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Nota del editor: Sree Sreenivasan es el ex director de Operaciones Digitales de la ciudad de Nueva York, el Museo Metropolitano de Arte y la Universidad de Columbia, institución en la cual dio clases durante dos décadas. Ahora es consultor en redes sociales. Las opiniones expresadas aquí son propias del autor y no necesariamente representan las de sus clientes. Sigue sus opiniones en Twitter.

(CNN) – Esta es una carta abierta para mis familiares, amigos y otros miembros de la comunidad indio-estadounidense que apoyan al presidente Donald Trump. No es mi intención despotricar contra el gobierno ni llamar a la acción, sino simplemente emitir un toque de atención.

Algunos de ustedes han brindado su apoyo al gobierno porque pensaron que sus políticas crueles no nos afectarían a “nosotros”, sino solo a personas que, a algunos, probablemente no les importen o no les gusten: mexicanos, yihadistas, trabajadores indocumentados y otros. La prohibición musulmana los dejó sin cuidado. Tampoco les importó cuando cientos de niños centroamericanos y mexicanos fueron separados de sus padres en la frontera. Ni siquiera se inmutaron cuando una niña india de seis años falleció en la frontera sur.

Pero la noticia publicada el lunes por la mañana sobre la nueva reglamentación del gobierno pone al desnudo toda su crueldad y afectará a millones de inmigrantes legales, entre ellos miles de indios, que serán castigados por hacer uso de programas de asistencia social como viviendas públicas y cupones de alimentos, por más temporal que fuese su uso, y a los que tienen derecho por ley.

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Durante estos últimos tres años, he estado diciendo en voz más bien baja, que el objetivo de Trump -y de asesores como Stephen Miller- es tener una nación con cero inmigrantes negros y morenos (en cambio, desean que miles de noruegos se muden a Estados Unidos), y esto hace daño a las personas que ya están aquí.

Muchos de ustedes seguramente apoyaron a Trump por los mismos motivos que he oído de personas a las que conozco muy bien: por los generosos recortes fiscales para los pudientes y/o el duro discurso en contra del terrorismo. A los indios no suelen interesarles mucho los temas relacionados con el aborto o las armas o la Corte Suprema. Él dijo que éramos “personas muy, muy especiales”. Pareciera que él ha contratado más indio-estadounidenses para ocupar puestos destacados que personas pertenecientes a otra minoría. ¡Hola, Ajit Pai, Nikki Haley, Seema Verma, Raj Shah, Neil Chatterjee y muchos otros!

Pero ustedes no pueden escoger qué partes de la era de Trump les gustan como si fuera una suerte de comida buffet. Como dice mi madre, una mujer sabia, uno es responsable de todo lo que pone en sus platos. Como muchos ya han señalado, decir: “lo apoyo por los recortes fiscales, pero no por el racismo”, ya no es una opción.

Si continúan secundando ciegamente a este gobierno después del día de hoy, ustedes serán cómplices de NUEVOS problemas que están por afectar a millones de personas en este país.

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Sé que algunos de ustedes tal vez piensen que está bien que el gobierno le niegue la residencia a personas pobres que vinieron aquí legalmente. Y eso se debe a un determinado tipo de crianza privilegiada y educación universitaria de los que tenemos piel color café que no reconocemos como tal o de la que no hablamos; muchos de nosotros llegamos aquí con los mejores títulos universitarios del mundo, entre ellos el Instituto de Tecnología de la India, el Instituto Indio de Gestión y, como en mi caso, de la Universidad de San Esteban en Nueva Delhi.

Es por esta misma razón que tantos indios hablan eternamente sobre las estadísticas que pretenden mostrar a los indio-estadounidenses como el grupo étnico más rico y exitoso en este país. Pero personas como Sudha Acharya del Consejo Sudasiático de Servicios Sociales (SACSS, por sus siglas en inglés), puede informarnos sobre la cantidad de indio-estadounidenses que luchan por sobrevivir tan sólo en la ciudad de Nueva York, que usan la asistencia alimentaria y otros servicios que brinda esta organización. Y también puedo contarles de la primera vez que me encontré con un indio-estadounidense indigente. Muchos de ustedes que han estado en fiestas en nuestra casa en el transcurso de los años lo han conocido: Ravi es un mesero que vive en un albergue para desamparados y tiene varios empleos para lograr salir adelante. Él tampoco evita hablar de su situación, principalmente para que las personas sepan que también existen indios en su condición.

Gracias por haber leído hasta este punto. Sé que quizá perderé a algunos amigos por escribir esto. Algunos familiares tal vez dejen de hablarme y, a lo mejor, recibiré correos llenos de odio de algunos indios que en estos días parecieran volcar su indignación en línea, pero simplemente tenía que compartir mi opinión. Apoyar incondicionalmente a cualquier líder en cualquier parte del mundo nos debilita a todos.

Para cerrar, quiero compartir con ustedes la historia de Raja Krishnamoorthi, diputado demócrata de la zona de Chicago. Él habla seguido y de forma elocuente sobre cómo llegó a este país de niño y cómo su familia vivió en una vivienda pública y, de hecho, usó cupones para alimentos. Él se convirtió en un exitoso hombre de negocios y ahora se pasea por los pasillos del Congreso. Si esta nueva reglamentación se hubiera implementado cuando él era niño, a su familia nunca le hubieran otorgado la residencia.

Piensen en todo lo bueno que ha provenido de la vida de este representante del Congreso, todas las contribuciones positivas que él y su familia han hecho para este país. Si las reglas cambian como lo quiere el presidente, se perderán oportunidades para tantas personas.

Quiero vivir en un Estados Unidos que nos brinde más Raja Krishnamoorthi, no menos. Y no sólo porque él sea indio.

Traducido por Carola Lehmacher-Richez