando la idea de llevar a tu propio hijo en el vientre, de tener ese tipo de vínculo. No podrás amamantar. No podrás sentir que se mueven en tu vientre”, dijo.

“Abandonar la idea de que no podrás llevar en tu vientre a tu propio hijo es verdaderamente difícil. Es algo realmente emocional y no es que yo crea que haya algo malo en adoptar. Si yo pudiera pagarlo, por supuesto que lo haría, pero es una de esas cosas en las que no creo que sea justo que las personas asuman que simplemente porque no puedes tener hijos ahora tienes la responsabilidad de salir a la calle y adoptar”.

“La gente te considera egoísta si no estás buscando eso, y no es que seas egoísta. Solo quieres una oportunidad para tener una familia y ser como cualquier otra persona”, dijo Harris quien, a principios de este año, luego de tomar medicamentos para la fertilidad a fin de incrementar su producción de óvulos, supo que estaba embarazada.

Ahora, está en su cuarto mes de embarazo y documenta cada parte de este camino en un blog, tal y como detalló en su blog y en el sitio Unspoken Grief, la “montaña rusa” en la que se convirtió su vida durante los cinco años en que estuvo tratando de concebir.

“Creo que la infertilidad es un tema acerca del cual la gente debería hablar. Necesitamos deshacernos de la idea de que la gente solo necesita ‘relajarse, intentar y pensar en la adopción y entonces, instantáneamente, queda embarazada’, pues esa no es la manera cómo funciona la vida”, dijo.

La definición de un ‘final feliz’

Cuando el viaje de la infertilidad no te conduce a tener hijos, las personas con frecuencia piensan que no tienes posibilidad de tener “un final feliz”, dijo Brooks Froelker.

Pero tanto su libro como sus blogs para The Huffington Post tratan de transmitir el mensaje de que cada mujer, sin importar su trayectoria de infertilidad, puede encontrar su propia felicidad.

Ella comentó que ella y su esposo han encontrado diferentes maneras de ser padres y tener hijos en su vida, lo que ha hecho que se sientan “llenos de hijos” y no “sin hijos”.

Ellos son tutores y padrinos de muchos niños. También están cerca de la familia de la madre sustituta gestacional que utilizaron durante sus dos rondas de FIV. Ellos buscaron una sustituta porque cuando era más joven, Brooks Froelker se tuvo que someter a dos cirugías de espalda y no sabía si su cuerpo iba a poder cargar el peso de un niño.

La madre sustituta gestacional quedó embarazada con un hijo propio unos meses después de que sufriera el aborto de su último embrión. Brooks Froelker dijo que después de eso, la madre sustituta la llamó, y a su criterio, “fue la llamada telefónica más difícil que ha tenido que hacer a lo largo de su vida”.

Se sintió como una “enorme bofetada en su rostro”, dijo Brooks Froelker, pero la dejó con una opción de cambio de vida.

El aceptar su infertilidad y su “vida llena de hijos”, la cual incluye las relaciones con los tres hijos de la madre sustituta gestacional que habían escogido, no significa que ella ya no tenga esos terribles días en los que piensa: “Maldita sea, ¿por qué esto no funcionó para nosotros?”

Es un “recorrido eterno”, donde siempre continúas sanando, pero lo que ayuda, dijo, es una sociedad más comprensiva en cuanto a lo que sucede cuando los tratamientos para la infertilidad no funcionan y la adopción no es una opción.

“No necesito que sientas lástima porque soy una mujer de 35 años de edad que quería ser madre pero que, en el sentido tradicional de la palabra, no lo logró. Cuando sientes lástima por mí, eso me hace sentir más sola… pero que me veas y me digas: ‘¡Qué mal! Lo siento. Habrías sido una madre estupenda. ¿A qué te dedicas ahora?’” Eso es diferente.

“Creo que gran parte de esto es esa diferencia entre que sientas junto conmigo y que sientas lástima por mí”.