Cuando Rami Mahmoud salió de casa para comprar comida, su mujer, Elham Maged, se quedó rezando. Cuando regresó por las estrechas y apretadas calles del campo de refugiados de Jabalia, en el norte de Gaza, se encontró con una escena de caos absoluto. Un ataque aéreo israelí había golpeado el centro de la comunidad densamente poblada, abriendo un profundo cráter en su corazón. Su departamento había desaparecido.
Al escudriñar la devastación, Mahmoud vio de repente un solo dedo entre los escombros: era Elham. Milagrosamente, había sobrevivido. Pero su alivio al encontrarla con vida fue breve. Pronto descubrirían que dos de sus hijos habían muerto. Nada volvería a ser igual.
Dos semanas después del horror de aquel día, la pareja se encuentra a más de 200 millas al suroeste de la Ciudad de Gaza, en el interior del Instituto Médico Nasser de El Cairo, en el vecino Egipto. Los escombros y el caos de su hogar destrozado fueron reemplazados por la limpieza y el orden de este centro médico extranjero; el ruido de los cohetes y las explosiones fue sustituido por el zumbido benigno e insistente del tráfico que se arrastra por la bulliciosa capital de Egipto.
Pero la seguridad y los cuidados no traen el consuelo: siguen atormentados por el dolor. "Mi hija, justo una hora antes de morir, llamó a su mejor amiga y le dijo: 'Siento que me va a pasar algo. ¿Puedes cuidar de mi madre y visitarla seguido?'", contó Elham.
"Mi hijo es un chico guapo, estaba en el instituto, solía ir al gimnasio y levantar pesas, y es alto y bien construido", continuó, con lágrimas cayendo por su rostro. "Le gustaba verse bien. Se cortó el pelo dos días antes de que lo mataran, en plena guerra. Decía: 'aunque muera, quiero morir viéndome bien'".
Mahmoud compartió fotos familiares con nosotros. Su hija, de apenas 15 años, con sus ojos grandes y claros y sus rasgos delicados enmarcados por un velo; su hijo, de 17 años, con un niño pequeño a la espalda y una cálida sonrisa brillando bajo su despeinado pelo negro.
"Dios los creó, Dios se los llevó", dijo su esposa. "Sólo quiero volver con el resto de mis hijos. Allí no hay Internet, así que no sé nada de ellos. Sé que están con su abuelo en algún lugar seguro, con suerte, pero no tenemos forma de comunicarnos con ellos".
Los ataques israelíes contra Gaza han matado a más de 12.000 palestinos desde el 7 de octubre, entre ellos unos 5.000 niños, según la oficina de prensa del gobierno de Hamas. Israel afirma que sus ataques aéreos tienen como objetivo los mandos y la infraestructura de Hamas, tras los atentados terroristas del grupo extremista del 7 de octubre, en los que murieron 1.200 personas en Israel y unas 240 fueron tomadas como rehenes.