Las seis razones por las que Joe Biden eligió a Kamala Harris como su compañera de fórmula y lo que significa esto
(CNN) -- Joe Biden cree que va a ganar la carrera a la Casa Blanca.
Ese es el mensaje inconfundible que envió poco después de las 4 pm hora del 11 de agosto cuando, a través de un mensaje de texto, su campaña anunció que había elegido a la senadora de California Kamala Harris como su candidata a la vicepresidencia.
Harris, quien se postuló sin éxito para la nominación presidencial demócrata a principios de este año, había sido la favorita para ser la elección de Biden durante meses porque, bueno, simplemente tenía sentido.
¿Por qué?
- Ha sido examinada en el escenario nacional debido a su propia candidatura para 2020
- Tiene experiencia en el gobierno, como fiscal general de California y como senadora de Estados Unidos desde 2017
- A los 55 años representa a generación más joven de líderazgos, algo que Biden, quien cumplirá 78 años el día de la toma de posesión de 2021, dijo que fue un factor importante en su elección.
- Es una elección histórica como la primera mujer negra y surasiática estadounidense en aparecer en el boleto presidencial de un partido importante.
- Es de California, un tesoro de votos demócratas y donantes demócratas.
- Surgió como una voz abierta sobre la raza —y la necesidad de una reforma policial— luego de la muerte de George Floyd en mayo y las protestas subsecuentes que se encendieron en todo el país.
No había nadie más en la lista de candidatos a vicepresidente de Biden que marcara tantas casillas.
Lo que esta elección dice de Biden, y su equipo, es que no sintieron la necesidad de buscar una selección menos predecible. Sabían que si bien elegir a Harris llamaría bastante la atención, también sería lo que la mayoría de la gente esperaba que hicieran. A pesar de la naturaleza histórica de poner a Harris en el boleto, Biden y sus asesores sabían que la selección de Harris podría ser descrita por algunos como poco sorprendente.
Pero lo que para un hombre es “predecible”, para otro es “seguro”. Y eso es exactamente lo que es Harris, y lo que Biden cree que necesita.
Mira, si fueras Joe Biden, postulándote por tercera vez candidatura a la presidencia y estuvieras adelante en prácticamente todos los estados decisivos y a nivel nacional sobre el presidente Donald Trump, todos los días entre ahora y el 3 de noviembre no querrás hacer nada que amenace con cambiar la dinámica subyacente de la carrera. Y esas dinámicas subyacentes son que esta elección es un referéndum sobre el primer mandato de Trump en la presidencia y, más específicamente, la forma profundamente azarosa y errática en la que ha manejado la pandemia de coronavirus en el país.
Según esa teoría del caso, Biden necesita pasar la mayor parte de su tiempo convenciendo a los votantes de que Trump merece ser despedido y una (relativamente) pequeña cantidad de tiempo asegurándose de que crean que podría hacer el trabajo en su lugar.
Todo eso significa que Biden quiere que la carrera se trate de él lo menos posible. No quiere convertir esto en 2016 nuevamente, en el que Hillary Clinton fue obligada por Trump a jugar a la defensiva por sus actuaciones durante su tiempo (y por sus correos electrónicos) en el Departamento de Estado. No quiere que la carrera se convierta en una guerra de palabras o una batalla para ver quién puede hundirse más en términos de ataques personales.
Y así, al tomar la decisión más importante de su campaña, Biden cumplió con ese enfoque. Quería, sobre todo, no hacer daño.
Elegir a la exembajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Susan Rice, quien vio aumentar sus probabilidades en los días finales de la elección de fórmula vicepresidencial de Biden, sin lugar a duda atraía a Biden, ya que tenía una relación personal más cercana con ella y creía que ella podría ayudarlo a sanar las heridas que Trump ha creado a nivel internacional. Pero los vínculos de Rice con los ataques en Bengasi, Libia —por no mencionar su presencia en una reunión del 20 de enero de 2017 sobre Michael Flynn— crearon líneas de ataque claras para la campaña de Trump para desviar la atención de sus flaquezas y hacia Biden y Rice.
La alcaldesa de Atlanta, Keisha Lance Bottoms, fue, sin lugar a dudas, una de las sustitutas más confiables, efectivas y leales de Biden durante la carrera de 2020. Ella estuvo con él cuando nadie pensó que podría regresar de los pésimos resultados en Iowa y Nueva Hampshire. Pero dado que su tiempo como alcaldesa de Atlanta ha sido su nivel más alto de experiencia en cargos de elección popular, Biden se expondría a preguntas sobre si estaría lista para asumir el cargo principal en cualquier momento.
El tiempo de la representante de California Karen Bass como presidenta de la Asamblea Estatal en California y su capacidad para atraer a demócratas de todas las tendencias ideológicas la convirtieron en una opción atractiva. Pero los comentarios anteriores sobre Fidel Castro y la Cienciología, y las vacilantes respuestas de Bass cuando se le preguntó sobre esos comentarios, sugirieron que tal vez no esté lista para recibir la atención nacional.
Harris, por el contrario, no tenía una debilidad obvia que la campaña de Trump pudiera aprovechar.
Sí, lo notarás —¡como lo hizo poco después de que se anunció la elección!— que había criticado la postura de Biden sobre los autobuses segregados en un debate presidencial de junio de 2019. ("No hace mucho, Kamala Harris llamó racista a Joe Biden y pidió una disculpa que nunca recibió", dijo la portavoz de la campaña de Trump, Katrina Pierson). Pero es difícil ver que ese ataque haga mucho daño, dado que Biden hizo historia al elegir a Harris.
¿Será que ese mensaje de que "Biden es un racista en secreto" realmente va a resonar dado no solo eso, sino también una serie de ejemplos de Trump armando la animosidad blanca hacia las minorías durante su tiempo en la presidencia? De ninguna manera. Y, si bien su pasado como fiscal en California podría molestar a algunos liberales que creían que era demasiado agresiva en la vigilancia, es igualmente difícil imaginar que los liberales, frente a la perspectiva de cuatro años más de Trump, abandonarían a Biden por eso.
Lo que hizo Biden fue tomar la decisión que maximizó sus posibilidades de continuar haciendo de la elección un referéndum directo sobre Trump y al mismo tiempo seleccionar a alguien, como Harris, cuyo currículum sugiere que estará lista para intervenir si Biden decide hacerse a un lado.
Esta es la elección de vicepresidente de un candidato seguro y de una campaña que cree que está ganando. Y quienes creen que, mientras ejecuten los fundamentos de la campaña entre ahora y el 3 de noviembre, Biden será juramento como el 46° presidente de Estados Unidos el 20 de enero de 2021.