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Política

ANÁLISIS | ¿Por qué es tan raro que el Congreso expulse a uno de sus miembros?

Por Zachary B. Wolf, análisis

(CNN) -- Parece que es más difícil ser expulsado del Congreso que ser elegido.

No han faltado sinvergüenzas elegidos para la Cámara de Representantes y el Senado, pero solo unos pocos han sido expulsados, aunque la Constitución otorga explícitamente a ambas cámaras el poder de "expulsar a un miembro, con el consentimiento de dos tercios" de sus miembros.

El representante George Santos —republicano de Nueva York con problemas para decir la verdad y que está bajo una acusación federal por fraude, lavado de dinero, robo y robo de identidades de donantes— se convirtió en apenas el tercer legislador a nivel federal desde la Guerra Civil, y el sexto en la historia, en ser expulsado de la Cámara Baja por sus pares con un voto bipartidista, este viernes.

Pocos llegan tan lejos

Se necesita una combinación especial de mal comportamiento y tolerancia a la vergüenza para llegar al punto de una expulsión real de la Cámara de Representantes.

Los únicos representantes expulsados desde la Guerra Civil ya habían sido declarados culpables por un tribunal federal e incluso así se negaban a dimitir.

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Michael "Ozzie" Myers, un demócrata de Pensilvania, fue expulsado de la Cámara en 1980 después de haber sido declarado culpable por ser parte de una infame investigación del FBI conocida como ABSCAM, en la que él y otros legisladores se vieron atrapados en una operación encubierta aceptando sobornos para ayudar a un jeque árabe ficticio.

La mayoría de los demás legisladores involucrados en ABSCAM finalmente renunciaron. Myers fue expulsado en el tiempo transcurrido entre su condena y su sentencia en 1980.

De hecho, en la actualidad Myers está nuevamente en la cárcel. Ahora, con 80 años, fue sentenciado a 30 meses de prisión, el año pasado, por aceptar sobornos en un plan de manipulación de votos en las primarias demócratas que se remontan a 2014.

El otro miembro de la Cámara de Representantes expulsado desde la Guerra Civil, es James Traficant Jr., un demócrata de Ohio, que fue destituido de su cargo tras ser condenado por un escándalo de soborno y extorsión, en 2002. Traficant intentó montar una campaña independiente para su escaño desde su celda en prisión, pero no salió bien. Murió en 2014 tras un accidente de tractor en una granja familiar.

Santos, a diferencia de Myers y Traficant, no ha sido condenado

Aunque Santos está a la espera de juicio, la Comisión de Ética de la Cámara de Representantes siguió adelante y emitió un informe increíble y unánime acusándolo de violar las leyes y de robar en su campaña.

Aquí hay un pasaje particularmente fuerte del informe:

El representante Santos buscó explotar fraudulentamente todos los aspectos de su candidatura a la Cámara para su propio beneficio financiero personal.

Robó descaradamente en su campaña.

Engañó a los donantes para que proporcionaran lo que pensaban que eran contribuciones a su campaña, pero que en realidad eran pagos para su beneficio personal.

Informó sobre préstamos ficticios a sus comités políticos para inducir a los donantes y a los comités del partido a hacer más contribuciones a su campaña, y luego desvió más dinero de la campaña hacia sus propios bolsillos como supuestos "reembolsos" de esos préstamos ficticios.

Utilizó sus conexiones con donantes de alto valor y otras campañas políticas para obtener fondos adicionales para sí mismo a través de acuerdos comerciales fraudulentos o cuestionables.

Y sostuvo todo esto a través de una serie constante de mentiras a sus electores, donantes y personal sobre sus antecedentes y su experiencia.

Ese es el tipo de cosas que hacían que sus pares no quisieran esperar ni a su juicio federal ni a las elecciones de 2024 para expulsarlo. Sus colegas republicanos en Nueva York, que enfrentarán unas elecciones difíciles el próximo año, estaban particularmente interesados en votar en su contra.

Los analistas políticos creen que el distrito de Santos ahora se inclina hacia los demócratas.

Se requiere una mayoría de dos tercios, o 290 de 435 legisladores si todos votan, para expulsar a un miembro. Santos fue expulsado con una votación de 311 a 114, con 105 de sus compañeros republicanos votando a favor.

¿A quién no expulsó la Cámara?

Charles Rangel habla con los medios luego de ser censurado por sus colegas en la Cámara el 2 de diciembre de 2010. (Getty Images)

En 1838, el representante William Graves, de Kentucky, mató a un colega, el representante Jonathan Cilley, de Maine, en un duelo. A pesar de una investigación, Graves ni siquiera fue censurado por la Cámara, aunque como resultado del episodio el Congreso prohibió desafiar o aceptar un duelo en la ciudad de Washington.

Más recientemente, el exrepresentante Charles Rangel, demócrata de Nueva York, sufrió un juicio ante la Comisión de Ética de la Cámara de Representantes y finalmente fue censurado, pero nunca estuvo en peligro de ser expulsado.

Se enfrentó a un escrutinio por recaudar fondos indebidamente para el Centro de Servicio Público Charles B. Rangel, un programa del City College de Nueva York que todavía lleva su nombre, y por no pagar todos sus impuestos a pesar de que estaba a cargo de la comisión de redacción de impuestos de la Cámara. Ganó la reelección.

Otro demócrata de Nueva York, el exrepresentante Adam Clayton Powell Jr., nunca renunció, pero sus colegas se negaron a designarlo, un proceso conocido como exclusión, en 1967. Powell ganó las siguientes elecciones y la Corte Suprema dijo que tenía que ocupar el cargo.

El exrepresentante federal William Jefferson fue sentenciado a 13 años de prisión en 2009 después de haber sido declarado culpable de 11 cargos de corrupción relacionados con el uso de su cargo para solicitar sobornos. Al demócrata de Louisiana también se confiscaron US$ 470.000. (Mark Wilson/Getty Images)

William Jefferson, el demócrata de Louisiana, no fue expulsado de la Cámara de Representantes a pesar de que el FBI encontró dinero en efectivo supuestamente producto de un soborno envuelto en papel de aluminio y escondido en una caja de masa de pastel en su congelador. Los votantes votaron en su contra en las elecciones de 2008. Fue declarado culpable en 2009 y sentenciado a prisión.

El camino de la renuncia

El representante republicano Duncan Hunter ingresa al Tribunal Federal el 3 de diciembre de 2019 en San Diego, California. (Sandy Huffaker/Getty)

El representante republicano Duncan Hunter ingresa al Tribunal Federal, el 3 de diciembre de 2019, en San Diego, California. (Sandy Huffaker/Getty)

Renunciar es siempre una opción, especialmente si uno se declara culpable.

Ha habido varios legisladores en el último cuarto de siglo que abandonaron la Cámara Baja junto con una declaración de culpabilidad o una condena, incluidos Randall "Duke" Cunningham y Duncan Hunter, republicanos de California; Bob Ney, el republicano de Ohio; Chris Collins, el republicano de Nueva York; y Jesse Jackson Jr., el demócrata de Illinois que se fue antes de ser acusado.

El proceso de expulsión del Senado es bastante turbio y ningún senador ha sido expulsado desde la Guerra Civil. En 1995, Bob Packwood, el republicano de Oregon acusado de acoso sexual en serie, estuvo a punto de ser expulsado cuando La Comisión  de Ética del Senado recomendó su destitución. Renunció antes de sufrir la indignidad.

Es el mismo camino tomado por Harrison Williams, el demócrata de Nueva Jersey, condenado en el escándalo ABSCAM.

Quizás el senador Bob Menéndez sea el próximo caso de prueba. Menéndez ya sobrevivió a un juicio federal por corrupción y fue reelegido. Ahora, enfrenta cargos federales en un caso de corrupción diferente. Aún no está claro si Menéndez se postulará para su escaño en 2024 o no.

Un revisión del Servicio de Investigación del Congreso (CRS, por sus siglas en inglés) de las expulsiones de la Cámara de Representantes y el Senado intenta —y fracasa— encontrar una prueba consistente para la expulsión. Los legisladores, todos ellos candidatos a las elecciones, detestan decirles a los votantes que eligieron a la persona equivocada.

Por lo tanto, el CRS considera que el debate en torno a la expulsión es una competencia entre "preservar la integridad de una cámara determinada versus el interés en preservar los resultados de una elección democrática".

Esta historia se ha actualizado con información adicional.